4. La confesión

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Capítulo cuatro

¿Qué es lo que harán los que están frente a la persona que les rompió el corazón?

Supongo que conservan su dignidad y simplemente desaparecen del lugar antes de decir o hacer alguna tontería. Claro, les rompieron el corazón, ¿por qué habrían de decirle algo a esas personas?

Me encuentro en esas situaciones donde el chico que me gusta sale de detrás de las tribunas de la cancha con el balón que accidentalmente se me escapó tras intentar encestar luego de gritar una maldición hacia él debido a la terapia vía básquet.

Una situación común seguramente.

Christian está a unos metros y no lo veo caminar hacia mí para devolverme el balón, tampoco dice nada, solo se queda ahí parado.

Abro y cierro mi boca repetidas veces, intentando decir algo pero mi cabeza está blanco, solo puedo recordar nuestra última conversación, si es que así se le puede llamar a esas 5 oraciones que intercambiamos.

Decido volver hacia el Instituto, dándole la espalda a mi chico soñado en la cancha de básquet pero su voz tan melodiosa me hace frenar cuando decide hablar.

—Así que huyes de mí.— Lo escucho a unos metros detrás de mí.

Me volteo a verlo, está tan lindo como cuando dio su discurso y eso enloquece mis emociones. Ya siento como mi corazón palpita como loco por la profundidad de sus ojos azules viéndome.

Me aclaro la garganta,— No sé de qué hablas.

—Yo pienso que sí sabes.

—Solo terminé de jugar y volveré al Instituto.

—¿Ya terminaste, eh?—Cuestiona levantando una ceja.

Yo solo asiento en afirmación, quiero terminar la conversación, mi corazón se siente en las nubes y no debo dejar que eso suceda, no después de que me rechazó sin que yo le dijera de mis sentimientos.

—Debo irme.—Le digo fríamente, tal y como él hizo la última vez.

—Es una lástima.— Me responde mientras comienza a caminar hacia mí rebotando el balón, no me muevo de donde estoy y él logra estar frente a mí, su altura intimidandome.

—¿Por qué?— Pregunto intrigada.

—Quería saber más sobre la chica que acaba de gritar que alguna vez deseó ser mi Anastasia Steele.

Mis ojos se abren como platos y Christian posiciona su brazo derecho para tirar el balón, encestando perfectamente en el aro. Luego me mira y sus labios se curvan en una sonrisa de suficiencia, dejándome sin aire.

Las palabras se atoran en mi garganta.

¿Qué palabras?, buena pregunta.

No tengo nada para decir, el chico que deseé por años me rechaza y se entera de mi deseo totalmente anticristiano el mismo día.

Mi buen regreso a clases.

—Adiós.— Digo como puedo para luego voltearme pero solo alcanzo a dar un paso cuando siento como una mano estira mi brazo, impidiendo que me vaya.

—Pensé que no huías de mí.— Me dice Christian, su mano alrededor de mi muñeca hace que me ponga nerviosa y molesta al mismo tiempo.

—No lo hago, solo me voy.

—Para escapar de mí.

—¿Por qué crees que tiene que ver contigo?

—Comenzaste a temblar cuando te sujete,—Aprieto mis labios  llena de ira y él parece notarlo,—¿Acaso te enoja que haya descubierto tu pequeño secreto?

Mi Amor de Secundaria [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora