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La psicóloga golpetea sus uñas contra el escritorio, en su estómago hay una agria sensación y su cabeza amenaza con doler, sí tan solo Kim JungWoo abriera la boca y dejará de estar llorando.

—Te voy a preguntar nuevamente cariño, ¿por qué lloras?—

JungWoo está en una crisis de nervios, muerde sus uñas constantemente mientras se mantiene hipiando por el llanto anterior.

JungWoo, lamento decirte esto por mensaje pero padrastro, el señor Min murió.”

Aquello seguía en su mente, no paraba de pensar en ese día y su corazón dolía porque eso significada que toda persona que él ama está en peligro.

Toc, toc.

JungWoo voltea a la puerta directamente y sus vellos se erizan.

—Adelante.— dice la psicóloga mientras talla sus sienes evidentemente frustrada y cansada.

JungWoo observa a Nakamoto entrar y caminar hasta él, sujetándole la mano, dándole una mirada de preocupación pura.

—Escuche que te pusiste mal en el almuerzo mi amor.— los ojos de JungWoo se llenan de lágrimas otra vez y Yuta inmediatamente lo abraza, su bebé está muy mal y debe averiguar cuál es la razón que lo tiene así, se mantiene dándole caricias a su espalda hasta que escucha que el llanto del chico disminuye.

Quiero irme— escucha el susurró del menor y la psicóloga solo le hace una ademán con la mano  para que se lo lleve, Yuta le ofrece su mano a JungWoo y esté la toma.

La señorita Lee suspira aliviada, no le pagan lo suficiente como para soportar adolescentes idiotas con problemas de pareja.

En el camino al estacionamiento de la universidad la pareja se mantiene callada, Yuta tiene el corazón doliendo por ver a sí a JungWoo, mientras que el nombrado piensa en lo horrible persona que lo lleva de la mano.

Lo mataste.— dice de repente, confundiendo a Yuta quien simplemente para de caminar para encararlo y que le explique.

—¿Uh?, ¿de qué hablas mi amor?— lo observa a los ojos y JungWoo siente como las lágrimas nuevamente amenazan salir de sus ojos.

—Al señor Min, mi madre me aviso por eso me puse así, Yuta lo mataste.— Puede controlarse, puede hacerlo. Pero incluso mantener su mirada conectada con la del japonés le hace sentir temor, un miedo inexplicable y su cuerpo entero grita peligro cuando está cerca de esté.

—Mi amor... ¿Por eso llorabas?— Nakamoto suspira aliviado, cómo si las palabras que dijo el chico frente a él fueran pues, prácticamente nada.
—Ese hijo de puta te molestaba mi niño, te hacia sentir mal, te hacia infeliz, yo sólo hice lo que mejor sé hacer, defenderte y protegerte, ahora nadie te va hacer sentir mal, ¿sí?— rodeó el inerte cuerpo en un suave abrazo mientras JungWoo se maldecía por ser tan imbécil y cobarde.
—Vayamos a tú casa, hay un funeral que organizar... Y más te vale no contarle a nadie sobre esto a menos que el próximo funeral que quieras organizar sea el de tú madre.

JungWoo tiembla entre sus brazos mientras ahoga las ganas de gritar de puro coraje, frustración y miedo. Porque Yuta estaba loco, estaba enfermo y él estaba condenado a siempre perder, porque sabía que Yuta podía hacer y deshacer por él, porque tenía una mente retorcida y el dinero suficiente para desaparecer a quién sea.

—Sabes que nunca permitiría que algo malo te pasará, sabes que te amo más que a nadie, más que a nada y no hay algo que yo no hiciera con tal de tenerte feliz y contento.







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- ̗̀ʚᴏʙsᴇssɪᴏɴ;; ʏᴜᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora