Cambios Puedes Hacer [Steven Universe×lectora]

Entender.

La narración se dividirá en dos partes, una de ____________ y otra de Steven. Para compartir sus puntos de vista.

3.33 k en votos, ¿cuándo fue eso? cuando empecé a valorar con el corazón sus comentarios, sus lecturas, sus concejos. Gracias, muchas gracias. Casa día entro aquí y veo personas continuando con el apoyo hacia este proyecto, me animan aunque no se vea. Sé que merecen algo mejor que está historia pero, es lo que les puedo dar. Aún así, lo valoran con amor. Simplemente no hay palabras, se los agradezco ❤️❤️❤️

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— ¿Aún quieres ir con Las Diamantes?

No le contesté. Mi cabeza andaba con la meta de no repensarlo. A desgracia de todo plan, él estaba tomando revancha al hacerme créer en el lado absurdo de la idea. Cómo si fuese a funcionar, ¡media galaxia podría estar mejor enterada que yo! no es ningún secreto lo de Perla y Rosa, sus revoluciones, y sobretodo su conquista. Habían ganado de igual manera. Y ese peso cruel en mi interior aumentó en la pregunta del hijo de Rosa.

Steven lo negaría rotundamente. Pero sabía salirse con la suya como ella. Cuando alcé los hombros, dejándome llevar por el instituto de encaminarme al portal se dió cuenta de su victoria ante mi falsa lucha por hacer mi propia justicia personal.

La cólera me tenía con esa añoranza infantil. La venganza es infantil, es molesta. Me cansé de convencer mis puntos de algo que iba en mi contra. Acepté en silencio, yo me convertía en la perdedora, y que eso ni el mismísimo salvador y su trío de gemas lograrían cambiar.

Hay cosas que simplemente, no lo hacen. Continúan hasta su fin sin cambios o ajustes.

Le ví de reojo, hastiada de querer aparentar lo gentil conmigo. Cuando podía ser lo contrario, podía odiarme por arruinarle su vida, por hacerlo creer en su comparación con Rosa, debía ser así, repugnante. Recibía lo opuesto y me confundía, no tenía un rumbo que tomar con eso.

Estaba pérdida, tal y como hace mucho. Cuando solo era una guardiana que veía mejor lo predecible a lo desconocido.

Habíamos utilizado el portal de la escuela de gemas. Un alivio, porque me arrepentiría de esos pensamientos realistas al ver a Perla. Volvería al mismo agujero que atrapaba mi razón. Viendo a cada una me dí cuenta de que si las demás habían conseguido su felicidad a pesar de haber soportado tanto. Superando el pasado.
Cosa que Coral, Perla, Rosa y Steven me recordaron. Ese fue el problema, me hicieron volver a estancarme con esos amargos momentos de infelicidad a costa de otra ajena.

Son felices.

Sin Las Diamantes.

Sin todo lo que tenga que ver con ellas.

— Sabes, justo ahora me pondría a cantar una canción respecto a mi vida, pero me parece una perdida de tiempo. — Añadí con gracia al asunto de que ahí todo mundo supiera una canción entorno a las emociones y fuera la única alejada a esa tradición.

Sonrió. Lo había alentado.

— Podrías intentarlo.

— Aquí va...— negué, absteniendo las grandes posibilidades de su entusiasmo sin fin — Lograste convencerme de volver...

— ¿Yo te convencí? pero si tú quisiste...

— No interrumpas — señalé el punto con irritación, respiré antes de obedecer al instinto de ofenderlo, otra vez. — No lograrás converme de cantar. Eso no.

Entre cerró los ojos con sospecha, luego volvió a sus postura con una sonrisa. Analizó.

— De todas las gemas hostinadas que he conocido. Tú, — me miró — te llevas el primer lugar.