42. El ganador

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¡Llegamos al 5to y último día del maratón!

Ojalá lo hayan disfrutado, aunque me cansé un poquis mentalmente escribiendo súper seguido y me decepcioné a mí misma por haber imcumplido dos días, estuvo demasiado bueno a mi parecer!

Disfruten. ♡

Capítulo cuarenta y dos.

—¡Entra!—Grito luego de lanzar el balón, con la esperanza de que este cobre vida por arte de magia y me obedezca.

Una amplia sonrisa invade lentamente mis labios al notar como la trayectoria del balón va recto hacia el tablón que sostiene el aro.

Pero jamás logra entrar.

Créanme que, en mi opinión, esa hubiese sido una canasta limpia, pero nunca podré confirmarlo por culpa del chico que, en un abrir y cerrar de ojos, pasa con suma rapidez a mi lado y logra alcanzar el balón, evitando que este vaya hacia el aro.

—¡No!—Digo irritada mientras observo como Christian cae al suelo con el balón en su mano, robándome la victoria.

Él comienza a correr lejos de mí y es solo por mi subconsciente gritándome 'Corre' repetidas veces que reacciono y lo sigo.

Sin embargo, mi cansancio y su rapidez hacen que me sea imposible alcanzarlo.

Corro como jamás he corrido antes, consiguiendo acelerar el paso y cuando está pasando la mitad de cancha, estoy a un metro de él.

Menos de un metro...

Mi mano casi puede tocarlo...

Pero entonces él se detiene.

Y siento que estoy a punto de quedar inconsciente gracias al choque que voy a tener contra su espalda, ya que no me es posible frenar antes, y cierro fuertemente los ojos, rezando para que no duela tanto, cuando siento unas manos envolver mi cuerpo.

Vuelvo a abrir mis ojos, esperando no estar en el cielo, y lo primero que veo es una cara angelical a centímetros de la mía.

Hemos muerto. Dice mi subconsciente mientras contemplo la hermosa vista frente a mí.

Pero entonces mi estupidez se va al oír al chico cara de ángel hablar.

—Ten más cuidado.—Su voz es música para mis oídos y siento que realmente estoy muerta hasta que continúa.—No vaya a ser que mate a la chica más gruñona del mundo.

No le contesto, solo veo de reojo como estoy siendo sostenida por él.

Christian usa un solo brazo para envolver mi cintura, mi cuerpo casi parece que flota y hasta diría que somos como esas parejas que hacen la pose final de un refinado baile.

La única diferencia es que con su mano libre, justo frente a mis narices, Christian está sosteniendo el balón.

—Tengo tantas ganas de besarte ahora.—Dice él, su mirada color azul se queda fija en mis labios, estremeciéndome por completo.

Comienza a acercarse a mí, viéndose tan lindo, tan tentador, tan... él.

Pero, por otra parte, el balón está ahí, dándome otra oportunidad y tal vez la última, también viéndose tentador, con su forma redonda, su color naranja y sus sexys rayas negras.

Estás enferma. Dice mi subconsciente, quien estuvo mucho conmigo el día de hoy.

Christian Harrison vs el balón de básquetbol.

Mi Amor de Secundaria [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora