Día cuatro: Ángel x Demonio

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Aveces no hay mucho que se pueda hacer contra la inminente llegada del destino, Kirishima aprendería eso de una manera poco convencional.

Bakugou es un demonio con reciente (y extraño) apetito sexual.

Quiere buscar a una víctima perfecta, acordé a sus gustos personales.
Quiere hacer que muera del puro placer que, a pesar de ser virgen, le dará.

Quiere a alguien parecido a un ángel.

Y lo halló. Sin tener problema en que este fuese un hombre.

Tenía todo lo que estaba buscando.

Un cuerpo limpio y virgen, libre de malas intenciones. Tenía inocencia y belleza tanto física como interior.

Bakugou es del tipo de demonios que destruyen el planeta, sin embargo, estos demonios, si bien son codiciosos, nunca se han querido relacionar con seres tan inferiores como lo son los humanos.

Nadie sabe que fue lo que llevo a que el demonio de cabellos color ceniza quisiera algo tan extraño como el "sexo".

¿Qué ganaba con eso?

- No te entiendo, Katsuki -declaró Kyoka, mirando con desprecio como una mujer humana lloraba desconsolada a un lado de un puente sin tránsito

La vida humana era tan sin sentido.

Vivían para complacer a otros en lugar de preocuparse por si mismos.

- No tienes por qué entender una mierda -respondió agresivamente el rubio

Y, luego de dar un último vistazo a su alrededor, le dio la señal a la chica y emprendió su vuelo hacia el mundo de los humanos, llendo directo a la casa del muchacho que ya desde hace tiempo estaba observando.

Se paró fuera de la puerta del muchacho pelirojo, desapareciendo sus cualidades (tales como alas, cuernos, garras y afilados colmillos) y llamando a la puerta con tres firmes golpes.

Desde adentro se escuchó un "Ya voy" seguido de pasos apresurados hasta la puerta.
El pelirojo dueño de la pequeña casa abrió la puerta con una pequeña sonrisa amistosa, mirando al chico que estaba parado afuera- ¿Hola, en que lo puedo ayudar? -preguntó, todo sin dejar de lado su característica amabilidad

El cenizo sonrió grande, mirando fijamente al pelirojo, quien se incomodó en su lugar, quitando su sonrisa poco a poco.

La sonrisa del cenizo era de todo menos agradable.

Pero, antes de insistir con su pregunta, el rubio se abrió paso a la fuerza dentro de la residencia. Asustando al muchacho humano.

- ¿Disculpa?, ¿Quién eres tú? -preguntó

Pero Katsuki no respondió.
Miró a su alrededor, analizando su entorno, deteniéndose en el, no muy grande, sillón para dos.

Se sentó ahí e hizo una seña hacia el pelirojo, indicándole que se acercara.

- Kirishima Eijiro, ¿verdad? -preguntó, aún que tenía la certeza de que ese era su nombre

- ¿Cómo lo-

- Acércate -interrumpió Katsuki, indicando con su índice el lugar a su lado

Eijiro, ahora un poco más asustado que antes, se acercó, sentándose cuidadosamente en su sillón.

Katsuki sonrió ante aquello, obligando al cuerpo del humano a acercarse a él hasta el punto en que sus muslos se juntaron.

- Vengo a proponerte algo -soltó, dejando nuevamente a la vista sus particulares rasgos de demonio, cosa que alertó a Kirishima, llevándolo a intentar alejarse del cenizo, pero este no lo dejó

Así que, intentando calmarse, respiro profundo y preguntó- ¿Qué es lo que buscas?

El rubio, sin hacerse del rogar lo señaló- A ti -y luego se acomodó para dejar al pelirojo un poco más por debajo de él- Veo deseo en tu corazón, pero no sé de qué -agregó, señalando su pecho, justo donde se supone estaba su corazón- Así que dime qué es lo que deseas y dalo por hecho, Eijiro -dijo, pronunciando su nombre con un tono burlón

El aludido se quedó en blanco, procesando lo que acababa de escuchar- ¿Qué mierda eres? -preguntó, frunciendo su ceño con irritación ante lo que no comprendía

- Respóndeme, ¿Qué es lo que más deseas? -contestó el cenizo, ignorando la pregunta ajena, insistiendo con al suya

Kirishima mantuvo su boca cerrada, sintiéndose repentinamente triste, nostálgico, desamparado.
¿Por qué de repente se sentía tan acorralado?

- ¿Qué estás haciéndome? -preguntó, tratando de que no se notara su voz quebrada por el llanto que estaba aguantando

Pero Katsuki ya estaba comenzando a perder los estribos por culpa de los titubeos ajenos.

- ¡¡Dime qué putas es lo que deseas a menos que quieras que te mate en este mismo instante!! -gritó, levantándose bruscamente del sillón, apretando sus puños mientras sus ojos se volvían completamente negros y su piel cambiaba hasta ser de color rojo, representando a la perfección su estado de ánimo iracundo

Kirishima se sintió incluso peor que antes, llorando desconsoladamente sobre el sillón, tratando inútilmente de limpiar las lágrimas que caían de sus ojos.

El rubio, al ver aquello, trato inútilmente de calmarse para así evitar empeorar el estado de su víctima.

Había sido difícil encontrar entre los inmundos humanos un alma tan pura y perfecta como la de aquel sujeto.

Sería demasiado estúpido de su parte matarlo después de todo lo que le costó hallarlo.

- Yo... Lo que más deseo es ser amado -respondió suavemente Kirishima, sintiendo que el torrente de emociones negativas en su interior se apaciguaban luego de confesar eso

El cenizo, ahora un poco mejor y más tranquilo, miró con una ceja alzada al pelirojo, frunciendo su ceño con disconformidad.

- Imposible, tiene que haber otra cosa que desees -tajó, cruzándose de brazos, reacio a aceptar aquello

Pero Eijiro, levantando lentamente su rostro, negó- No lo hay, eso es todo lo que deseo -confesó

La seguridad en el rostro y palabras de humano descolocaron a Katsuki, haciéndolo bufar, exhausto de todo lo que estaba tardandose en poder llevar a cabo lo que quería.

- No, no se puede -volvió a tajar, mirando fijamente los ojos de Eijiro, los cuales aún estaban aguados- Los demonios como yo no sienten ese tipo de emociones humanas patéticas -agregó, frunciendo su ceño por lo que estaba por decir- Y no pienso compartirte con nadie

Kirishima se quedó completamente callado luego de escuchar todo lo que él cenizo acababa de soltarle.

Estaba un poco asustado de decir algo que molestará al demonio y que este, en consecuencia, terminara por matarlo. Pero realmente, ahora que se le estaba dando la oportunidad, deseaba poder sentir amor.

Deseaba que alguien lo amara y él también poder amar a ese alguien.

- ¿Has sentido odio alguna vez? -preguntó, mirando con cuidado la expresión ajena

Katsuki sonrió altanero, elevando una ceja hacía en pelirojo- Por supuesto que sí, idiota -respondió

Eijiro intentó sonreír al escuchar esa respuesta por parte del demonio, sin embargo, no lo logró, puesto que aún estaba un poco triste y asustado.

- ¿Entonces qué te hace pensar que no puedes sentir amor? -insisitió

Katsuki, extrañado de las palabras ajenas, miró a Eijiro fijamente, como buscando algo.
Y finalmente negó, sonriendo apenas visible para los ojos del pelirojo.

- Bien... Tú ganas, bastardo -soltó

*.✧KiriBaku Week 2020✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora