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-¿¡Qué mierda?! ¡Emilio! ¿¡Q-qué...
De pocos segundos de estar en la comodidad de su departamento, tras un leve chasquido de dedos y un pestañeo, Emilio y Joaquín se encontraban ya a las afueras de un puerto, con dos maletas a sus lados y enfrente de un gran crucero que estaba a poco de partir.
Joaquin observó a Emilio algo perturbado. Éste solo sonreía encantado de brazos cruzados observando su gran maniobra.
-¿Qué? ¡Es lo que querías! ¡Vamos, entremos Joaquin!
El nombrado poseía aún sus ojos perturbados, y Emilio notó aquello.
Según sus conocimientos acerca de su querida razón, o sea, Joaquin, sabía que estaba asustado.Y sabía qué hacer. O eso creía saber.
Recordó un día en el que Joaquin vio una araña cerca del baño, a las cuáles les tenía una inmensa fobia.
Mauricio le tomó la manito y procedió a acariciarle el cabello, posterior a matar con sus zapatos al arácnido.Como una ampolleta encendiéndose, la idea llegó a su cabeza.
Se acercó a Joaquin un poco, y en ese instante recordó otro miedo de Joaquin. Inmensidad. Océano.
Pero Emilio quería cumplirle su deseo, por lo que debía poner sus manos a la obra.
Cuando estuvo frente a él, haciendo más notoria la diferencia de alturas, Emilio tomó entre sus dedos la mano del más bajo, mientras que su otra mano cayó sobre la nuca del mayor, haciendo suaves caricias sobre esta, mientras elevaba su mirada hasta la de Joaquin.
Esbozando una sonrisa ante Joaquin, quien parecía nada más que sorprendido por las actitudes que su ex-mascota había adquirido, Emilio dijo.
-Sé que le temes, pero recuerda lo que te he dicho; estoy aquí para cuidarte, quererte y protegerte. Confía en que nada malo va a suceder si estoy contigo, ¿Sí?
Joaquin, bastante perplejo por las palabras del muchacho, dirigió sus ojos hasta los del más alto, sintiendo su estómago dar un vuelco de inmediato.
Asintió con dificultad, y la respiración por poco se le entrecorta cuando siente a Emilio sonreír más ampliamente y jalar su mano con más fuerza, para después arrastrarlo junto con él.
[...]
-Permiso...Permiso... Disculpe, con permiso...
Joaquín escuchó un carraspeo antes de que Emilio jalase con más fuerza su mano, haciéndolo retroceder un poco.
La verdad es que, el lugar estaba repleto de gente, por lo menos en el gran salón, que era por donde tenían que ir a buscar a quién les diría cuál era su habitación.
Resultó que el viaje en crucero duraría una semana, y pasarían por ciudades cercanas.
Antes de poder preguntar qué había pasado, se encuentra frente a ellos un hombre bien vestido, con una lista en sus manos y un sombrero bastante culto en sus cabellos.
-¿Pueden decirme sus nombres para guiarlos a sus habitaciones?
Joder, Joaquín no había pensado en eso, y por el rostro que Emilio había puesto de desconcertado, él tampoco.
¿Tenían ellos una inscripción? ¿TENÍA SU CONEJO UN NOMBRE DE HUMANO?
-Joaquin Bondoni. -Respondió el más bajo.
El hombre buscó sus nombres tras un asentimiento y comenzó a buscar en la lista.
¿Qué harían si no tenían inscripción? ¿Si no existía un Joaquín Bondoni?
-¿Joaquín Bondoni y Emilio Osorio? -Ambos se miraron fugazmente y asintieron eúforicos- Tienen GoldenRoom. Síganme.
Ambos asintieron sonrientes, importándoles nada si habían robado la identidad de dos personas.
¿Emilio Osorio?
A Joaquin le gustaba. Consideraría llamarlo así más seguido.[...]
-Oh, mierda no. No, no, no. Esto es... ¡Es demasiado lujoso!
Simplemente, así era.
O sea, GoldenRoom ya era algo bastante llamativo, ¿No?Pues Joaquin no había captado en realidad. Era demasiado lujo.
Había incluso un televisor y una pequeña cocina, como un departamento pero en medio del océano.
-¡Joacooooo! ¡Ven~! -Exclamó el más alto desde otro lado de la habitación.
Que en realidad era prácticamente un auténtico departamento.
Se encaminó hasta donde sus oídos pudieron reconocer la voz del muchacho.
-Joacooo, ¡Vamos a dormir juntos como hoy!
Resultaba haber tan solo una cama en la habitación.
-Oye, persona ex animal sin nombre, no podemos hacer esto. Es demasiado lujoso y otra persona está esperando por esto con su pareja al parecer... Y-ya, es decir, no es necesario esto...
El muchacho sonrió y volvió a acercarse a Joaquin.
-Joaco, en este barco no hay nadie más que lleve tú nombre. Yo he puesto tu nombre en esta habitación. Y pues... Emilio Osorio ha salido de imprevisto. Supongo que es mi nombre ahora...
-¿¡Qué?! ¡P-pero! ¡E-es muy costoso! ¿¡D-de dónde sacaste tanto dinero y-y...
-Joaquin, tranquilízate... -Emilio sonrió y acarició los antebrazos de Joaquin en un intento de calmar sus nervios- Esto es algo que tú deseas. Realmente no costó nada porque se trataba de algo más importante que las ganancias de alguien más. Es tan simple como que tú lo desees, y yo te lo doy sin perder nada.
Joaquin resopló.
La situación era realmente confusa.Pero, ¿y qué?
Él solo debía... disfrutar, ¿No?-Está... bien... -cedió cabizbajo.
-¡Oh! ¡Joaco, lo siento! ¡Casi lo olvido! ¡Es tu cumpleaños #21! ¡Ven, ven! ¡Debo darte un obsequio!
Y no sabía cómo, pero ese muchacho le hizo sonreír con la pura acción de jalarle el brazo fuera de la habitación.
Incluso él mismo había olvidado su cumpleaños.
Pero él lo recordó.
Vaya..
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Conejito «Adaptación»
FanfictionEsta es una adaptación. Todos loa derechos a la autora original: @dumbggukie Gracias por dejar adaptarla. «Bebé, ya no soy un conejito. Pero si quieres, podemos hacer lo que los conejos hacen».