Un Nuevo Miembro

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CAPÍTULO 11

William: —Hoy creo que va a ser mi día, ¿no crees, hermanita?

Miranda: —¿Por qué lo dices, Will?

William: —No lo sé, pero tengo la sensación de que hoy va a cambiar mi suerte en todo. Además, como verás, nos estamos acercando al verano y hoy hace un día espléndido. Para culminar, has hecho un desayuno de ensueño; está todo riquísimo.

Miranda: —¡Joder, Will! Qué contenta estoy, ya era hora de que tuvieras una mentalidad positiva. Lo digo por todo lo que te ha sucedido en estos malos meses.

William: —Ya te digo, Miranda. Además, para mí este mes es especial.

Miranda: —¡No me digas que hoy es tu cumpleaños!

William: —Sí, lo es.

Miranda: —Espera, que tengo que hacer una llamada importante a mi amiga Sara.

William: —¡Miranda, no hace falta que me hagas una fiesta, que ya soy mayorcito y no estoy para tirar piñatas!

Miranda: —¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desea tu hermanita, cumpleaños feliz!

William: —¡Pero Miranda, no hacía falta que me hicieras nada! Este bizcocho que has hecho me encanta, pero no hacía falta, te lo vuelvo a repetir. Aunque te agradezco que te hayas acordado de mi día.

Miranda: —Yo creo que sí hacía falta, ya que tienes 28 añazos y tienes una larga vida por delante. Debes disfrutar de este maravilloso día y de los siguientes con plena fuerza y valentía, que siempre te hace ser la mejor persona del mundo y el mejor inspector del mundo. Perdona, Will, ya sé que ha quedado un poco cursi, pero es la pura realidad. Te diría más cosas, pero no me quedarían años para decírtelo.

William: —Gracias, Miranda. Tú sabes que eres para mí lo que me hace ser todo lo que me has dicho. Además, sin ti no hubiera llegado a donde estoy ahora; eres lo que sostiene mi vida.

Miranda: —Jajajaja, lo tuyo es aún más cursi que lo que he dicho yo. Sin embargo, es lo más bonito que me ha dicho un hombre, jajajaja.

William: —Además, yo soy tu hermano mayor y debo cuidarte.

Miranda: —Will, no has oído eso.

William: —¿El qué?

Miranda: —Espera, que voy a mirar, Will.

Yo paré enseguida de comer el riquísimo bizcocho, me levanté y fui detrás de ella.

William: —¿Qué ocurre, Miranda?

Miranda: —Nos han dejado una carta a nombre tuyo.

William: —¿Qué es lo que dice la carta?

Miranda: —Es que no la he abierto. Como está a nombre tuyo, he pensado que es mejor que la abras tú mismo.

Entonces me dispuse a abrirla. Según la abrí, me quedé de piedra.

William: —Hola, soy Nor, soy muy amigo de Sark. Tengo que decirte que él no cometió el asesinato. Ya sé que te escribo muy tarde, pero si lo hacía antes me podía meter en un buen lío. Pero te lo dejo bien claro: él no ha cometido ningún asesinato y yo sé quién ha sido. Quedamos en tres días en el centro comercial de la Plaza Treyson; no hace falta que entres, te paras justo en la fuente que hay en el centro de la plaza. Saludos.

EL INSPECTOR SÁNCHEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora