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Kim JungWoo, 18 años, piscis, su cumpleaños era el 19 de febrero, tenia un perrito, vivía con su madre y su padrastro, su padre biológico había fallecido en un accidente de tránsito, su comida favorita era toda, su color favorito era el verde y le encantaban los girasoles.

—¿Qué haces aquí? Te estamos esperando para cenar Yuta. — el muchacho se giro con fastidio a la voz de su madre.

—Ya cene.—

—No te estoy preguntando, te ordenó que bajes a cenar con familia.— la señora se tallo el sien y salió de la habitación de su hijo.

Familia, ¿ellos realmente lo eran

El chico bajo con un humor de los mil demonios y tomó asiento frente a su madre.

—Dios por favor bendice estos alimentos.— pronuncio en voz baja su padre y Yuta rió.

—¿De qué hablamos Nakamoto?— lo regañó su madre.

—Es una estupidez, a quién le hablas hombre.— el padre de Yuta aflojo su corbata queriendo mantener la calma.

—Por favor hijo no empieces.—

Yuta rodó los ojos antes de comenzar a comer.

—¿Cómo te fue...— no la dejó acabar.

Yuta había esperado todo el jodido día para que su madre le hiciera esa pregunta y poder explotar.

—De la mierda, sin decir que me obligaron a estudiar algo que no deseo, tengo que usar el estúpido autobús lleno de gente y soportando el jodido calor, todo porque me castigaron el auto, en esa estúpida universidad no conozco a nadie.—

—Sabes que lo hacemos por tú futuro y el auto... Casi atropellas a alguien hijo.— explicó con cansancio su madre.

—El idiota de YoonOh se lo merecía. Y es una lástima que no fui más rápido.— bufo.

—Bien, mañana tendrás tú auto de vuelta Yuta es tú recompensa por asistir.—

—¡Genial! Hasta que dices algo que no me da nauseas.— fingiendo emoción se levanto de la mesa. —Adiós.— y se largo a encerrar a su habitación.

[...]

A la mañana siguiente Yuta se quiso dar de topes en la cabeza, por más que quiera ir en su precioso Lamborghini Aventador color amarillo ansiaba ver a ese precioso chico nuevamente. Así que ahí iba Nakamoto, caminando hasta la parada y tomando el autobús, abriéndose pasó en el mar de gente hasta toparse con JungWoo.

—¡Yuta! Buenos días.— una suave sonrisa lo recibió y sí, Yuta podía fácilmente tomar el autobús, si ver a JungWoo era la recompensa.

- ̗̀ʚᴏʙsᴇssɪᴏɴ;; ʏᴜᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora