15

729 106 19
                                    

En medio del patio escolar iban caminando JungWoo y Yuta, todos los alumnos y alumnas los observaban con admiración, todos sabían que ambos se amaban, Yuta siempre le llevaba flores, chocolates, girasoles y demás regalos, siempre le llevaba la mochila y le sostenía la mano, le daba brillantes sonrisas y procuraba por JungWoo, mientras que el chico con apariencia de ángel le daba cartas de amor, besitos a escondidas y muestras inocentes de afecto.

Pero está vez no era la ocasión, Nakamoto sostenía con una fuerza inhumana la delgada muñeca de JungWoo mientras lo llevaba hasta su auto, esté por su parte intentaba no gritar, llorar o quejarse, toda persona que se cruzaba con su mirada observaba una linda sonrisa.

Ellos se aman tanto.

Después de unos minutos llegan al estacionamiento y Yuta abre la puerta, prácticamente empujando a JungWoo dentro, azota la puerta sintiendo su sangre hervir.

—L- la gente está viendo...— la débil voz de JungWoo lo hace voltear, desliza una mano por el muslo del menor apretándolo con toda la fuerza que tenia, una mueca de dolor se formó en el rostro de JungWoo.

—Moon TaeIl, te vi hablando con él. — los ojos del japonés lucen aterradores y el tono de su voz es tenebroso.
—¿Qué carajos te dije JungWoo? No puedes ver a nadie que no sea yo, eres una maldita perra.— JungWoo tiene el corazón destrozado pero se alarma cuando escucha el sonido del motor.

Yuta iba a conducir y cuando está enojado es como subirte a la carrosa de la muerte, la última vez casi se accidentan.

—Y- yo... Era sobre una tarea, si quieres te lo muestro o ve a preguntarle tú mismo... Te juro que no hice nada malo, sabes que te amo.— a esté punto ni llorar servía, Yuta estaba enfermo y estaba enfermando a JungWoo.

—Cállate.— de forma seca, el chico se limita a ver por la ventana.

Tardan aproximadamente ocho minutos en llegar a casa de JungWoo cuando habitualmente llegaban en quince.

El chico de cabello castaño baja del auto y cierra la puerta con cuidado, rodea el auto con la intención de darle un beso de despedida a su novio, pero se sorprende al verlo bajar del auto.

En silencio abre la puerta de su hogar pidiéndole a todos los Dioses existentes y por existir que su madre se encuentre.

El silencio lo recibe y deja su mochila en el sofá, observando una nota en la mesa.

Mi amor, tengo trabajo y llegaré muy tarde no me esperes despierto, deje comida en el microondas, te amo.

—Mamá.

Los vellos de su cuerpo se erizan y siente unos brazos rodear su cintura, por favor ahora no.

Yuta lo carga como a un saco de papas y toma camino hasta la habitación de JungWoo, el chico no hace nada para detenerlo, solamente llora en silencio.

Llegan finalmente y Yuta deja sentado a Woo en la cama.

—La ropa, quítatela.— ordena fríamente y los ojos de JungWoo se llenan de lágrimas.

—Por favor Yuta en serio no quiero, yo no estaba coquetando con él. — siente la mejilla arder segundos después y escucha en su habitación el eco de una bofetada.

Yuta comienza a quitarle la ropa de forma brusca y JungWoo patalea y trata de alejarlo.

¡Mentiroso prometiste no volver hacerlo! Mentiroso, mentiroso.— JungWoo llora cuando escucha el sonido de la cremallera ajena.

Siente como abre de forma brusca sus piernas, como los fríos dedos ajenos sujetan y aprietan sin ninguna delicadeza sus muslos y finalmente siente como todo su interior duele.
Yuta había entrado en él sin ninguna preparación y estaba moviéndose de forma brusca, lastimando al precioso chico.

JungWoo suelta alaridos y quejitos, le duele y se siente tan patético, voltea a ver la puerta de su habitación, muchas veces se imaginó a su madre entrando, empujando a Yuta, salvándolo, se imagina a sí mismo libre y sano, se imagina feliz.

Pero nunca sucede y solo se queda como una fantasía.

Al cabo de varios minutos los sonidos que salen de la boca de JungWoo enfurecen más al japonés.

¿Por qué no cierra esa sucia boca? No es así como le gusta a las zorras?

Una de sus manos se desliza hasta su cuello y comienza a asfixiarlo, los ojos de JungWoo se ponen acuosos, muchas veces deseó que el japones ahí mismo lo matará, tampoco sucedió jamás.

JungWoo golpea el brazo de Nakamoto en busca de su liberación y es que el oxígeno se le acabó, segundos más tarde el japonés lo suelta y sale de su interior, pues ya había acabado.

—Quinientas veces, no debo ser una perra y debo complacer a mi novio.— JungWoo está aún recuperando el aire y por si no fuera poco ahora tenía un dolor en su parte baja.

El chico se viste y más calmado deja un beso en la frente de su novio, mientras este se hunde en las cobijas y como si fuera nada le sonríe.

—Te amo como no te imaginas.— murmura y nuevamente los vellos de su piel se erizan, el japonés no recibe respuesta y solamente sale de la habitación y posteriormente de la casa.






































La mañana siguiente todo el mundo observó a JungWoo, lucía precioso, con una bufanda al rededor de su cuello, sus ojos lucían brillosos y su carita estaba rojita, por otra parte Yuta lo sorprendió con un ramo muy grande de girasoles, la gente los veía con ternura pues el chico con apareciencia de ángel también tenia un obsequio, le entregó una carta bastante rechoncha con un precioso listón azul, todos se preguntaban de dónde JungWoo sacaba tantas palabras hermosas para su novio.

Ellos se aman tanto.

El amor a veces es enfermizo e hiriente. No todos los enamorados en serio lo están, solo te hacen ver lo que quieres.

Porque una gran carta pueden ser en realidad un montón de planas y un ramo de girasoles una disculpa por abusar y maltratar un cuerpo.

Pero, ¿qué más da?

Ellos se aman tanto.

- ̗̀ʚᴏʙsᴇssɪᴏɴ;; ʏᴜᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora