Guardó la bicicleta en el garaje y entró en casa. Estaba enfadada, diría que hasta asqueada, ahora entendía el comportamiento tan extraño de Eddie con ella. No quería herir sus sentimientos (aunque suponía que ya lo había hecho), pero tampoco podía dejar de verlo como algo más que un amigo.
Fue hacia la cocina, necesitaba beber agua. Abrió el pequeño armario donde su madre guardaba los vasos y cogió uno, se le resbaló de las manos y cayó al suelo con un estrepitoso sonido. Intentó recogerlo, pero uno de los trozos rotos le provocó un corte en la palma de la mano. No era muy grande, pero la sangre fluía sin cesar, agarró un trapo de la cocina y se lo colocó en la herida.
Corrió escaleras arriba hacia el baño y hurgó en el cajón de los medicamentos hasta que por fin encontró un par de vendas y se las colocó como pudo, en cuanto vio que dejaba de sangrar.
Mientras estaba parada frente al espejo, notó como algo o mejor dicho alguien, se movía dentro de la bañera. Pensó en abrir la cortina para ver de que se trataba, pero no hizo falta, pues una mano pálida y huesuda lo hizo por ella. Allí estaba otra vez él, ese jodido payaso. Movió la mano lentamente, a modo de saludo.
No iba a asustarse, tampoco iba a gritar. Agarró un rollo de papel, poco efectivo, pero práctico; y al girarse para lanzárselo, el payaso ya no estaba. Puede que se estuviera volviendo loca, pero estaba claro que no solo ella vio al payaso.
Unos golpes muy fuertes en la puerta la sacaron de su ensimismamiento.
Bajó a abrir, quien quiera que estuviese llamando iba a tirar la puerta abajo. Giró el pomo y pudo abrir. Era quién menos se esperaba.
Parada en la entrada estaba la larga figura de Patrick. Pero hoy no parecía tan animado como en sus encuentros anteriores, sus ojos fríos echaban chispas :
- ¿Estás sola?.- preguntó serio. Peggy asintió con la cabeza y el chico entró a la casa sin siquiera preguntar.
- Claro Patrick, puedes pasar.- dijo ella con ironía.
- Cierra el pico y escúchame.- se dio la vuelta, estaba examinando la casa.- ¿Que hacía ese marica de Kaspbrak besándote?.
- N-no me besó.- ella intentó proteger a su amigo.
- Si lo hizo, yo os vi.- los ojos de ambos se encontraron.
- Bueno, sí que me besó pero...- no pudo terminar en cuanto vio el puño de Patrick estrellándose contra la pared.
- ¡¿Cómo se atreve ese imbécil a tocar a mi chica?!.- ambos callaron después de eso.
- Tú y yo no somos nada Patrick, no soy tu chica.- se acercó a él.- No soy tuya.
- Podrías serlo.
No sabía que responder, estaba paralizada. Patrick estaba enfadado y ella sabía que una respuesta condicionaría todo lo que pudiese pasar después. Lo tomó por las manos, lentamente y lo miró a los ojos :
- ¿A qué te refieres Patrick?.- prefería preguntar.
- Quiero que estés conmigo, ahora, siempre. No somos amigos, pero podemos ser otra cosa.- ella abrió los ojos.- Tú eres real.
- Me estas pidiendo que sea...- él la interrumpió.
- Mi chica.
Peggy no dijo nada, simplemente lo besó mientras él se agachaba. Pero esta vez no era un beso duro y áspero, esta vez el tacto era suave y los labios de Patrick estaban agradablemente calientes. Se separaron delicadamente.
Ella lo miró de nuevo a los ojos, que parecían menos agitados :
- Entiendo que no quieras que nadie se entere. Pero no les digas a tus amigos que soy una de esas zorras fáciles.- pidió ella.
- No les diré eso.- parecía de fiar.- Y como vuelva a ver a Kaspbrak va a enterarse.
- No le hagas daño a Eddie, por favor.
- Está bien, pero sólo porque tú me lo pides.- Patrick miró el reloj que asomaba desde la cocina.- Tengo que irme.
- Adiós.
- Espera, ¿qué vas a hacer mañana?.- quiso saber él.
- No tengo ningún plan la verdad.- en ese momento una sonrisa asomó en los labios del chico.
- Ahora lo tienes, te vendré a buscar. Llámalo cita.
- Prefiero no hacerlo.- rió.- Te estaré esperando.
Antes de irse Patrick le guiñó un ojo, que estuvo apunto de hacer que Peggy se derritiese. La chica cerró la puerta y él comenzó a caminar para alejarse. Debía preparar todo para mañana, pues quería que fuera un momento inolvidable para Peggy, claro que para Patrick, inolvidable nunca significaba nada bueno. En la "desordenada" mente del chico brotaban unas ideas que muchos querrían no saber, pero ahora la pequeña y alegre Peggy formaba parte del juego.
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0:00 | Patrick Hockstetter.
FanfictionA esa hora estará en el bosque, con ella. Nadie podrá oír los gritos, nadie podrá salvarla. Todo el mundo duerme a las 0:00. Todo el mundo excepto él.