Adiós...?

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"un día más, formas nuevas de como pensar en suicidarme"

Apuntó Freddie usando el bolígrafo con sus niveos dedos moviendo sus piernas de un lado a otro, ya conocemos su comportamiento infantil. Hacía un buen rato que la mente de Freddie estaba siendo manipulada por un pequeño sujeto que siempre le ponía los pensamientos negativos en mente. Era una lucha enfermiza y temerosa de que cada una de sus neuronas. Así que en una pequeña libreta que le habían dado escribió aquella frase, le gustaba expresar lo que las voces le susurraban o gritaban a todo pulmón en su perturbada mente. No fueron de esperar sus pequeños pucheros, odiaba cuando se sentia con unas ganas de desaparecer y simplemente olvidar todo, de sentir como su cuerpo iba desapareciendo poco a poco. Sentirse en un paraíso que sólo su mentecita enferma podía tener en momentos de tensión.

Pero, despertar cada mañana sintiendo que todo su cuerpo está amarrado a rocas tan pesadas que respirar te cuesta. Suspiró tímido mirando sus piernas, pero se mantuvo en silencio al oír que alguien entraba a su habitación. Sería una revisión pequeña.

(*)

Los pájaros cantaban felizmente , el clima era fresco, todo parecía ser el inicio de una película familar de los 80s, donde todo lo que sucedía sería una hermosa casualidad de la vida que tenía que ser celebrada. 

Todo parecía ser perfecto y maravilloso, pero, ¿que se podía esperar de un hospital? ¿Ver a todos felices? Creo que la respuesta ya es obvia.

En los pasillos del área de psiquiatria se encontraba Freddie, quien felizmente jugaba con los colores que le habían proporcionado junto a pinceles y crayolas. Hacía dibujos de las cosas que había soñado durante la semana, más que nada era una revisión de como manejaba su sistema las situaciones tan estresantes del hospital, las revisiones diarias, los encuentros entre médico y paciente, unos días antes había lastimado a un médico,puesto que lo había mordido en su hombro cuando le proporcionaban medicamentos y algo de comida. Freddie había tenido un mal día, estaba enojado por alguna razón desconocida y simplemente no quería ver a nadie, así que apenas vio a esa persona cruzar la puerta se lanzó contra este y bueno, hizo lo que hizo.

Pero nadie lo había culpado,eso sí, había recibido un buen golpe del médico, pero se lo llevaron a esta zona, donde el trato que los pacientes recibían en cierta forma era mejor. Y ahora Freddie se encontraba mejor, su felicidad no era como la que tenía durante el tiempo que tenía junto a John. Pero los médicos no podían dejar que Freddie se volviese un puto maniático en unos cuantos días, si su cerebro no cooperaba tendrían que tomar medidas duras, tenían que hacer todo para por lo menos dejarlo con un retraso. O simplemente matarlo sabiendo que ya no seguirá estorbando en el hospital.

Dura forma de pensar, lo sé, pero dudo que esos médicos puedan tener la capacidad suficiente para preocuparse por sus tratamientos y avances. Fred seguía teniendo una mentalidad superior a la de los demás, sus personalidades estaban consciente de la mierda que ocurría momento a momento en su vida. Lo protegían. Lo hacían sentir seguro.

(*)

Ahí estaba John, caminando por los pasillos de la zona donde Freddie se encontraba, mientras caminaba miraba las puertas de cada habitación esperando a encontrar el número del cuarto del otro, suspiro profundamente aumentando su paso hasta que logró encontrar la que quería. Tocó un par de veces.

-Entonces supuse que un dragon estaba ahí y... - Freddie se quedó callado al oír golpes en la puerta, miró a la doctora algo temeroso y está hizo un ademán para que se calmase.

-Tranquilo, iré a ver - Le sonrió y apenas abrió miró a John, una sonrisa salió en su rostro. Al aparecer John le había comprado flores a su paciente preferido. - Oh doctor Deacon, adelante adelante - La doctora se hizo a un lado dejándole pasar. Suspiro sonriendo y salió del cuarto para darles espacio.

He's just a boy ... right? ( Deacury ©) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora