Getting to know you.

VIII

???

- ¿Y? ¿Lo lograste? - Ambos señores miraron al que acababa de entrar a la habitación, tenía un sonrisa triunfadora en su rostro.

- Obviamente, todo de acuerdo al plan~

- Ajá. ¿Y qué hiciste para que esté "así"? - Alejó el periódico para verlo mejor.

- Darle una pequeña gran información. ¿No es obvio? ¿Que es lo que más le afecta a un padre? Que algo le suceda a sus hijos. - Tomó asiento cerca de sus compañeros.

- ¿Y...?

- Solo hice unos cambios a los papeles, nada importante. Se ve que le afectó más de lo que lo hacía la tortura.

- De saber que si hacía eso ya iba a este de nuestro lado lo hubiese hecho para ahorrar tiempo al pedo. - Enrrolló al diario y lo dejó a un costado de la mesa.

- Eso es cierto. ¿Sabés lo que cansaba hacer eso? - El tercero rodó los ojos.

- No importa, lo importante es que ahora ya podemos empezar la mejor parte. - Los tres se miraron con una sonrisa sádica.

:)

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¿Ahora que hacía? ¿Se iba? ¿Lo escuchaba? ¿Que podía hacer? Comenzaba a ponerse más y más nervioso e inseguro. Por reflejo alejó su muñeca de un tirón, la tocó y miró al contrario, quien alzó una ceja ante su acción repentina, tampoco es como si lo hubiese agarrado con fuerza o sin cuidado.

- ¿Qué? - El inglés lo miró fijamente por varios segundos y volvió a la posición de siempre.

- Debías decirme la condición que mencionaste en nuestra charla en persona y virtual.

- Qué. - Lo miró sin comprender del todo. El de galera suspiró y buscó su móvil, el cual desbloqueó, entró a una aplicación y le mostró la conversación que habían tenido, donde claramente habían hablado de dicha condición.

- Aaah, cierto. Uh perdón me re olvidé de eso. - Rió nerviosamente. El europeo lo miró con cara de "¿Es en serio?" - Ahora lo pienso y te digo mañana, ¿Dale? Graciaaas. - Se dió vuelta y se fue rápidamente del lugar dejando confundido al de monóculo ante las acciones ajenas, "¿Qué le sucede?" Pensó. Negó con la cabeza y también se fue del sitio apagando la luz del comedor; dudó de ir a dormir a su habitación o terminar su trabajo, pero por esta vez decidió mejor ir a dormir. En cambio, el argentino se quedó mirando el techo por un largo rato sin lograr conciliar el sueño. Una hora, dos, tres... Ya están algo harto, ya siquiera tenía en que pensar como para entrenenerse; se dió vuelta quedando boca abajo para mayor comodidad. Al parecer para ambos, pues el gato se acostó en su espalda. Al fin, luego de horas logró caer en un profundo sueño.
Al día siguiente, el argentino se despertó algo cansado pero de todas formas se levantó para hacerle el desayuno a todos. Hizo sus cosas y bajó a la cocina, puso las cosas para hacer mate y miró el contenido de las alacenas, "¿Tan obsesionado está con el té?" Pensó al ver cajas y cajas, y más cajas de bolsitas con té de diferentes sabores. Bueno, se quedó pensando unos momentos y negó con la cabeza, tampoco tenía el derecho a juzgarlo por exagerado pues el también tenía paquetes de yerba, pero lo peor, era que siempre que habían visitas lo miraban extraño, el tener tantos de esos paquetes y no lograr leer que contienen parecía sospechosamente droga o algo malo; más de una vez le hicieron tal chiste...
Al terminar volvió a subir al primer piso para despertar a sus hijas y que ellas hagan lo mismo con su otro padre. Luego de un par de minutos ya estaban todos sentados en la mesa con sus respectivas desayunos, miraban asombrados los que les había preparado el mayor, se veía muy delicioso.