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Los ojos de Joaquin comenzaron a cristalizarse, poco a poco. 
Emilio lo había notado, e inmediatamente cambió su expresivo molesto a uno más preocupado. Se acercó a Joaquin, sabiendo que era una situación sensible para él, y lo sostuvo por los antebrazos.
Joaquin le observó, preocupado y nervioso, y luego Emilio le sostuvo las mejillas con suavidad.

-Joaquin, si no lo deseas, no vamos a abrir la puerta. Ese idiota puede quedarse gritando afuera lo que quiera, no me importará.

Joaquin pudo haberlo tomado como una broma, pero el semblante de Emilio representaba seriedad total. No había espacio en su rostro que no demostrase seriedad.

-Y-yo... 








15 minutos después...










-¿Qué pretendes con Joaquin?

Mauricio estaba sentado frente a Emilio y Joaquin. El último nombrado bajaba la cabeza a la par que jugaba con sus dedos, mientras que Emilio se cruzaba de brazos con semblante duro, y observaba intimidante al ahora pelinegro, Mauricio. El muchacho  estaba perturbado. No es como si tuviese miedo de Emilio... Pero lo tenía. El muchacho se veía brutalmente molesto con la presencia del muchacho pelinegro, y lo cierto era que, si, le molestaba en mayoría porcentual.

-Joaquin, ¿Quién es él? -Preguntó Mauricio, frustrado.

-YO SOY QUIEN HACE LAS PREGUNTAS, MAURICIO.

-Emilio... -Murmuró Joaquin suavemente.

-¿Emilio? -Dijo Mauricio.

-Cállate, feo. -Se dirigió Emilio a Mauricio y luego a Joaquin- ¿Qué pasó, bebé?

-¿Bebé? -Mauricio se levantó- ¿Es t-tu novio? 

Joaquin no comprendía por qué Mauricio se escuchaba dolido. No podía comprender nada.
”¡Él terminó conmigo!”. Joaquin estaba frustrado. No sabía el por qué de la presencia de Mauricio ahí, y Emilio actuaba como un perro bravo ante su presencia.

-Emilio... -Joaquin le observó cuidadosamente- ¿Podrías dejarme hablar con Mauricio un momento?

El rostro de Emilio se desfiguró por completo. Casi como si le hubiesen dado un balazo. Como si Joaquin hubiese dicho algo hiriente. 
Sus ojos brillaron antes de correr la mirada hasta Mauricio, y apretar los labios.
Emilio soltó un suspiro pesado, antes de asentir.

-Bien.

Y luego de que se levantase, Emilio fue a la habitación, cerrando esta de un potente portazo estruendoso.
Joaquin guardó silencio para que Mauricio comenzase a hablar, y lo cierto es que no tardó demasiado.

-Yo... Joaquin, yo sé que ha pasado tiempo... Pero yo venía a pedirte perdón. Yo... Hace un año me di cuenta que... T-te quiero. Lo hago... Lo hago de verdad. Y-yo... Tuve una revelación hace un par de días... No sé cómo pasó pero desde que te vi en el barco... Un día solo quise llamarte y pedirte perdón. No sé quién sea el muchacho ese...

-¡EMILIO OSORIO PARA TI, IMBÉCIL! -se escuchó de otra habitación.

Joaquin quiso reír, pero no lo hizo. Procesaba lentamente toda la información que se le estaba cediendo. ¿Mauricio pidiendo perdón? ¿Qué significaba eso de una "revelación"? ¿Tendría que ver con... El deseo no oficial de Joaquin hacia Emilio? ¿Mauricio estaba... Hechizado, quizás?

-Mauricio, yo no...

-Escucha, Joaco. -Mauricio se volvió espontáneamente un muchacho amoroso- Si aún se puede, yo te quiero devuelta.

-No... No, Mauricio, eso no es...

-Joaquin, no puedes enamorarte tan rápido de ese chico. -Mauricio comenzó a molestarse un poco- No sé cuánto tiempo tendrán juntos, pero nosotros estuvimos todo un año... Te conozco más de lo que cualquiera puede hacerlo, corazón.

Entonces, Joaquin comenzó a pensar.
Mauricio estaba hablando a través de la rabia que lo consumía por el rechazo, y la idea de Joaquin con alguien más. Pero él tenía un punto. ¿Podía él... Enamorarse tan rápido de Emilio?
Sentía algo. Quizás le gustaba. Pero habían muchas cosas que descubrir con respecto a Emilio aún. ¿Estaba dispuesto? ¿Y si después no le gustaba? ¿Emilio desaparecería? Era todo demasiado complejo.

-N-no sé... Mauricio, yo no sé...


¡PAM!

Portazo.

Joaquin volteó asustado por la sorpresa del golpe, y solo pudo ver la puerta de la habitación abierta, y la de entrada.

Mierda.

Mauricio había salido. Quizás confundió los titubeos de Joaquin con indecisión. Oh, cielos. Eso era malo. Emilio podría ir a cualquier lado. ¡No sabía qué podría hacer enojado y solo! ¿¡Y si explotaba?! ¿¡Podía explotar!?

Joaquin se levantó inmediatamente, seguido por Mauricio, y antes de salir, tomó su chaqueta, y le dijo:

-Escucha, Mauricio. Jamás te engañé ni nada por el estilo, pero ese muchacho ha estado conmigo más tiempo del que crees. Es cierto, no tenemos mucho tiempo siendo... Algo, precisamente denominado. Pero... Me gusta. Él me gusta mucho. Y yo ya no puedo estar contigo. Lo siento mucho. -Dijo antes de jalar a Mauricio con él, fuera de su departamento, y cerrar la puerta.

No alcanzó a escuchar lo que Mauricio le gritaba, sin embargo, tampoco le interesó.
Emilio podría estar en cualquier lado, creyendo algo que definitivamente no era así. Podría ser peligroso.
Demasiado.

•••

Si no votan me drogo.

A las 9 les subo la otra adaptación.

Adiós.

Conejito «Adaptación»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora