¡¡EL AMOR SE ENCUENTRA MUY CERCA!

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Capitulo 9

Aquí tienes la historia corregida y con los nombres de los personajes en los diálogos:

Fary Simon: —Hola, ¿cómo te llamas? Soy Fary Simon, tengo 26 años. Pero dejemos de hablar de mí, ¿qué me cuentas?

Will: —No hay mucho que contar, tengo 27 años y soy inspector.

Mientras hablábamos, veía a una chica completamente desnuda acercándose a mí, y entonces me dijo:

Chica: —Te toca a ti.

Sin pensarlo dos veces, me quité todo en un segundo. Me disponía a besarla cuando sentí un inexplicable escalofrío. Me detuve, me recompuse y volví a la carga. De nuevo, el mismo escalofrío me recorrió, pero esta vez era como una descarga eléctrica intensa. Intenté ignorarlo y seguir, pero la tercera descarga fue tan fuerte que me hizo desmayarme, y vi desaparecer a la chica.

Desperté al escuchar una voz conocida.

Miranda: —Buenos días, Sánchez. ¿Qué soñaste? Llevas tres semanas en coma.

Will: —¿Cómo que en coma?

Miranda: —Sí, cuando terminaste la detención de aquel hombre, te dormiste y no volviste a despertar. Te di varios bofetones y hasta te pinché con un bolígrafo, pero seguías sumido en un sueño profundo. Si no hubiera notado que respirabas, habría pensado que estabas muerto.

Will: —Miranda, no puedo creerlo. ¿Me estás diciendo que todo fue solo un maldito sueño?

Miranda: —Exacto. Todo lo que viviste después de encarcelar a ese hombre fue un sueño.

Me quedé perplejo. La chica que vi... realmente fue solo una imaginación. Quizás por eso se desnudó tan rápido.

Intenté recordar todo lo sucedido antes del coma, cuando de repente recordé un terrible suceso que no le había contado a Miranda, aunque el final seguramente lo habría visto en las noticias.

Will: —¿Qué hora es y en qué día estamos?

Miranda: —Son las 15:30 y estamos a 23 de abril de 2019. Como no has comido en tres semanas, te están preparando una buena comida, aunque te han estado alimentando por sonda en el hospital. ¿Te preguntarás cómo llegaste de la comisaría al hospital? Pues fue sencillo: al principio creímos que estabas dormido, pero como no reaccionabas, decidí traerte al hospital. Sí, al mismo hospital donde nos atendieron tras aquel horrible suceso.

Will: —¿Me dices que estamos en el Hospital Santiago Salmanta? —pregunté, visiblemente asustado.

Miranda: —Sí, estamos en el mismo.

Una vez aclarado todo, le pregunté:

Will: —¿Tienes unos minutos para que te cuente lo que me pasó antes de empezar a comer?

Miranda: —Claro, estaba esperando que me lo preguntaras —respondió con una sonrisa.

Flashback

Después de una larga jornada, salí a correr para despejarme. En el camino de regreso, me topé con un hombre de aspecto aterrador, lleno de piercings. Sin previo aviso, me golpeó con su arma, dejándome inconsciente. Al despertar, estaba atado de pies y manos, con la mente confusa. Él se había cubierto el rostro, pero poco a poco fui recordando sus rasgos. Mientras intentaba parecer calmado para no darle la ventaja, noté que él había enviado un mensaje a mi hermana usando mi teléfono.

Descubrí que me había colocado una bomba y tenía que quitármela sin que Miranda lo notara para no preocuparla. Entonces, ideé un plan.

Fin del flashback

Miranda: —No me cuentes más, ya sé todo. He estado vigilando todos tus movimientos.

Me quedé impresionado.

Will: —¿Cómo sabías todo eso y no me detuviste?

Miranda: —Te estabas emocionando contando la historia, y no quería interrumpirte. Todo me lo contó la vecina artificiera que tenemos. Me dijo que te habías metido en un buen lío y no estaba segura de que salieras de esta. Entonces, contacté a Mendel y le pedí que pusiera una cámara y un micrófono en la furgoneta. Te estuve siguiendo desde el baño de señoras con un portátil. Lo que me acabas de contar ya lo sabía, Mendel me lo fue contando estas tres semanas.

Mientras comía, no podía creer lo que me había contado Miranda. Cuando terminé, ella me dijo que tenía que ir al baño y tomar un café porque llevaba en el hospital los mismos días que yo.

En cuanto se fue, me quedé pensativo, mirando el techo del hospital como si escondiera algún secreto. Luego dirigí mi mirada hacia la puerta y vi a una chica acercándose. Iba descalza y vestida con un vestido azul. Me quedé sin palabras y, cuando la tuve enfrente, lo único que se me ocurrió preguntar fue:

Will: —¿Qué haces aquí?

Estaba convencido de que volvía a estar soñando, pero esta vez, ella respondió.

Chica: —Soy Brittney Wilson, y te necesito.

Sorprendido, le pregunté para qué, pero se quedó en silencio. Justo cuando parecía que iba a decir algo, desapareció fugazmente, y en su lugar apareció Miranda.

Will: —¿Viste a una chica descalza con un vestido azul? —le pregunté.

Miranda: —No, y ya estás despertando raro. Pero bueno, como te encuentras mejor, me voy a casa a dormir una siesta larga. Ah, y mañana te darán de alta.

Miranda me dio un beso en la frente y se marchó. Me quedé pensando en aquella chica y en sus palabras. Ella me dijo que me necesitaba, algo que no escuchaba muy a menudo. Sentí cómo mi corazón se aceleraba, al punto de casi poder escucharlo. Pensando en ella, me quedé profundamente dormido en la cama del hospital.

EL INSPECTOR SÁNCHEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora