Ya pasaron 6 meses desde que me fui de México.
No voy a negar que los dos primeros meses fueron de los peores de mi vida, pero poco a poco aprendí a vivir sin ella.
La compañía de Daniela también a sido de gran ayuda, y la de su hermana mayor, Paula aún más. Al volver a Colombia, Daniela le pidió a Enmanuel y a su papá, si podía traer con ella a su hermana y ofrecerle un trabajo, tras platicarlo conmigo, aceptaron y al día siguiente ella ya estaba aquí.Paula es una chava de veintidós años, rubia,de ojos marrones y con muy bonitas curvas. Desde que llegó solo trató de seducirme, tuvimos relaciones en varias ocasiones y yo noto que aunque sabe que su hermana está enamorada de mí, no le importa.
Me encuentro en las caballerizas con Daniela, prometí enseñarla a montar y es lo que he echo, ahora es casi mejor jinete que yo.
-Cristopher, todavía tienes la cadenita que te regalé!-exclama al ver la cadena en mi cuello.
-Sí, la guarde en mi cartera y en la mañana cuando me duche decidí ponérmela.-digo sonriendo mientras acarició el rostro de una yegua color café.
-¡UCKER!-escucho que me llaman a lo lejos.- Ucker ¿donde estas?-reconozco la voz de Paula.
-AQUI ESTOY.-respondo.
-Hay holaa, no te vi en la mañana...¿Podrías venir a ver qué le pasa a mi bañera? Está atascada y quiero darme un baño...-dice poniendo una voz más suave.
-Pero, íbamos a montar...-reclama Daniela.
-Hay, hermanita, eso puede esperar, déjame te lo robo un ratito.- coje mi mano y estira para que vaya con ella. Miro a Daniela que fija su mirada en el piso, suelto la mano de Paula y beso la cabeza de Daniela.
-No tardo okey?- y cuando ella asiente me retiro junto a Paula
Llegamos a su recámara y voy directo a el baño dejándola a ella en la habitación.
Introduzco mi mano en la tina y veo que funciona perfectamente.-Oye, esto funciona perfectamente.-grito desde el baño. Volteo, voy hasta la puerta y la veo completamente desnuda sentada en su cama con las piernas cruzadas. -No me provoques Paula.-susurro señalándole con mi dedo índice.
-Ven acá.-dice moviendo su dedo.
Me acerco a ella, agarró sus manos y sin permitir que me toque, ni me bese la hago mia bruscamente, buscando mi propio placer.
-Tengo que irme.-digo cuando terminó dejándola en la cama. Me visto y salgo de la habitación.
Voy bajando la escalera cuando veo a una de las empleadas con un teléfono en la mano.
-Señor, tiene usted una llamada.
-¿Bueno?-respondo.
-Cristopher, Von Uckerman, ya puedes estar de camino de vuelta a México, tu ahijado va a nacer.-escucho la voz de Any al otro lado del teléfono aguantando el dolor.
-¿Que?-grito. -Sí, si, voy para allá.
Estoy preparando mis cosas cuando alguien llama a mi puerta.
-Ucker, que haces, ¿donde vas?-pregunta Paula.
-A México, mi ahijado va a
nacer.-respondo sin para de organizar mi maleta.-Voy contigo.-dice de repente.
Por unos segundos pienso que no es buena idea, pero luego imagino la cara de Dul cuando le cuenten que fui acompañado, y dedico aceptar. Sonrió malicioso imaginandola.
Preparamos nuestras cosas y después de hablar con Emmanuel y con su padre ponemos rumbo a el aeropuerto.
Después de cuatro horas de vuelo, por fin, piso tierra mexicana. Reconozco que estoy algo nervioso, no se el motivo, realmente pienso que es por conocer a mi sobrino, aunque también pienso que sea porque es posible encontrarme con mi todavía esposa.
Paula sabe que soy casado, le conté de Dulce y le dije que no voy a divorciarme de ella, aún así, Paula siempre me busca, me seduce o me provoca para que me acueste con ella, yo no soy de hielo, es una chava bastante guapa y un hombre necesita saciar sus necesidades. Ella trata y trata de conseguir un beso, pero jamás lo conseguirá mis labios siguen siendo de Dulce María y eso nada podrá cambiarlo.Subimos a un taxi y vamos directos para el hospital. En el camino le marco a Poncho.
-¿Ya lo tuvo?-pregunto sin saludar.
-No, Cristopher, parece que se está complicando, el bebé viene de nalgas y los doctores están esperando haber si coje la posición correcta, Any está con medicamentos para frenar las contracciones y ahora no tiene dolor. Si no cambia la posición le harán una cesaría.
-Yo no tardo en llegar ¿okey? marcale a alguien para que me traiga mi land rover a la puerta del hospital, ah y dile a mi wera que no se estrese que su amigo va para ya. Nos vemos...
-Oye y...-no le dejo acabar de hablar y termino la llamada.
Rápidamente paro en una tienda de bebé y le compro a mi ahijado algo de ropa, peluches y unas cobijitas y para Any un ramo de rosas rojas y una caja de bombones.
Vuelvo a subir en el taxi junto a Paula y ahora sí, vamos hasta el hospital. El trayecto es corto, no pasa mucho tiempo hasta que llegamos. Bajamos del auto y entramos en el hospital. A lo lejos veo el mostrador de información y hacia allí que voy.
-Hola, podría decirme dónde se encuentra la señorita Anahí Puente.
-Sí, claro.-busca el nombre en el ordenador. -Sexta plata habitación seiscientos ventiocho.
-Gracias.-le guiño un ojo a la atractiva enfermera y volteo.
-Oye, ¿que significó eso?-reclama Paula.
-¿De que hablas?
-Le coqueteaste a la enfermerucha esa.-dice comenzando a alzar la voz aciendo que me pare en seco para mirarla.
-Oyeme Paula, tú sabes que soy casado, y lo aceptaste, aún así, eres tú la que viene a buscarme y provocarme, no puedes reclamarme nada, cuando quieras irte, te vas y listo.
-Pero Cris...
-Ucker, no te dije que no me digas Cris?
-Está bien, Ucker, lo acepto , pero mínimo delante mía no le coquetees a otras.
No le respondo y sigo caminando hasta la habitación, como puedo, llamo a la puerta. Poncho abre y me ve todo cargado.
-¿Donde vas con tantas cosas?, wey, te pasaste-dice mi amigo sin poder abrazarme.
-Todo esto es para mi ahijado.-digo dejando las cosas sobre una silla. -Y esto, para mí Hermana-sonrio viendo la cara de felicidad de Any. Depósito un beso en su frente y le entrego los bombones y las flores.
-Oye, ¿y para mí no hay nada?-pregunta mi amigo indignado haciéndonos reír a todos.
-Sí, un buen abrazo. -respondo con mis brazos tendidos para abrazarlo.
-Está bien, lo acepto, pero solo porque hace seis meses que no te dejas ver... Oye, y nos vas a presentar o no?
-Ah, si. -digo dándome cuenta de la presencia de Paula. -Ella es Paula...- y sin siquiera llamar a la puerta entra Dulce con dos cafés en la mano.-...Mi novia.-termino de decir haciendo que se le caigan los dos cafés en el suelo.
Solo de verla, me quedo bloqueado, no sé cómo actuar. Vine con Paula para que le dijeran que vine con novia, no para que ella misma nos viera. Poncho se acerca a ella rápidamente.
-¿Te quemaste?-pregunta.
-No, no pasa nada.-dice con la voz diferente, como si quisiera llorar.
-Dul, deberías ir a la enfermería, quizás te ponen una pomada o algo...-insiste Any.
-Sí, vamos, yo te acompaño.-digo arrepintiendome nada más decirlo.