capítulo 11

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-*

Debbie se lleva la charola de comida que dejó esta mañana.

—Ya se que no quieres escucharme pero tienes que levantarte y comer, llevas una semana en esa cama —Trata de levantarme pero no lo logra— Al menos date una ducha amiga, hueles horrible.

—No —Digo volviendo a cubrir mi cuerpo— Voy a quedarme aquí  toda la vida o hasta que deje de doler... —Rueda los ojos.

—No seas tonta, que Michael se case con esa zorra no es el fin del mundo —Acaricia mi espalda— Que tu primer plan haya fracasado no quiere decir que el segundo no funcione.

—No hay plan B Debbie... y ahora vete, quiero seguir durmiendo.

—No voy a dejarte aquí, tienes que salir. Vamos a tomar hasta emborracharnos y luego iremos a buscar chicos.

Debbie no entendía, ese plan ya lo había usado años atrás y no funcionó, todos esos chicos me hacían pensar que Michael era mucho mejor que ellos.

—¿Qué le voy a decir a Michael? Llama y viene todos los días, ya no va a creer que fuiste a casa de Jason o de Jack.

El timbre suena y ella se va.

Entre las sabanas me sentía bien, a salvo, ahí no me enteraría de la boda de Jackson, ni cualquier otra cosa que él hacía y que era televisado.

—Hola muchachita —Mierda.

Alzo la vista y veo al mismísimo Joe entrando por la puerta, la cierra y se acerca.

—¿Qué es todo este basurero?

No había tenido, mejor, no había querido juntar los pañuelos sucios del piso.

—¿Joe, qué haces aquí? 

Debbie debió contarle a Michael, y el debio llamarlo.

—¿Qué haces tú aquí? Deberías estar haciendo algo productivo con tu tiempo, no desperdiciarlo en esta cama sucia —Mira a su alrededor.

Mi habitación era un desastre, ropa, envoltorios de chocolate, pañuelos sucios, fotos rotas, pósters, alguna que otra remera con la cara de Jackson.

—Me dieron dos semanas de vacaciones —Disimuladamente peino mi cabello con mis manos— Así que esto es lo que voy a seguir haciendo durante la próxima semana hasta que comience a trabajar.

—La Jennifer que conozco jamás estaría así, ella es inteligente sabe que un hombre no vale tanto la pena —Se pone de cuclillas y deja algunos pañuelos dentro del bote de basura— ¿Eso es una pizza?

Ve debajo de la cama y niega.

—Solo quiero quedarme aquí sin hacer nada ¿Cuál es el problema?

—Que no me gusta que lo hagas, estas deprimida y quiero verte feliz, como siempre. No te saqué de ese basurero para que estés así ahora, eres mucho mejor que todo esto —Abre las cortinas—Que mi hijo no se de cuenta que eres la indicada para él no quiere decir que puedes encerrarte en  esta habitación como un cobarde.

Algo de lo que dijo me hizo reaccionar, pensar bien lo que estaba haciendo. Tenía razón, no podía quedarme aquí. Antes de todo, yo era amiga de Michael no su enemiga y aunque me duela mucho verlo feliz con otra mujer, es mi deber permanecer a su lado.

—Ahora ve a date una ducha, ponte ropa limpia y encárgate de este desastre —Besa mi frente y se va.

El maldito Joe Jackson, lo hizo de nuevo. Volvió a salvarme sin esperar un gracias de mi parte.

-*

Aunque me gustó comer y ver televisión por una semana, era hora de volver a estar bien, seguir mi papel de amiga.

—Hola cariño, me alegra que hayas salido de esa habitación —Besa mi mejilla, parecía apurada— Ya me tengo que ir, pero regreso temprano para ir a un bar.

Se va. Observo a mi alrededor, ya no estaba todo sucio.

El teléfono no deja de sonar, y me asusta que sea Michael.

—¿Hola? —Por suerte solo era Clara.

—Hola mi amor, hasta que al fin respondes he tratado de comunicarme contigo toda la semana

&Si es que... es una larga historia ¿Cómo estás?

—Es por eso que llame, no estoy muy bien de salud, hace unos días estuve en el hospital, me desmaye en la calle... —Me siento en el sofa— Los doctores dijeron que no me queda mucho tiempo... Lo siento.

¿Qué?

—Espérame ahí, voy para allá —Dejo el teléfono y voy corriendo por mi abrigo.

Clara era como una madre para mi, ella no podía morir, no ahora.

Cuando abro la puerta de la casa Jason estaba ahí, a punto de golpear.

—Jenn... me siento muy mal —Me abraza— Me porte horrible contigo todo este tiempo, lo siento mucho.

—Esta bien, no te preocupes, ahora necesito irme —Lo empujo para poder seguir.

—¿Puedo ir contigo? —Me sigue hasta el coche.

Jason conocía a Clara, me había acompañado un par de veces a visitarla cuando yo no tenía coche.

—De acuerdo —Necesitaba apoyo.

Le dije a Jason y él no parecía tan sorprendido con la noticia.

—Yo la atendí ese día, había llegado sin pulso, estaba muy mal, la tuvieron que dejar internada para hacer estudios y se descubrió que tiene cáncer, esta muy avanzado... no le dan mas de un mes, lo siento.

—¿Por qué no me llamaste antes? Yo tenía que saberlo —Me detengo para no chocar— ¿No hay tratamiento?

—Ya no hay nada que se pueda hacer, lo siento mucho. Aunque iniciaramos un tratamiento ella no lo resistiría —Dejo mi cabeza sobre el volante.

Yo debía estar mas atenta cada vez que la visitaba y la escuchaba quejarse, debí saberlo.

—¿Qué le voy a decir?

—Ella lo entiende perfectamente, y lo acepta —Me abraza— Vas a estar bien, tienes que saber que se irá a un lugar mejor, sin sufrimiento.

Vuelvo a encender el coche.

-*

Me dolían los ojos de tanto llorar.

—Pequeña Jenn, no sufras por mi. Me iré a un lugar mejor, volveré a ser joven y bonita —Dice para hacerme sentir mejor pero solo lo empeoraba— Tengo 72 años mi amor, ya viví demasiado, estoy cansada.

—No quiero que te vayas... —La abrazo mucho mas fuerte— No estoy preparada para dejarte ir.

—Te dejo en buenas manos —Ve a Jason— Él te va a cuidar muy bien, no tengas miedo de lo que va a pasar, eres fuerte, y valiente, vas a poder con todo —Besa mi cabello— Todo esto, la casa, el auto, y todo lo que es mío va a ser tuyo. Siempre fuiste la hija que nunca tuve, estoy muy orgullosa de ti, pequeña Jenn.

Ella se estaba despidiendo.

—Vamos al hospital, ellos te ayudaran —La miro, niega con la cabeza— Por favor.

—Solo van a alargar el dolor, yo decidí morir aquí —Toma una foto de cuando era niña— Siempre voy a estar contigo mi amor, nunca lo dudes, cuando el viento acaricie tu cabello, seré yo acompañandote  adonde quiera que vayas.

—Basta las dos —Jason se limpia una lagrima- No es momento de despedirse, todavía sigues aquí, hagamos algo juntos.











Ya no sé...

¡Mirame, No soy invisible!  (MJ y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora