—Mañana por la noche toco en el Wiltons, por si quieres escucharme tocar— Le explicó con una media sonrisa a Alicia, antes de despedirse de ella en la calle Jermyn, justo detrás del comercio del señor Hatchard.
Ambos sabían que si alguien les viera juntos se meterían en un problema. Ella estaba prometida, y él era un antiguo ladrón de los barrios bajos de Londres, de un estatus social menor que el de ella. Así que habían pactado en encontrarse y despedirse en la parte trasera de la librería, donde nadie los pudiera descubrir. Apenas habían pasado tiempo juntos, incluso menos de una hora, con el pretexto de salir a tomar el aire, al menos era lo que Alicia le contaba a Rusell para salir. Entonces corría hasta encontrarse con él, daban un paseo y luego volvían a despedirse en el mismo lugar. Eso llevaban haciendo dos días seguidos, a las diez de la mañana.
La verdad era que a Alicia le resultaba emocionante, se sentía libre y rebelde, aunque solo fuese un rato.
—¿Es ese restaurante tan lujoso que está a poco de aquí?
—Si— Afirmó, parecía emocionado.
—Intentaré convencer a Rusell— Sonrió. Caían unas pocas gotas de lluvia, pero se respiraba una brisa agradable, aunque no menos fría. Alicia alzó su mano y le acarició el barzo a su amigo, quien se sujetaba en una posición desenfadaba en su paraguas negro—. Te diré algo en cuanto lo sepa.
—Genial— Rudy le miraba los ojos entrecerrados por el viento y sus rizos moverse—. ¿Nos vemos mañana?
—Por supuesto— Afirmó—. Oye, ¿podrías traer a los demás chicos? Si aun mantienes contacto con ellos, claro.
Bajó la cabeza, con una mueca indescifrable en la cara. Meneó un pie fruto del nerviosismo y tras humedecerse los labios volvió a subir la cabeza.
—Félix. Él vive conmigo— A Alicia le brillaron los ojos. El pequeño Félix... ¿Como estaría?—. Le cuido, pero este invierno le ha pasado factura. Está estable pero prefiero que no salga de casa.
—Puedo escaparme algún día, me encantaría verle- Dijo sonriendo—. ¿Y los demás? ¿Cómo está Charly?
—Hum...— Hizo, frunciendo el ceño y apretando los labios. Había ocurrido hacía mucho y Alicia no tenía ni la menor idea—. Él, no... Falleció hace años- Le costaba recordar.
—¿Cómo dices? No... No puede ser— Hizo Alicia, tapándose la boca con su mano enguantada, un gesto que a ojos del muchacho era muy femenino y elegante, por muy inconsciente que fuese.
—Lo lamento, debí habértelo dicho antes...
—No te preocupes por mi— Dijo, e intentó buscar su mirada después de verle bajar de nuevo la cabeza—. Soy yo quien lo siente, no debí haber mencionado nada— Hubo un pequeño silencio, y luego volvió a hablar, expresando lo que no sabía si era o no buena idea preguntar—. ¿Que fue lo que ocurrió?
—Él no supo despegarse de los bajos fondos, bebía mucho, se metía en peleas, robaba por diversión... Y en una de esas peleas callejeras, con tan solo quince años...— Se mordió el labio inferior para aguantar el llanto. Alicia se sentía fatal al ver a su amigo de aquella manera, no se merecía pasar por nada malo—. Se quedó tirado en el suelo, Ali, lleno de golpes y sangre, borracho y humillado— Parecía que le doliera algo al explicarlo, y la joven no pudo evitar el gesto de cogerle la mano y acariciársela, en señal de su apoyo y del duelo compartido.
—Rudy... No pasa nada. No es culpa tuya— Con la otra mano le acarició el mismo brazo. Quería darle un abrazo, pero sabía que no podía.
—Te prometo que intenté ayudarlo, lo intenté con todas mis fuerzas, pero...
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Alicia Blair
Historical Fiction(En revisión) Tras la muerte de su única amiga bajo sus ojos, Alicia Blair, otra obrera invisible de la Londres industrial, decidió que no iba a correr esa misma suerte, huyendo y finalmente instalándose junto a un conocido grupo de truhanes del Soh...