Distensión

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JANET

Me siento en el pupitre. Ética... . Suspiro y, literalmente, pongo mi cabeza sobre la mesa. 

Solo han pasado unas pocas horas desde el "incidente" de ayer. Me estremezco solo de pensarlo. Recuerdo como encontramos a Carla, tirada en la calle, con las piernas y los brazos torcidos y el rostro imperturbable. No gritó ni cuando Luis, tras usar su poder para curarle las heridas, le recolocó las articulaciones. El crujido y los ojos inexpresivos de Carla se me quedaron gravados. Y estoy segura de que a los demás también. Me sigue inquietando que con todo el alboroto que montamos, la policía no hubiese venido para ayudar. Había muertos, coches destrozados... ¡y habíamos volado media calle! Hoy al desayunar, mienttras evitaba las preguntas de mis padres, me fijé en que los noticiarios no decían nada tampoco. ¿Tendrá algo que ver Raguel en esto?

Hastiada, me levanto y me acerco a la ventana. La profe llegará tarde, como siempre. De momento solo hemos llegado Eire, Lara, Miriam y Génesis. Veo a Carla y a Luis entrando por el aparcamiento. No hablan ni se miran, simplemente caminan hacia la puerta. Pienso en si lo de venir juntos será una forma de protegerse de las miradas de los demás o existe otro motivo. Casi me río de mi ocurrencia, pero me acuerdo de como me miraban mis amigas cuando entré en el instituto. Obviando los extraños colores de pelo y algún que otro detalle, podíamos pasar por estudiantes normales. Pero la gente que nos conoce o que nos acompaña al instituto por las mañanas... .

Mis pensamientos se ven interrumpidos con la llegada en tromba del resto de la clase. Han llegado todos a la vez. Se sientan en sus pupitres y... nada. Nadie bromea, nadie grita, nadie hace el gilipollas... . Suspiro otra vez, aún más fuerte, pero nadie me mira. Cuánto hemos cambiado... . La profesora por fin entra en clase. Sonríe y lleva nuestros exámenes corregidos en la mano. Le cambia totalmente la expresión al vernos. Asustada, nos mira uno por uno. Permanecemos estáticos, esperando. Finalmente, me oigo a mi misma murmurar un "Buenos días".

El resto de la clase lo repite de forma mecánica. La profesora al fin reacciona y nos saluda. Se sienta en el escritorio del profesor, que está colocado sobre una tarima, y queda un poco por encima de los alumnos. Antes en Ética, colocábamos las sillas y las mesas en círculo y debatíamos. Ella se sentaba con nosotros. Supongo que eso se ha acabado. Pasa lista muy despacio, asustándose más y más con cada nuevo nombre y rostro. Lo está haciendo para reconocernos, por que aparte de Isma, nadie conserva sus antiguas facciones. Al terminar no dice nada. Nosotros tampoco. Se queda callada con los exámenes en la mano. Está indecisa, no sabe qué hacer. ¿Somos tan aterradores como para que sea un reto darnos clase...?

LUIS

En Historia, Esperanza alucina un poco al vernos, pero sabe mantener la compostura durante toda la clase. Mientras reparte las notas de los exámenes (un 10, no era muy difícil, aunque eso ahora no importa), casi parece que no ha cambiado nada. La directora del centro pasó por nuestra clase y tras echarnos una mirada de estupor, salió corriendo. Puede que vaya a hablar con Marta. Después de todo, si una clase entera se transforma en algo parecido a personajes de anime, lo primero que se debe hacer es hablar con la tutora, ¿no?

LARA

El timbre suena y en vez de salir corriendo por la puerta, nos quedamos pegados a las sillas. Salir al patio con nuestro aspecto... dá un poco de miedo. Pero tenemos que salir. Hay que aceptar lo que ha pasado.  Decido levantarme junto a Olga y Luis, que se dirigen hacia la puerta, Isma no tarda en seguirnos, después Carla, luego Eva y Sara, que masculla algo sobre "la mierda del timbre", y al final, nos mezclamos y nos perdemos entre la gran corriente de estudiantes que inunda el pasillo. Voy hacia 4ºA y como casi todos los días, espero a que salga Yadira o alguna de las chicas para ir al recreo. Espero que me reconozcan. Luis pasa delante mía acompañado de otro amigo suyo (que lo mira con los ojos como platos) y Olga e Isma bajan juntos las escaleras. Janet va detrás de ellos, junto con Génesis y Miriam. Sara y Eva bajan por el otro lado. No encuentro a Carla ni a Eire. Yadira sale de clase, me mira y no dice nada. La noticia debe de haberse extendido. Mientras bajamos las escaleras, siento las miradas de los de A en mi espalda.

SARA

Parece que todo sigue como siempre... .Puede que algunas personas se sorprendan con nuestro aspecto, pero nada más. Nadie nos tiene miedo. O eso parece. Luis pasa a mi lado con una napolitana en la mano, con la otra le suelta una colleja a un chico que va junto a él, que salta y le pega un mordisco a la napolitana. Empieza a perseguirlo por el patio mientras maldice a voz de cuello. Mi risa me reconforta. Dentro de lo que cabe, seguimos siendo los mismos. Humm... voy a comprarme una napolitana yo también.

MARTA

Los chicos ya llegan del recreo. Hoy he venido antes para corroborar lo que ya sabía. 11 completos desconocidos van entrando en clase, saludando de forma más o menos efusiva. Solo los puedo distinguir por que se sientan en sus sitios de siempre. Luis y Carla están completamente quietos, ella mirando al frente, él a la mesa. Tiene la boca manchada de chocolate. Janet se muerde las uñas nerviosa. Miriam tiene los ojos cerrados y lleva unos audífonos blancos puestos. Los demás muestran desde ansiedad a aburrimiento. La única que sonríe es Olga.

Suspiro y comienzo a hablar:

-Bueno chicos-enciendo el portatil-¿alguien se acuerda de la diapositiva donde nos quedamos la última vez?

Alguien murmura que estábamos con los mitos del deporte. Mientras busco la presentación, no se oye ni una mosca. Sus cambios han sido demasiado fuertes. ¿Volverán a ser la clase que eran? Espero que no nos hayamos equivocado... . Aprieto los labios al ver como Miriam se tapa las orejas y cierra  con más fuerza los ojos. Janet y Lara la miran preocupadas. No. Tengo que ser fuerte y ayudarlos. No puedo dejar que todos los sacrificios hayan sido en vano. Me obligo a mi misma a sonreír, mientras en el proyector aparece un esquema sobre los alimentos:

-Como sabréis, el contenido calórico del agua es...

SARA

Pensé que Marta nos iba a preguntar algo... . Pero se ha ido sin decir nada, como los demás profesores... . En Latín, Génesis le preguntó a Vélez si se parecía a alguna diosa griega. Él se emocionó y nos hizo un repaso general. Juro por Dios que me entraron ganas de matarlos a los dos. Al final decidió que Génesis podía parecerse a Deméter. A mi me parece una pesada.

MARTA

Espero delante de la fuente de piedra, sentada en uno de los bancos. Tengo prisa, pero ella siempre me hace esperar. Ella siempre antepone lo suyo a lo de los demás. No sé como podemos ser de la misma sangre. Interiormente, sé que mi hermana no es un verdadero ángel. Al menos ahora. Hubo un tiempo en el que...

Oigo un susurro de hojas arrastradas por el viento. Está sentada a mi lado, impecablente vestida, con un vestido carísimo y unos zapatos aún más caros. Lleva un Rolex en la muñeca izquierda, y se ha maquillado con esmero.Y yo, con el chandal de E.Física.

-Raguel, ya ha empezado; y los chicos no están contentos. ¿Qué les has dicho?

Su risa cristalina me enerva.

-Querida hermana, alguien tenía que decírselo. ¿A qué esperabas? ¿A que despertaran ellos solos sus poderes?

-¡Esperaba a que estuvieran preparados!

Bufa y pone los ojos en blanco.

-Son uno de los grupos más poderosos. Hice lo que tenía que hacer.

-Los acontecimientos se han precipitado. Casi no nos queda tiempo.

-Tú siempre tan pesimista, Gabrielle.

Sonríe y al segundo desaparece, junto con sus fríos ojos azules y su ropa cara.

Impotente, me pregunto como podré proteger a mis alumnos. Le susurro al viento:

-Me llamo Marta...

11ESPÍRITUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora