Capítulo cincuenta y ocho.
Cuando cierro la puerta detrás de mí, mis ojos encuentran a los hermanos Harrison que aguardaban aquí con anterioridad, por lo que no me sorprendo hasta que veo de reojo como una persona camina en nuestra dirección y me volteo para observarla acercarse con dos vasos de plástico de esos que hay a un lado de los dispensadores de agua esparcidos en el hospital.
—¿Emma?—Pregunto confundida, no por el hecho de que esté con nosotros puesto que es la novia de Elliot, pero sí porque esté en el hospital, aunque claro, descarto mi conmoción cuando soy consciente de que ella tiene derecho de estar aquí tanto como yo o más.
—Buenos días, E2.—Me saluda con una sonrisa cuando nos alcanza. Elliot se levanta para recibirla y Emma le extiende uno de sus vasos.—Toma, cariño.
El mayor de los Harrison le sonríe.—Gracias, hermosa.
Sus intercambios de palabras afectuosas hacen que Christian y yo nos demos una mirada incómoda entre sí, dándonos a entender de que estamos un poco de más ahora mismo, así que él se levanta y coloca una mano sobre el hombro de su hermano.
—Erica y yo nos iremos a la cafetería a desayunar y luego nos iremos, así que saluda a mamá de nuestra parte.—Le avisa él a Elliot.
—Lo haré, hermano.—Confirma el mayor con una sonrisa.
Christian y yo nos despedimos de Elliot y Emma antes de alejarnos de aquel pasillo, encaminandonos hacia la cafetería de la que mi novio habló. Cuando llegamos, veo como esta tiene las mismas paredes blancas que el resto del edificio, solo que es una sala abierta con varias mesas grandes y personas detrás de un mueble con vidrio donde atienden a los clientes del lugar.
—¿Quieres un café?—Pregunta él, señalando con un gesto de cabeza al último lugar mencionado y yo asiento.—De acuerdo, te traeré uno, tú ve a sentarte.—Me indica antes de alejarse de mí para ir a ordenar nuestro desayuno.
Obedeciéndolo, busco con la mirada una mesa para nosotros y cuando la encuentro, cosa que no me es difícil ya que el lugar no está ni cerca de llenarse, doy pasos hacia ella hasta llegar y sentarme, ocupándola.
Veo a mi alrededor soltando un suspiro, observando a las personas que cruzan el lugar o que, como yo, están aquí para desayunar luego de visitar a un pariente o persona con la que tuviera alguna clase de relación.
Por otra parte, veo también a algunos pacientes rondar por aquí, entre ellos personas que van en silla de ruedas las cuales son motorizadas por una persona detrás que las empuja.
Hay algunos que no tienen discapacidad para caminar, pero las vendas en sus cabezas, brazos u otras partes de su cuerpo son lo que me hacen identificarlos como gente que está siendo tratada aquí.
Mientras mi mente se pierde intentando imaginar cómo es que cada persona a la que observo pudo haber acabado aquí, recordando también el bizarro y horroroso programa Mil Maneras de Morir, alguien aparece frente a mí con dos vasos de café en sus manos y mecánicamente mi vista sube hasta sus ojos azules, abandonando todos mis pensamientos.
—Gracias.—Le digo cuando me da uno de los vasos luego de sentarse frente a mí y le doy un sorbo, sintiendo un gusto totalmente ajeno al café.—¿Qué es esto?
—Capuccino.—Contesta con simpleza.—No había más café instantáneo, así que tuve que elegir por ti. Apuesto a que lo hice genial.
—Hubiese preferido un espresso.—Miento haciendo una mueca de disgusto antes de tomar otro sorbo, pero casi me ahogo cuando Christian se inclina repentinamente hacia mí.—¿Qué ha–
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Mi Amor de Secundaria [#1] ✔
Teen Fiction¿Alguna vez han tenido un Crush? Yo tengo uno desde que entré a la secundaria. Me atrajo desde el principio con sus ojos azules y esa belleza inconmensurable. Su nombre es Christian, y no, no es Grey, aunque definitivamente en mis sueños él es mi C...