CAPITULO 4

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Esplendido y extraordinario, otra definición no podría existir para un día lleno de emociones por descubrir, una maravillosa tarde donde les mostré parte de mí y quedaron impresionados, belleza pura que al borde del límite estaba colapsando, lentamente sí, pero lo hacía.

Y llegaron los últimos momentos, esos últimos 120 segundos en los que podríamos haber tenido las mejores conversaciones de nuestras vidas, esos pequeños detalles en que pudimos darlo todo siendo nosotros mismos y ser quienes quisiéramos ser y volar, pero todo tiene un final inesperado o al menos una despedida momentánea, tuve miedo... miedo porque volveríamos a una triste realidad que no aceptaba y me negaba a vivir, en donde todos comenzarían a sacar conclusiones falsas y todos creerían en ellas porque así es como funciona el mundo, miedo porque lo que estaba entero y en perfectas condiciones, ahora mis ojos ya no lo verían mas, al menos hasta en otra ocasión.

Y me detuve unos cuantos minutos porque todo volvería a la normalidad, y pasaban dificultades en mi vida, sabia que no podía detenerme porque quería contar esto, esto que tanta felicidad había causado en mi y ya quería que todos la conocieran, ya era el momento, este era el momento indicado, para terminal lo que inició allá.

Algo debía cambiar, debía ser alguien nueva, renovada, libre, podía ser la persona que deseaba ser, y hacer lo que quería hacer, lo que tenía planeado hace tanto, la vida y Dios me han dado una serie de regalos que jamás podré olvidar y algo que llevaré el resto de la vida conmigo y atesoraré en mi corazón, la plenitud y certeza de ver bien a mis seres queridos, la dicha de haber podido respirar, y tener la oportunidad de disfrutar de una divertida aventura con amigos que parecían ser mi familia elegida, no por mí, sino por Dios.

Al final del túnel pude notar un hermoso detalle llamado: paz.

Esa era la verdadera felicidad, la mía al menos, pero no era el final, era un trascendente cambio de lugar, pues llegaron esos días en los que fuimos a nuestro próximo destino, a nuestro próximo encuentro divino, vivimos algo que juntos compartimos, pero... porque? 

Porqué nosotros debíamos responsabilizarnos de aquello?

Era lo justo y no había motivo por el cual debatir acerca de lo mismo, nos responsabilizamos porque lo creamos, lo ajustamos a nuestras medidas y lo extendimos entre todos, sólo había que parar y listo, el juego se habrá terminado.

Extraordinario, sí... ese ser era indomable, inefable, imparable, amigable, como el león de narnia, el ser más hermoso, el detalle inimaginable, entre el arte y él no había mucha diferencia, palpable y estable, como todo león con carácter.

Un amanecer.

YO ESTUVE AHÍWhere stories live. Discover now