29. La mentira

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Me tomó mi tiempo pero acá les traigo algo que muchos de ustedes me estuvieron pidiendo. Tardé debido a que estaba organizándome de forma que este capítulo no coincidiera tanto con un proyecto que tengo en mente en el futuro.

Les presento un punto de vista diferente al de Chris y Erica.

Pd; 1k de votos, yo... estoy... Dios, simplemente... cientos de miles de millones... de billones de... de...

Chris: Ella quiere agradecerles, pero está ocupada llorando así que voy a hacerlo yo. Muchas gracias por los mil votos. Espero que me sigan leyendo. Sobre todo ustedes, lindas Anastasias. Disfruten del capítulo.

Yo: ¡Hey, yo tengo que decir eso!

Chris: Como sea.

Yo: -carraspeo la garganta- ¡Disfruten del capítulo y gracias por los mil votos! -miro a Christian- Já.

Chris: -rueda los ojos-

Capítulo veintinueve.

Madison.

Río abiertamente al ver a Christian llevarse a Erica casi a rastras hacia los vestidores. Sacudo la cabeza mordiendo mi labio inferior. La verdad es que aún me cuesta creer que esté hablando por fin con su chico Grey, no porque piense que él no esté al alcance de ella, por supuesto que lo está, pero tuvo que esperar muchos años para llegar al lugar que está viviendo ahora. Es increíble.

Esa es mi Ana.

Bueno, ahora también es de Christian. Pienso sonriente.

Al instante un ruido fuerte y un leve dolor resuenan por mi cuerpo, interrumpiendo mis pensamientos.

—¡Ay!—Suelto un grito cuando vuelvo a la realidad y soy consciente de que acabo de chocar con alguien.—¡Lo siento!—Hablo con la persona que acabo de tirar al piso accidentalmente. Le extiendo la mano mientras bajo la vista.

Es entonces cuando mis ojos se encuentran con otros de color azul intenso y por un instante pienso en quitar mi brazo. Sin embargo, me limito a esperar hasta que la niña Harrison toma mi mano y la ayudo a levantarse nuevamente.

—Descuida.—Responde Audrey tímidamente mientras que acomoda sus rizos rojos.—Fue un accidente.

—Así es.—Afirmo intentando forzar una sonrisa pero mis labios apenas alcanzan a levantarse hasta quedar en línea recta.

No puedo evitar analizar su vestimenta y, a pesar de casi odiarla sin razón lógica pero aparente, debo admitir que se ve fenomenal. Lleva un top blanco simple que le queda un poco holgado denota su ombligo junto con una falda negra y botas del color del mismo color. Ella me ve al mismo tiempo y ambas notamos como llevamos maquillajes similares también. La única diferencia es que ella tiene todo su cabello recogido en una coleta alta, dejando caer un mechón rizado al costado de su pálido rostro.

—¿Esa es tu vestimenta para la sesión?—Pregunto torpemente, siendo que es muy obvio.

—Sí.—Me dedica una sonrisa al oír la naturalidad de mi voz,—Veo que tu llevas algo muy parecido, ¿será que nos fotografían juntas?

Niego con la cabeza algo dudosa,—Tus padres y los de Erica me dijeron que serán fotografías de chicos con chicas.

—Tienes razón. Aunque bueno... en realidad yo iba a estar sola si no fuera porque—Ella se calla rápidamente y aclara su garganta antes de volver a hablar con nerviosismo,—Olvídalo.

Mi Amor de Secundaria [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora