25. La incomodidad

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Capítulo veinticinco.

Tres hurra para mí.

He pasado toda la semana distraída y sin saber nada sobre Christian. La verdad es que eso me reconforta demasiado. Me he divertido con Madison y Mason, quienes por cierto, volvieron a reunirse como si todo fuese normal entre ellos. Sí, de vez en cuando hubieron momentos extraños o incómodos pero supieron seguir adelante y yo recolecte información sobre lo que sucede entre ellos como toda una espía de la CIA. Mi semana fue tranquila, alegre y normal.

Pero se terminó y doy comienzo a la nueva de la peor forma.

¿Las razones?

Demos por hecho que la de menor importancia se basa en que a partir de esta semana comenzará en serio el estrés en el Instituto con sus festivales, sus competencias, sus preparaciones para fin de año y lo peor de todo: la tarea.

Los profesores son calmados hasta donde se puede, y su límite se encuentra cuando dejan pasar dos o tres semanas de repaso y se ponen como viejos cascarrabias todos.

Voy en el auto de mi hermana, su pequeño automóvil blanco reluciente. Vamos escuchando música de la reina de los agudos de esta generación mientras que el viento entra por las ventanillas abiertas de cada una y revuelve nuestros cabellos hacia todas las direcciones posibles.

—¡I don't know if you're for real!—Canta mi hermana a todo volumen,—Vamos Erica... ¡But I like the way I feel!... ¡Inside!—Hace como puede la voz de silbido y aunque sea extremadamente agudo a mi gusto, sé que a ella le sale como debe ser debido a que estudió canto de pequeña.

Ella sonríe al verme con las manos en los oídos y sigue cantando en voz baja mientras mis pensamientos sobre lo que me espera regresan a medida que veo pasar las casas.

Otra de las razones, y son tres para ser exacta, es el hecho que desde la semana anterior tengo pendiente la solicitud de seguimiento de Christian en Instagram. Sí, eso no es algo nuevo, pero en su momento no me preocupé por eso hasta hoy, un nuevo lunes que maldigo más que ningún otro.

Aún no he decidido si aceptarlo o rechazarlo.

Una parte de mí, aquella que sentía cosquillas en todos esos momentos en los cuales Christian se acercaba, quiere aceptarlo y gritar en todos lados la emoción que se siente al tener a Christian como seguidor ya que él no sigue a tantas personas, muy pocas, de hecho. Eso es un privilegio para cualquier chica que lo siga a él. Pero la otra parte, aquella que sufrió las mil veces en que mi corazón se rompió, me reclama rechazarlo sin más.

Es un debate interno que me carcome, así que sigo teniéndolo pendiente.

Además, existe una tercera parte llamada Mason. Según él, debería escuchar lo que Christian tenga para decirme si se digna a hablarme y luego decidir yo misma el final de esta situación tan complicada.

Y he aquí la tercera razón y la que más me aterra, provocando que odie por millones todos los lunes a partir de este: Hoy veré a Christian quiera o no.

Y está claro que no quiero.

O bueno, la realidad es que sí quiero. ¿A quién voy a engañar diciendo que no?, pero solo porque mi curiosidad es más grande que yo. Vence todas las partes de mi que se dividen entre la razón y la incoherencia. Quiero saber qué lo llevó a hacer lo que hizo. Quiero saber por qué me besó si no significaba nada. Quiero saber si resulté un juego después de todo.

Y vaya que éstas dudas no podrá responder con un beso ya que eso lo metió en esta situación.

Hoy es la primera sesión de fotos y lamentablemente acepté colaborar con la agencia. Y con él. Sobre todo con él. Te odio, Erica del pasado, por caer en la sensualidad de ese chico tan vil. Sí, está buenísimo, sí, sus ojos hipnotizan, sí, es atrayente y sí, besa muy bien. Pero aún así debías resistir.

Mi Amor de Secundaria [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora