Capítulo 12
Al cabo de unos cuarenta y cinco minutos eternos, vi a Miranda regresar con Sark esposado, y escuché cómo le decía:
Miranda: —Da gracias de que estás rodeado de policías, porque si nos encontráramos solos, te pondría una bala entre ceja y ceja.
Me acerqué rápidamente para saber qué había pasado. Al verlo, quedé atónito. Todo lo que había dicho resultó ser cierto, aunque seguía pensando que había algo oscuro y peligroso detrás.
Después de dejar al supuesto asesino, Miranda me comentó lo cansada que estaba de ver tantos asesinatos, y este caso le afectaba particularmente, ya que se trataba de nuestros vecinos. Así que sugirió ir a comer, ya que una buena comida siempre ayuda, y decidimos ir al restaurante Tocinero, cerca de la comisaría. También invitamos a Sara, la amiga de Miranda, quien aceptó de inmediato, porque disfruta de la buena comida.
Al llegar, nos acomodamos junto a una estufa, pues la temperatura había bajado considerablemente. La camarera nos trajo la carta, aunque yo ya sabía lo que iba a pedir: un chuletón de dos kilos, patatas fritas y langostinos con mayonesa. Es un plato para valientes, pues parece más grande en el plato de lo que en realidad es, pero me mantengo en forma corriendo una hora cada mañana y, además, con las persecuciones a pie en el trabajo.
Miranda y Sara, como siempre, pidieron lo mismo para no acabar queriendo el plato de la otra: merluza con patatas cocidas y alitas de pollo, algo curioso, pero les apetecía. De beber pedimos una botella de agua de litro y medio para compartir, aunque yo también terminé mi refresco de naranja en un par de tragos. Empezaba a sentirme mejor, aunque aún algo desubicado.
Mientras pedíamos el postre y nos relajábamos con el café, dos hombres armados irrumpieron en el restaurante diciendo:
Hombre armado: —¡No queremos hacer daño a nadie, pero el primero que se mueva se lleva un tiro! Queremos lo que hay en la caja.
Nos metimos bajo la mesa, cubiertos por el mantel, y sudando como si hubiera corrido una maratón, se me ocurrió un plan.
William: —Mira, Miranda, tengo un plan que puede funcionar. Voy a salir diciendo que tengo lo que están buscando. Miranda, necesitas ir tras ellos y llegar al mostrador para pulsar el botón de auxilio. Sara, quédate aquí por si algo sale mal.
Me levanté y dije en voz alta:
William: —¡Chicos, yo tengo lo que buscan!
Uno de los hombres, que se presentó como el señor Carli, me ordenó ponerme de rodillas con las manos en la espalda.
Carli: —Ponte de rodillas y manos en la espalda. Soy el señor Carli; quiero que te dirijas a mí como señor Carli.
William: —Señor Carli, tengo la impresión de que están buscando una especie de caja fuerte con todo el dinero de estos trabajadores.
Carli: —Te equivocas por completo. No me interesa ese mísero dinero que tú dices.
William: —Entonces, ¿qué buscan irrumpiendo armados en este restaurante?
Carli: —Pensé que ya lo sabías.
William: —Pues la verdad, no tengo ni idea de qué es lo que buscan.
Carli: —Remi, trae una silla para que nuestro amigo se siente. Lo que busco es a una persona, una chica de tu edad, de cabello rubio. ¿Sabes dónde está?
William: —Señor Carli, la verdad es que no sé dónde está esa persona.
Carli: —Entonces, ¿por qué sales de tu escondite diciendo que tienes lo que busco? Por cierto, ¿cómo te llamas?
William: —Me llamo Loren Servi. Pensé que querías el dinero.
Justo entonces, se escucharon las sirenas, lo que me dio una pizca de esperanza. Era Leandro con el megáfono diciendo:
Leandro: —¡Estáis rodeados, soltad las armas!
Los hombres, nerviosos, me tomaron como rehén. Con mi vida en peligro, reaccioné impulsivamente y logré quitarle el arma al señor Carli, disparando dos veces. Mis compañeros de la comisaría entraron de inmediato, pero se quedaron paralizados al ver la escena. Los servicios médicos entraron y, al instante, me sentí caer al suelo, agotado pero consciente.
Miranda me gritó enojada, aunque sabía que era por la preocupación.
Miranda: —¡William, eres un inconsciente! ¡Podrías haber muerto!
Sara me abrazó y dijo que era un héroe, aunque no me lo creía.
Sara: —Eres un héroe, William, lo lograste.
Sin embargo, seguía pensando en quién sería la chica que buscaban, pues el poco detalle que había mencionado Carli me recordó a alguien que suelo ver en sueños. Sin embargo, preferí dejar ese pensamiento de lado; tenía un caso urgente que resolver, y todos estaban convencidos de que el asesino era el propio hermano.
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EL INSPECTOR SÁNCHEZ
Fiksi IlmiahEs un hombre que demuestra la valentía y el esfuerzo para conseguir la felicidad para todos, pero no sabe si encontrará la suya .