▶︎epílogo◀︎

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Después de un mes, "el club de los perdedores" vio como el que podría ser el verano más loco de sus vidas había llegado a su fin. Pennywise ahora ya era historia para ellos, y quedaría solo como un simple recuerdo; todo lo contrario que Peggy.

La primera en descubrir la nota, fue Beverly. Pues había ido a casa de la chica para tener noticias de ella y después de que nadie le abriese la puerta, observó que había una carta en el buzón de la casa de su amiga. Nada más leer la carta, corrió junto a los demás chicos para leérsela en voz alta.

Beverly soltó solo una lágrima, ante la noticia de que acababa de perder a la única chica que podía considerar su amiga. Bueno...en realidad todos parecían afectados; ¡hasta Stanley reconocía que echaba de menos sus pequeñas peleas!. Pero ninguno de ellos la extrañaba tanto como lo hacía Eddie.

Peggy había sido su primer amor; tenía fuerza y valentía, en resumen, todo lo que a el le faltaba. Y ese beso en el bosque...ese beso quedaría en su corazón para siempre, a pesar de que ella lo hubiese rechazado. Porque Eddie sabía que el corazón de la chica era de Patrick; sí, los había visto besarse una vez que él fue a la casa de ella, pero prefería callar.

Derry, en cambio, no tomó la noticia con la misma importancia. Pusieron carteles con la cara de los chicos desaparecidos, y al cabo de unos días, las quitaron sin darles mayor importancia. Pues había más niños desaparecidos. Incluso los padres de Patrick ni si quiera se molestaron cuando descubrieron que su coche había desaparecido; pensarían que algún ladrón se lo había robado.

Mientras tanto, en aquel apartado Idaho rural, las cosas marchaban bastante bien. Peggy se encontraba en el porche de una vieja granja, sentada mientras leía un libro polvoriento titulado "Mujercitas"; convencida de que la loca aventura que emprendió con Patrick fue lo mejor que pudo hacer. Todo era perfecto para ellos, pues nadie se había molestado en buscarlos. Tenían tierra para cultivar y el pueblo más lejano se encontraba a cincuenta kilómetros, así que tenía toda la paz que siempre había querido.

Desde su cómodo asiento, vio llegar a Patrick del campo de maíz, con una sonrisa en los labios. El irse, no sólo mejoró sus condiciones, si no que consiguió que el chico estuviera feliz casi todos los días.

Nada más poner un pie en el porche, el joven depositó un beso en los hombros desnudos de Peggy para acto seguido entrar en la casa a darse una ducha.

Puede que al final sea verdad esa mierda que dicen en las películas, si no arriesgas no ganas. Bueno, por lo menos, eso es lo que pensaba Peggy.

Espero que te guste Akyra1
:)

0:00 | Patrick Hockstetter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora