Capítulo cincuenta y nueve.
1 mes después.
—¿Tienes el vestido?—Me pregunta Betty apresurada.
—¡Lo tengo!
—¿Tienes la toga?—Me interroga Emma con la misma emoción que Betty.
—¡Lo tengo!
—¿Tienes la ropa del instituto?—Cuestiona mi madre, entrando con mucha sobrecarga de energía a mi cuarto.
—¡La tengo literalmente puesta, mamá!—Contesto a cada una de las preguntas que las tres me hacen a la vez que voy de un lado para el otro en mi cuarto, recogiendo las cosas que me faltan y verificando a la vez que todo esté en orden. Cuando pienso que ya por fin tengo todo, me detengo en el medio de las tres mujeres que parecen estar más entusiasmadas que yo y suelto un suspiro.—De acuerdo, creo que ya está todo, ahora, ¿podemos calmarnos?
Emma, Betty y mi madre se echan un vistazo entre ellas antes de darme el sí con un asentimiento de cabeza. Les hago una seña para que respiren conmigo y me siguen. Inhalamos lentamente para aliviar la tensión, pero cuando vamos a exhalar una voz grave junto con unos pasos fuertes nos cortan el intento de calma que quería lograr.
Y ahí se va toda mi paz.
—¡Erica!—Me llama mi padre y suelto un gruñido que por poco daña mi garganta. Me volteo a verlo con ojos prácticamente asesinos pero eso no le quita la sonrisa con la que entra a mi cuarto.
—¿Si?—Pregunto cansada.
—Olvidas una cosa.—Me informa alegre.
—No, papá, ya tengo todo.—Le digo sintiendo como una vena late en mi frente gracias a todo el estrés que estoy acumulando.
—Si lo haces.—Asegura él dando pasos lentos hacia mí.
—Pues iluminame.—Ruego sintiendo como mi mente es aplastada por el peso del nerviosismo de este día.
Mi padre termina de acercarse y cuando queda enfrente, me da un fuerte abrazo repentino que me hace endurecer los hombros por la sorpresa.
—No estés tensa, cariño.—Me susurra él con dulzura en el oído.—Si, tendrás una ceremonia donde se te aclarará que ya no eres una niña de secundaria y que acabas de terminar una etapa de tu vida que te guió a descubrir quién eres, pero también es tu día de transformación. Hoy dejarás de ser una estudiante de secundaria para pasar a ser lo que quieras ser y debes estar orgullosa por eso.
Sus palabras alivian cada dolor punzante que hay en mí y luego de respirar profundamente, le correspondo a su abrazo, rodeando su cintura con mis brazos fuertemente y pegando un lado de mi cara a su pecho, sintiéndome totalmente calmada.
Y aquí se encuentra el instante de paz que tanto estaba necesitando.
—Muchas gracias papá.—Digo en un susurro, sonriendo leve pero sinceramente.
—Por nada, mi querida hija.—Responde acariciando mi cabello y cuando nos separamos, él me ve un momento y vuelve a hablar, haciendo una expresión exaltada.—Oh y por cierto...—Dice y me muestra una de sus manos, la cual no he visto ya que cuando apareció la ocultó detrás de su espalda y al abrazarme no he alcanzado tampoco a verla. Sostiene mi birrete característico del Instituto, el cual no tarda en ponerme en la cabeza, la borla del mismo colgando frente a mis ojos.—...te dije que olvidabas algo.
—De acuerdo, sí lo hacía.—Admito sonriente.
—¡Bueno, bueno!—Exclama mi madre dando palmadas para llamar nuestra atención.—Amo tener estos momentos familiares ya que no pasan tan seguido, pero si no les molesta, ¿podemos continuarlo en el auto de camino al Instituto?, no quiero que nuestra casi graduada llegue tarde a su propia celebración.
ESTÁS LEYENDO
Mi Amor de Secundaria [#1] ✔
Teen Fiction¿Alguna vez han tenido un Crush? Yo tengo uno desde que entré a la secundaria. Me atrajo desde el principio con sus ojos azules y esa belleza inconmensurable. Su nombre es Christian, y no, no es Grey, aunque definitivamente en mis sueños él es mi C...