Conejito «Adaptación»

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Maratón 1/3

Joaquín llegó esa noche a su departamento, en compañía de un guapo muchacho de piel pálida, ojos pequeños y cabello turquesa, desgastado, parecía tener los dieciocho años que Joaquin también tenía.

Su conejo se encontraba en el sofá, tomando una siesta, cuando la puerta es abierta, y risas ingresan a la habitación, despertando y asustando al animal.

Era su dueño, Joaquin, pero no venía solo.

Se encontraba hablando con un muchacho, ambos muy animadamente, pero algo melosos.

El conejo gruñó cuando ambos chicos se acercaron al sofá, y se sentaron juntos, al lado del animal.

-¡Emilio, pequeño! -Exclamó animadamente el rubio, tomando con delicadeza al animal para posarlo en su regazo- ¿Cómo estás, pequeño? -Preguntó acariciando su cabeza.

Como si el animal pudiese responder, Joaquín lo observó expectante, aún masajeando su cabeza con sus dedos gordos.

-Es muy bonito. -Comentó el muchacho junto a Joaquín , dirigiendo sus dedos al pelaje del conejo, donde acarició unos pocos segundos, antes de que el animal, receloso, dirigiese sus dientes a la mano del chico-¡Auch! -Se quejó, retirando sus manos.

Joaquín retiró toda la atención puesta en el animal, para ponerla en el otro muchacho, que chillaba adolorido por una simple herida en su mano.

-L-lo siento, n-no suele hacer eso, d-disculpa. -Tartamudeó el rubio tomando la mano del muchacho, y acariciándola con suavidad.

El rostro del de cabello castaño, cambió rotundamente de una expresión de dolor, a una más calmada, y algo sonrojado.

Ambos muchachos se observaron, y se sonrieron, antes de que el teñido turquesa de acercara unos cuantos centímetros al rubio, posando su mano sobre la mejilla de este, y sonreírle.

El conejo esperó un movimiento peligroso por parte del castaño para comenzar a atacar, pero tras la sonrisa que el rubio tenía, no pudo hacer nada.

Estaba feliz.

¿Qué podía evitar? Él solo estaba muy feliz.

Y si ni se imaginó cuando el castaño besó los labios del rubio de manera repentina.

El conejo se levantó del regazo del rubio, siendo completamente innecesario en esa escena, y se volvió a la habitación de Joaquin, donde podría descansar sin ser interrumpido.

[...]

Ya siendo bastante tarde, el conejo escuchó la puerta principal cerrarse, y un rato después, la de la habitación abrirse, dejando ver a un risueño rubio sonriente.

Cuando Joaquín captó al conejo en su cama, soltó una risita dirigiéndose hasta él, para terminar recostándose a su lado, mientras le acariciaba suavemente su pelaje.

-¿Por qué hiciste eso, Emilio? -Sonríe el rubio.

El conejo se rinde, y se acurruca en el cuello del rubio.

Siente al rubio reír.

-Ya veo que no te agradó Mauricio.

Bueno.

No podía negarlo.
Pero si estaba feliz...

"Un simple conejo" no podía hacer mucho.

*

En esta historia Joaquín es rubio.

Holissss

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Oigan si me nominan aquí AristemoFanficAwards les agradecería mucho. Es en las nominaciones de Emiliaco. 

Adiós.