III

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"Eres tú, eres tú, es todo por ti,

todo lo que hago,

te lo digo todo el tiempo,

el cielo es un lugar en la tierra junto a ti".

(Video games – Lana Del Rey).

Thayer de inmediato se puso de pie, todavía seguía agitado por la pelea, pero aquello no le impidió rendirse. Tomó a Madison de la mano, que permanecía mirando al tipo aparentemente inconsciente, recordándole que tenían que irse.

—Mad, vámonos— murmuró, emprendiendo a caminar a paso ligero y ella por inercia, lo siguió. Se metieron dentro del auto, Madison se sentó y trabó la puerta, mientras Thayer lo ponía en marcha. Su mañana tranquila de trabajo se convirtió en una tormentosa aventura acompañando a Thayer Hemming a golpear a un tipo, del cual tuvo que salvarle la vida y luego, huir con él. Respiró hondo, hundiendo la espalda en el asiento, las manos aún le temblaban.

—Qué es lo que acabo de hacer— se miró las palmas de las manos, que continuaban enrojecidas por la fuerza que había hecho.

—Me salvaste— le dirigió la mirada y se dio cuenta de que ella seguía en shock.

—No. Lo maté. Maté a un hombre— horrorizada de sí misma, no caía en la cuenta de lo que acababa de hacer. Jamás había tocado a alguien de un modo violento. Era la primera vez que usaba sus manos para hacer daño y se sentía fatal.

—No, no lo mataste. Solo fue un golpe, saldrá de eso. Además ese idiota se lo merecía— lo escuchó, pero no podía quedarse tranquila. Le pasaban por la cabeza todas las posibles (y no tan posibles) consecuencias que aquella acción le traería.

—Pero si se despierta irá a la policía, va a decir lo que pasó y terminaremos en prisión por haberlo atacado— pasó la mano entre su cabello, cada vez más perturbada. Tal era el impacto de lo que había hecho, que ni siquiera le salía echarse a llorar. —Eso es lo que va a pasar. Voy a ir a la cárcel— continuó y entonces Thayer, aparcó el auto a una orilla. — ¿Por qué te detienes? ¡Sigue antes de que nos alcance!— ordenó que se diera prisa, a pesar de que ya llevaban varias cuadras lejos de la escena. Era obvio que ya no los alcanzaría.

—Madison, mírame— indicó Thayer que se giró a mirarla. —Tranquila. Nadie llamará a la policía. Sabiendo lo que hizo con Maxine no pondrá un pie en la comisaría.

— ¿Y si recuerda mi cara y me busca para vengarse de mí por qué lo golpee?— dejó escapar algo que en voz alta sonó como una locura que no ocurriría. Sin embargo, Mad en ese momento pensaba que cualquier cosa podía suceder y Thayer dejó entrever una pequeña sonrisa a causa de eso. Era tan lindo, incluso con una mejilla enrojecida y cargando un corte en la otra.

—Nadie se acercará a ti. Tienes mi palabra— Madison no encontraba razones para no creerle. Asintió regresándole una sonrisa similar, de pronto un tanto más convencida y calmada.

— ¿Duele? Digo, tu cara es un desastre Thayer—deslizó su dedo índice con suprema delicadeza sobre la mejilla masculina. Quería quitarle cada rastro de aquella pelea.

—No mucho— aseguró. Mad enseguida deshizo la caricia. ¿Qué rayos estaba haciendo? Supuso que todo era producto del estrés y volvió a colocarse en su lugar. Aunque se había sentido tan bien rozando su piel. Suave.

♡♡♡♡♡♡

Thayer condujo hasta la casa de Madison. Ella no quería volver a su trabajo, no cuando el corazón todavía le latía a mil después de lo que habían vivido. En cambio supo que Thayer pidió el día libre en su trabajo, exclusivamente para hacer justicia por su cuenta.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora