XXX

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Cuando el silencio no está callado

y parece que cuesta respirar

Y sé que sientes como si estuvieras muriendo,

pero te prometo que lo manejaremos.

y moveremos montañas.

Vamos a salir de esta y me levantaré.

Me elevaré como el día, me levantaré sin miedo

Y lo volveré a hacer cien veces, por ti.

(Rise up – Andren Day)

Llevaba dos días en la casa de Thayer y ese lunes cuando el sol inundó la habitación, Madison decidió que ya era hora de irse. Tenía que regresar a su casa, ver a su familia, decidir a qué universidad asistiría y hacer algo con su vida, porque no podía permitir una vez más que su mundo se desbordara. Se vistió y lavó la cara, observándose en el espejo por un instante, chequeando especialmente la pequeña herida que dolía menos y que comenzaba a cicatrizarse. Le quedaría una marca, quizá por años, que le recordaría a esa horrible noche cuando pensó que moriría. Cerró los ojos y se repitió que debía enfocarse en lo que venía adelante. Por último se recogió el cabello, porque a veces los mechones cayendo en su cara la abrumaban.

Ya tenía todas sus cosas, pero regresó a la habitación donde Thayer continuaba durmiendo de lado y parte de su torso desnudo se dejaba ver por debajo de las sabanas. Dudó en despertarlo, pero quiso decir adiós y no desaparecer como por arte de magia después de todo lo que habían pasado. Se suponía que las cosas estaban limpias para ellos, que podían continuar con su relación porque ya no estaba Lexie, ni tampoco Patrick o su padre tratando de hacerle la vida imposible. Sin embargo, Madison llevaba un secreto que pesaba, algo que guardaba y no le permitía sentirse libre. Trató de dejar al margen ese pensamiento y se sentó a un borde de la cama con cuidado, acariciando el rostro de Thayer.

—Hey...— le susurró todavía siendo cuidadosa, pero notando que el muchacho empezaba a abrir los ojos.

—Mad— murmuró cuando sus ojos terminaron de percibir lo que pasaba. — ¿Ya te vas?

—Tengo que irme.

—Te puedo llevar— dijo y no tardó en elevar su torso hasta sentarse, pero Madison lo detuvo.

—No, está bien. Puedo ir caminando— aseguró. —Creo que necesito tomar un poco de sol, ya que pasé todo el fin de semana atrapada contigo— bromeó, sonriendo un poco al recordar que a pesar de todo, supieron hacer de un mal momento uno realmente bueno.

—Pero te gustó.

—Sí, reconozco que fue genial, ya sabes, a pesar de todo lo fue— pronunció sincera. —Además tengo que decidir lo de la universidad.

— ¿Entonces irás?— Madison asintió.

—Si todo sale bien— se encogió de hombros, demostrando sus intenciones de aprovechar la oportunidad.

—Todo saldrá bien, ya verás. Mad, puedes lograr lo que sea.

Ella suspiró, intentando contagiarse de esa confianza que Thayer tenía en ella. Quería confiar en sí misma del mismo modo.

—Eso espero. Es que hemos pasado por demasiadas cosas malas en este tiempo y creo que lo último que pasó fue algo extremo, pero ya pasó, y solo quiero que a partir de hoy sea una nueva forma de empezar, que sigamos siendo tú y yo, pero una mejor versión, supongo— expresó y de inmediato, buscó la mano de Thayer para entrelazarla con la suya. —Thay, necesito que me prometas que todo lo de Patrick quedará atrás, y que te mantendrás alejado de ellos— mencionó casi rogando, porque no podía irse sin asegurarse de que él estaría bien.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora