Narra Tzuyu
Mi vida después de volver a Corea no podría estar mejor, tenía todo lo que una vez soñé, bueno, casi todo. En el trabajo del buffet me va excelente, he ganado todos mis casos y algunos ya me llaman la abogada más joven en ganar veinte casos seguidos. Pero, así como hay gente que te felicita están los que si por ellos fuera te colgarían viva; existe otra abogada en la ciudad que lleva treinta y cinco casos ganados y ni uno perdido, cada vez que la entrevistan y la comparan conmigo ella dice que son solo números y que obviamente es mejor que yo, pero cuando a mí me preguntan solo sonrió y me quedo callada, no estoy para entrar en discusiones básicas. También, apadriné una fundación contra los abusos infantiles; ya sean familiares, falta de hogar, abusos deshonestos en contra de niños pequeños, abandono. También me encargo de los casos de adopción, veo que cada familia que quiera adoptar a uno de mis chicos tenga todos sus papeles al día, estar segura que a ese pequeño o pequeña no le faltará nunca nada es mi prioridad.
Lo último que hice fue mandar curriculum a todas las universidades de Corea y para mi sorpresa todas me respondieron, pero yo solía optar por la mejor, me gustaban los desafíos y sabía que por mi corta edad tendría muchos maestros que me mirarían en menos pero aun así lo acepte. La universidad de Corea era una de las mejores de Asia.
Mi primera semana ahí no fue la gran cosa, conocí mi clase y me di cuenta de inmediato de quien tenía pasta para el asunto y quien no, para mi desgracia como no todo puede ser color de rosa también me di cuenta de que una alumna andaba de lo más coqueta conmigo, a lo mejor ella ni siquiera creía que lo notaba, pero lo hacía. Llevaba años conociendo chicas y tratando de entenderlas y Ryujin no era para nada discreta.
-Y bueno eso es todo por hoy –dije cerrando mi maleta – espero que tengan un muy buen fin de semana – algunos se despedían de mí y otros no, y eran a los que más mal les iba en las pruebas.
-Señorita Chou – era Ryujin - ¿Podría hablar con usted?
-Obvio – dije mirándola - ¿Qué necesita?
-Disculpe si le falto el respeto o la incomodo, pero le gustaría ir a comer algo conmigo – solo la miré – no es en ni un plan de cita, solo hablar, de trabajo y de esta carrera.
- ¿Sabes que eso pone en peligro mi puesto verdad?
-Lo sé, pero es a kilómetros de la universidad y solo iremos a almorzar.
-Lo sé.
-Se que ha ido con otros estudiantes – la quede mirando - ¿Por qué conmigo no? – ese maldito tono coqueto.
-Bueno vamos, pero yo elijo el lugar.
- ¿Su coche o el mío?
-Ryujin, no tienes coche – ella solo se reía.
Salí con ella y caminé hasta el estacionamiento, nos subimos y como si ella me hubiera conocido de toda la vida se apodero de mi IPod y buscaba música.
-Vaya, hasta música clásica tiene acá – sonreí - ¿Alguna razón para esta música tan aburrida?
-Amor – fue lo primero que dije y ni siquiera lo pensé.
-Oh... yo...
-Descuida, es una historia que terminó hace algunos meses.
- ¿Ya no le duele? – la miré por un segundo y volví a mirar hacía el frente.
-Depende de qué relación me hables.
-Ok me callo.
A decir verdad, Ryujin era entretenida, tenía temas de conversación y me gustaba que no fuera la típica rubia de cuerpo perfecto y hueca, es inteligente, sabía lo que quería y sabía de lo que hablaba. Me confesó que antes de decidirse por derecho una agencia de modelaje la fichó, pero ella no quiso entrar, me confesó que no iba a poder soportar comer solo verduras y ensaladas y tenía razón ¿A quién no le gusta un buen pedazo de carne? También me confesó que le gustaba...
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Sessions Of Love (Satzu)
FanfictionNo importa cuanto lo intentes, ni cuanto esfuerzo le coloques a no sentir, no importa cuantos obstáculos tu misma te coloques, ni cuantas historias fantásticas inventes en tu cabeza porque siempre habrá alguien en el mundo que te haga ver y entender...