- Alastor, me tengo que ir, no puedes esperar que me quede para siempre aquí, también tengo un casino que atender. Y regresa el pedazo que arrancaste de la sala común. –
Dentro de la cocina, junto a la mesa de acero inoxidable, la princesa del infierno, con multiples marcas de mordidas en el brazo, apretaba los dientes sin gritar o forcejear, mientras el Demonio de la Radio se relamía hundiendo de nuevo los dientes en la herida de su cuello.
La intromisión de Husk, apenas les importó, pero Alastor tenía que atenderlo.
- Ah, Husker, mi buen amigo. Haz lo que te plazca, pero tendrás que volver después – Se separó de ella y se acercó a darle una palmada en la espalda para sacarlo del lugar. Pero cuando el confundido Husk salió de la cocina y Alastor se dio la vuelta para continuar. Se topó con una princesa tranquila y con las heridas de las manos y brazos terminando de sanar. Y abrochándose los botones de la blusa con elegancia.
- Me alegra conocer tus debilidades, Alastor. Y trabajaremos sobre ellas. ¡Quédate tranquilo! ¿No te da gusto que al fin encontráramos el principio de tu camino a la redención? – El Demonio de la Radio permaneció en silencio. La observó mientras salía de la cocina con una taza de té con leche en las manos.
Aquello no era un juego. Y ella no perfilaba dentro de su definición de víctima. Toleraba el dolor, no se exaltaba en su presencia, no le temía.
Se sintió confundido y la siguió a escondidas.
Charlotte pasó un par de horas frente al piano, tocando melodía tras melodía. Todas tristes y lentas. Después se puso de pie y marcó desde su celular.
Un repartidor llegó con la orden de comida que ella había ordenado. Y la observó cuando entró al salón donde aún estaba el pedazo de bar que había arrancado del casino de Husk.
Comió lo que parecía un corte de carne muy cocido y unos vegetales salteados. Mientras leía un libro de cuentos de terror. La comida pareció no ser del todo de su agrado, pero la terminó por completo.
Posteriormente, subió al despacho en el tercer piso y se enfrascó en la redacción del proyecto para Alastor.
La observó escribir y hacer tachaduras en el papel frente a ella. Las ideas no conectaban y se quedó dormida sobre el escritorio.
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Abandonó el hotel evaporándose en el aire y se materializó en la entrada de villa caníbal, al sur del pentagrama.
Este lugar era el primero en ser arrasado por los ángeles exterminadores, cada año. Sus habitantes mas experimentados, habían encontrado una forma de ocultarse y sobrevivir. Además cuando se marchaban a la siguiente sección, la cantidad de carne disponible, era suficiente para congelarla y comer todo el año de la reserva.
Alastor caminó por la acera respirando la brisa tibia de las tardes infernales.
- Buenas tardes Alastor. – Una mujer con orejas de murciélago le sonrió desde una banca cercana mientras roía un enorme hueso hasta dejarlo limpio.
Hizo una inclinación de cabeza, y avanzó por las calles, saludando a todo el mundo.
El Café Twenties, abierto las 24 horas del dia, le ofreció la atmósfera que necesitaba.
Se sentó en la mesa del fondo, cubierta con plantas rojizas y esperó a la mesera. Pero en su lugar, una mujer corpulenta y rubia con ojos azul profundo, se acercó y le puso una pequeña copa en la mesa.
- Recién obtenida, querido. Bébela antes de que se coagule. – Alastor tomó la pequeña copa y paladeó el contenido mientras bajaba por su garganta. La sangre fresca habitualmente le brindaba una tranquilidad placentera, parecida a la del café, pero mucho más intensa.
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Paradise
FanfictionHola a todos. Esa imagen que ven en la portada, me dio la idea para empezar esta historia. Traida a nosotros por la excepcional artista Allison https://twitter.com/astrallyyyy/status/1236069283026939905/photo/1 Los personajes de los que se ha habla...