Cada oportunidad era única,no sabían que sucedería con cada día.Ya fuera Naraku o la realidad de Kagome,eran puntos que no marcaban a su favor...Sesshomaru ya no tenía autocontrol,la deseaba como nunca deseo a nadie.
No importaba el hecho de que era humana,que manchara aún más su estirpe, ¡que cometió el mismo error imperdonable de su padre!
Él aceptaría cualquier consecuencia a su accionar,solo necesitaba un poco de ella o quizás un mucho.
Aquel encuentro estaba por terminar como muchos otros,sin llegar a la profundidad de la conversión de dos cuerpos en uno.Hasta que la pequeña miko pronunció lo que el daiyōkai anhelaba escuchar.
-Estoy lista,hoy quiero pertenecerte por completo.
Entrecerrando los ojos y con las mejillas cubiertas de ese tono carmesí,que le daban un marco de inocencia a esas palabras proferidas,Kagome se perdió en sus pensamientos...Temía sonar atrevida,temía no ser correspondida.
Sesshomaru la miro desde su altura,la sintió temblar de incertidumbre.La tomo firmemente con su brazo izquierdo, llevándola a plegarse completamente a él,mientras con su mano derecha acercaba su rostro hasta sentir su cálido aliento.
No hubo palabras de parte del peliplateado,su respuesta no era lo que Kagome esperaba,era mucho más que eso.Un beso profundo,que le hizo estremecer el alma y la contemplación que obtuvo de él,le mostró que era lo mismo que el deseaba.
Serían uno del otro, aunque fuera algo fugaz,ese sería el momento...su momento.
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