Cambios Puedes Hacer [Steven Universe×lectora]

Maravillas.

Todos tenemos un punto débil.

Y acabo de encontrarme nuevamente con el de Perla.

Tal vez lo había olvidado, entre los escombros que mi mente bloqueó. ¿Qué más daba? volvía a poner mis propias manos al juego.

No iba a colgar esto como un asunto de antemano y luego lo volvería a continuar. Lo pensé mucho, y creo que para iniciar nada mejor que eso. Sus ojos azules tristes observando me esa noche, mientras yo suplicaba farfullando doliente, me ayudará.

Nunca le agrade, pero tampoco dí con una sola imaginación a lo que era capaz de llegar. Y, de una forma u otra, terminó confirmando mis peores suposiciones.

El mínimo aprecio que sentía, se título odio. Agregando las desagradables canciones en busca de ánimo, supuse. Debía hacer algo pronto, para mí y ese sentimiento seco de una buena razón para seguir adelante. De hecho, será entretenido. Un último trabajo antes de una merecida retirada en victoria.

Estoy pensando en mí, en mi bienestar. Luego veremos el resto.

¿Venganza? no, no, no. Yo lo llamo una lección realista. Eso es distinto.

No lo veo difícil, Steven, la cosa que de alguna forma me mantengo segura tiene lazos fuertes con Rosa. De ADN, si. Es lo más cercano. Porque el cambio de forma es increíble, no pareciera simplemente haber tomado una imagen pasajera, al contrario es fija y sin problemas para mostrar defectos en su disfraz. Por tanto, asumo no es ella, pero de igual manera, para Perla sigue siendo igual. Lo sé, lo ví en sus ojos, inevitablemente expresivos como siempre. Rara vez no es obvia en sus emociones. Daría en el blanco con eso.

También se que tiene miedo le diga a la opuesta mini versión de Rosa lo que sucedió. Probablemente la haría sentir peor de lo que ya se encontraba.

Por eso tanta desesperación en arreglar las cosas conmigo.
Las malas noticias estaban en que, nosotras no teníamos nada que salvar. Al contrario, era saldar.
He iba a hacernos un favor al dar el primer paso.

— La ciudad placa es interesante. Quiero conocer todo, cada detalle de este lugar — rió, aunque no encontré la gracia.

— Es: ciudad Playa, _____________. — me corrió, sonriente. Supongo que esa es otra virtud distinta a las que estoy acostumbrada. La amabilidad en su voz es extraña pero no afecta en ningún sentido — Descuida, tendrás mucho tiempo para adaptarte y...

— Steven, — nombre, imprudente de interrumpir pero hastiada de la sola idea de seguir permaneciendo en esa estadía de tal planeta. No era el plan — Como compredenderas, éste no es mi estado...No pertenezco aquí. Mi especie, — le señalé las alturas del cielo, buscando inútilmente con la mirada la existencia del planeta madre a los ojos terricolas. Quería dejárselo muy bien explicado para menos detalles contradecidos — debe estar allá.

Yo tenía una sonrisa leve, él una mueca poco convencida. Inmediatamente, crucé las cejas. Bien, lo terco era común en ambos. Padecían el mismo síntoma irremediable.

— Dijiste que querías ayudarme. ¿Verdad?

— Así es.

Qué lindo, está seguro.

— Entonces, permíteme tomar nuevas decisiones. Pasé años bajo el reglamento de Las Diamantes, y no pienso tomarme un descanso en la Tierra — aplaudí alzando los brazos, viendo diversas direcciones como si hubiera un público en desacuerdo con su opinión — Claro, tendré una estadía aquí. Pero será pequeña a comparación de mi próximo destino.

— ¿Tienes conocidos en el Planeta Madre?

— Exactamente. Cómo entenderás, los extraño mucho — he visto esta técnica antes en estos seres de su especie, la faceta: victimizando. Intentaría darle uso a partir de entonces, él parece ser un blando de alto rango. De una u otra manera servirá — Te prometo que no haré nada malo.