¡Mirame, No soy invisible! (MJ y tú)

Capítulo 1

Debbie: Jenny, me iré a trabajar  —Entra sin pedir permiso— ¿Vienes conmigo?

Hoy no tenía ganas de ver a mi querido jefe, ni a mis compañeros.

—Me duele la cabeza —Ella suspira— Creo que hoy no iré.

Ella se va y mi celular empieza a sonar:  "Hey soy Michael, soy Michael Jackson. Atiendeme por favor " No volveré a prestarle mi celular. Atiendo sin ganas.

—Oye. ¿Por qué tardaste? — Escucho de fondo el tránsito, así que supongo que está viajando— No importa, tengo que hablar contigo. ¿Dónde estás? Voy a buscarte.

—Hola Michael, ¿Cómo estás tú? Yo estoy muy bien, gracias por preguntar —Digo yendo a mi habitación— ¿Cómo está tu mañana?

Lo oigo suspirar. Abro mi closet y saco un Jean y una camiseta con el rostro de Michael.

—Lo siento —Dice arrepentido— ¿Cómo estás?

—Estoy bien... y estoy en mi departamento —Escucho como se lo dice al chofer— Espero que sea importante.

—¿En el departamento que compartes con Debbie? —Asiento, después de un minuto lo oigo decir—  No puedo verte, nena.

— Lo siento, si, estoy aquí —Niego por lo tonta que fui

—Bien, no te muevas de ahí.

**

Abro la puerta y Michael entra rápidamente, me mira y no puedo evitar sentirme viva otra vez.¡ Se veía precioso!

—Gracias por recibirme. Por cierto. ¿no tenías que trabajar?

Me abraza unos segundos y besa mi cabeza, ese gesto tan encantador que hacía siempre que nos veíamos me volvía loca y me hacía morir de amor por él.

—Si, pero no quería  —me ve fijamente y sonríe de lado— No me digas nada.

—Hay veces en las que tampoco tengo ganas de trabajar pero tengo que hacerlo igual —Me despeina— Y tú también.

Ruedo los ojos y voy hacia el sofá, él me sigue ..

—¿Que querías decirme?

—Oh sí... conocí a una mujer hoy, tenías que verla, tenía las piernas más lindas que haya visto —sé sienta a mi lado— era hermosa.

Ruedo los ojos. No quería saber eso, pero tengo que escucharlo igual, soy su mejor amiga.

—Ah. ¿Y qué pasó? —El se sonroja y aparta la mirada— Vamos Michael.

— Me dio un beso... y... esto — Me pasa una tarjeta con un número de teléfono— ¿Crees que tengo que llamarla ahora o debo esperar unos días?

Michael era muy dulce para algunas chicas, todas las mujeres con la que él había estado a escondidas le rompieron el corazon, jugaban con sus sentimientos y después de obtener regalos caros de parte de él lo dejaban.

—Espera hasta mañana —Digo restándole importancia— ¿Por qué quieres volver a tener una relación amorosa?

Me quita la tarjeta y la vuelve a guardar.

—Porque amo el amor y sé que esta vez va a ser diferente, ella es especial.

—Eso dijiste la última vez y tuve que aguantar a un Michael deprimido varios meses.

Me mira mal y se levanta, lo sigo hasta la cocina. Sé lo que está buscando.

—Ella es diferente ¿De acuerdo? Mi corazón me lo dijo —Abre la heladera— ¿Y los chocolates que traje la última vez?

—Bien, pero muy en el fondo sabes que tengo razón.

—No, no la tienes. Ya en serio ¿Dónde están los chocolates?

—Ya no hay, Michael.

—¿Te los comiste todos? Jenny te dije que me dejaras algunos —Dice triste y enojado a la vez— Cuando vayas a Neverland tampoco habrá dulces para ti.