57. Necesidades

39 5 1
                                    

(Cambio de narrador)

La acompaño a la habitación y se mete en el baño. Tengo miedo...

- ¿Todo bien, cariño?-. le digo al ver que sale del aseo.

- Sí, claro. Es que me encontraba mal-. explica resumidamente.

- Va, me quedo contigo un rato, ¿quieres?-. sugiero al recordar las palabras que acaba de pronunciarme en la cocina. La hago sonreír.

- Gracias, amor-. Me abraza y no tengo más remedio y necesidad que responderla al abrazo tomando su cintura y apoyar mi cabeza en su hombro, que queda más abajo.

- No hay de qué-. Le respondo al oído. -Túmbate y descansa-.

La observo ponerse el pijama desde la orilla de la cama contraria a la que se apoya, y me pierdo en los poros de su espalda. Se tumba volviéndose a verme y se me agita la respiración al ver el modo del que dobla sus piernas.

- Estefi, no me tortures así-. le digo una vez estoy tumbado de manera que puedo tocarle el rostro y besarla.

- Mi niño guapo-. Pone su mano en mi moflete y se hunde en mi barba. -¿Me dejas ser tu bebé?-. me pregunta y la sonrío subiéndola a mi cuerpo.

- Hoy y siempre serás mi bebé-. Le indico y le planto un beso en la cabeza.

(Cambio de narrador, horas después)

Me despierto y, la verdad, me encuentro mejor. Pero estoy sola en la habitación.

Me lavo la cara, me vuelvo a amarrar el pelo en una goma y tomo mi bata para disponerme a salir.

Al salir al salón me encuentro con la imagen más soñada en mi vida, aunque va un poquito al revés del mundo. Fede y Sara jugando con los muñecos de superhéroes y Pablo dormido en el sofá en una postura que hace reír.

- ¡Mami!-. dicen los dos niños al unísono despertando a su padre y corren a abrazarme.

- Hola, chicos. ¿Por qué no vamos al cuarto de juegos y dejamos dormir a papá? ¿Os parece?-. les propongo y asienten. -Coged los juguetes y ahora voy a jugar con vosotros-.

Me obedecen y me quedo sola con Pablo, que sonríe aun con la cara medio dormida.

- ¿Estás mejor?-. me dice entre los lamidos de Coco, quien hace segundos subió a su cuerpo.

- Algo-. Afirmo un poco insegura sobre mi respuesta y me agacho al lado del sofá y empiezo a acariciar a Coco, como una excusa para permanecer aquí. -¿sabes qué?-.

- No soy adivino-. Dice. -Creo que Co necesita una caminata de las largas-. Intuye jugando con ella. -Va, dime, ¿qué sé?-.

- Me apetece ver una novela valenciana. De cero-. Le digo sonando triste y melancólica.

La verdad es que lo extraño mucho. Necesito escuchar mi lengua como el aire, los chistes, las peleas, los tacos...

- Está bien, veremos "L'Alqueria Blanca", o "La Forastera"...-. Dice mencionando mis favoritas con ese acento tan malo y tan adorable a la vez.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now