VII

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"¿Eres mío? ¿Eres mío?

Porque estaré aquí todo el tiempo.

¿Quién lo hubiera sabido? ¿Quién lo hubiera sabido?

Cuando apareces en mi teléfono,

ya no me siento sola".

(Who'd have known – Lily Allen)

El sol se ocultaba, el primer indicio de que su hora de trabajo empezaba a finalizar. Thayer no podía esperar para irse. Cuando terminó con los últimos detalles pudo marcharse, aunque antes de llegar a donde quería, pasó por un negocio, donde compró comida para la noche. Llegó a su casa cargando con una bolsa, encontrándose con Maxine, que estaba allí como de costumbre. Se encontraba sentada en el comedor, pintándose las uñas con un esmalte color negro mientras oía una canción casi a volumen máximo. Sin embargo, cuando vio a Thayer entrando, se aproximó a poner el sonido más despacio.

—Vaya, ¿a quién invitarás a cenar esta noche, hermanito? ¿A todo el pueblo?— murmuró la castaña, después de observar la bolsa que él traía.

— ¿De qué hablas?— la miró un tanto confundido. Maxine le hizo un gesto con la cabeza, elevando las cejas y señalando la bolsa. —Ah, la comida. Es para nosotros— mientras contestaba, caminó hasta la cocina y sobre la mesada empezó a dejar lo que había comprado. — ¿Qué? Tengo que alimentarme— bromeó, su hermana lo miraba sin creer que iba a comerse todo lo que traía.

—Y sí que lo harás— terminó de pintarse la última uña, cerró el esmalte y sacudió las manos para secarlas.

—Tú también. Tendrás que probar mi nueva receta.

— ¿Estoy obligada? No olvido que la última vez fallaste en algunos detalles.

—Puedo mejorar, Max. Está vez será mejor, ya verás— respondió. Le gustaba cuando su hermana bromeaba, a pesar de que a veces fingía que estaba molesto, los chistes entre ellos significaban que todo estaba bien.

—Mmm, no lo creo— se burló la chica, que se había puesto de pie, dirigiéndose hasta su habitación en busca de un abrigo. Una chaqueta de cuero negra que la hacía lucir arriesgada. —Oye Thayer, ¿por qué mejor no invitas a tu novia a cenar? Estoy seguro que estará encantada— propuso, quería hallarle una compañía, antes de decirle que esa noche se iría.

—No. Lexie y yo no hablamos desde anoche— extendió su brazo hasta la alacena, buscando algunos condimentos que necesitaría para la comida. —Y no acepto comentarios al respecto— se protegió, antes de que su hermana largara alguna burla. Maxine lo hizo de todas formas.

— ¿Otra vez se pelearon?— giró los ojos, no le sorprendía porque últimamente los oía discutir demasiado. —Entonces invita a otra chica. Invita a Madison— lanzó, esperando ansiosa la reacción de Thayer. Sabía que algo más pasaba, intuición de hermana.

—Que haya discutido con Lexie anoche, no significa que todo esté terminado. Sigue siendo mi novia— murmuró, ahora buscaba algo dentro de la heladera.

—Como digas— no lo entendía, pero no iba a discutir. Sabía que era inútil intentar darle otra perspectiva a su hermano. —Pero yo no voy a cenar aquí hoy. Tengo cosas que hacer y ya se me está haciendo tarde— evitó darle más detalles y con la chaqueta puesta, comenzó a caminar hasta la puerta.

—Espera, Max. ¿A dónde vas?— Thay dejó lo que estaba haciendo y empezó a seguirla.

—De una amiga— respondió rápido, restándole importancia.

— ¿La misma con la que cenas casi todas las noches? ¿La misma que te abandonó en la fiesta?— cuestionó, porque no le creía una sola palabra y la situación que su hermana mostraba se volvía cada vez más extraña y confusa. Se iba. Casi todas las tardes, casi todas las noches y Thayer no tenía idea a donde pasaba tantas horas.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora