La nieve caía bajo las sombras sobre la ciudad de Seúl, mientras que la gente huía de los copos blancos que envolvían a la ciudad. Casi era navidad, y la alegría y festejo sobresalía en todos lados. Mucho era estrés y dolor en las manos por las bolsas repletas de obsequios, pero todos pensaríamos que, no hay mejor sensación, que a esa persona especial, le fascine tu obsequio.
Un abrigo negro caminante por las calles, era el que un joven un poco más castaño que rubio, llevaba puesto consigo. Gorra negra, abrigo beige, y manos escondidas bajo los bolsillos. Auriculares blancos, y una pequeña sonrisa que se adueñaba sus labios al momento de ver las sonrisas de los pequeños niños elaborando muñecos de nieve y otras figuras divertidas, comunes a la época.
Continuando su camino a su destino, pilló una panadería. El hombre trabajaba duro para que todas sus comidas, dulces y alimentos fueran deliciosas y luciesen llamativos, y sin embargo, al menos una persona había dentro del lugar, y esta, solo limpiaba el piso.
Entró, sin pensarlo demasiado, y sonrió al hombre, que conformó una gran sonrisa sorpresiva al ver a un cliente entrar al lugar.
Estuvo observando toda la clase de dulces y postres que el hombre hacía, y no pudo sentirse tan dichoso como cuando comenzó a pensar en todo el esfuerzo de ese hombre.Y ahí, vio a su indicado.
Un pastel de cobertura chocolatada, y algunas formas específicas y bellas sobre este. Pequeñas cubiertas de crema, y eso fue suficiente para realizar la compra.El hombre le atendió con gratitud y total atención, por lo que abandonó el lugar sonriente, llamando la atención de otras personas para que fuesen a la tienda, debido al exquisito aroma que expulsaba el alimento.
Hace un par de meses, quizás, no habría valorado la importancia del trabajo, o la alegría que los niños expulsaban cuando veían la nieve caer. Su vida había cambiado demasiado, y todo había sido demasiado rápido. Y a pesar de todos los malos ratos, no se arrepentía de nada. A pesar de todo, su corazón aún podía latir con normalidad, y tranquilidad.
✳️✳️✳️
Entró en calor, cuando su hogar ya había cubierto todo su cuerpo otra vez.
Caminó con cuidaso por las escaleras, arrepintiéndose de no haber tomado el ascensor. Aunque, prefería caminar, a correr el riesgo de que ese niño que jugaba con un balón dentro del ascensor, botase su pastel.Cuando llegó al último escalón que daba a su piso, soltó un suspiro, y sin embargo, no se dio tiempo para descansar. Sus piernas dolían, y sus brazos, ciertamente, igual. Caminó, topándose con la anciana que vivía frente a él, decorando su puerta con una bonita campana.
-Hola, muchacho. -Habló la de cabellos blancos, sonriéndole.
-Feliz navidad, señora Im. -Dijo, sonriendo con amabilidad.
Con cuidado, sacó la llave de la puerta, y con todavía más cuidado, insertó esta en la cerradura, así, abriendo la puerta lentamente.
Entró al departamento, cerrando la puerta con su espalda, debido a sus manos ocupadas, y finalmente pudo suspirar, y sentir el calor de su hogar, que le permitía poder quitarse su abrigo, por fin
Dejó el pastel sobre la mesa, y se deshizo de su saco, para colgarlo en un perchero sobre la pared.
Escuchó algo caerse en la cocina, e inmediatamente elaboró camino a esta, encontrándose, por suerte, solo con una olla vacía en el piso, y un muchacho recogiéndola.El muchacho se encontró finalmente con el recién llegado, y sonrió con sorpresa.
-Hola, Mauricio. Feliz navidad. -Dijo con una sonrisa sincera.
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Conejito «Adaptación»
FanfictionEsta es una adaptación. Todos loa derechos a la autora original: @dumbggukie Gracias por dejar adaptarla. «Bebé, ya no soy un conejito. Pero si quieres, podemos hacer lo que los conejos hacen».