13.

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Llegaron al restaurante que, a pesar de ser muy distinguido y aparentar ser caro, en realidad era muy cómodo. La comida era sumamente deliciosa; razón por la que Yuta adoraba visitar ese lugar. Buscaron una mesa para acomodarse y enseguida una mesera llegó con el menú.

—¿Cómo ha estado Liah? —preguntó, dándole una ojeada a cada platillo, aunque prácticamente ya se los tenía memorizados.

—Bien. Siempre yendo a la escuela —contestó, y un corto silencio se abrió espacio entre ellos—. Me preguntó por ti. Siempre lo hace.

—¿En serio? Ouh, lo siento. Es sólo que he estado ocupado estos últimos días.

—Lo comprendo perfectamente, Yuta.

—Pero hoy te voy a acompañar a recogerla. Puedo, ¿verdad? —sonrió amplio.

—No es cómo si fuera la primera vez que lo haces —rió negando—. No necesitas preguntarme.

Al cabo de unos instantes, Yuta ordenó por los dos para asegurarse de que ella probara los más exquisitos manjares del lugar. En lo que esperaban por su comida, comenzaron a platicar sobre cualquier tema al azar y el japonés no desaprovechó la oportunidad para profundizar poco a poco la conversación.

—¿Puedo preguntarte algo? —la miró sonriente mientras recargaba su cabeza en el dorso de su mano.

—Adelante. —respondió serena, aunque aquella carita tan tierna le estaba derritiendo el corazón.

—¿Te sientes bien estando conmigo?

No supo a qué se debía esa pregunta, pero a juzgar por su voz y semblante, su respuesta sería de suma importancia para él. Yuta la miraba atento a lo que fuera a decir.

—Claro. ¿Por qué no lo estaría?

—No lo sé. Sólo aparecí de repente y comencé a hablarte. Pensé que tal vez pudo y puede llegar a ser molesto para ti.

Realmente esa no era la razón, pero ¿cómo decirle «porque siento que no confías en mí» sin sonar irrespetuoso?

—No lo es —negó ella—. Me agrada mucho tu compañía y, de hecho, desde que te conocimos Liah y yo nos sentimos más felices.

—¿Ah sí? ¿Soy su único amigo o qué? —entonó juguetón, sin embargo, había una chispa de seriedad en aquella pregunta.

—Pues... Si soy honesta, sí. —jugueteó con sus manos bajo la mesa y evitó toparse con sus ojos.

En ese momento un par de meseros llegaron con sus pedidos, interrumpiendo la plática. La castaña suspiró un tanto aliviada. Realmente no sabía a dónde quería llegar Yuta, pero la estaba poniendo muy nerviosa. Los muchachos se retiraron y Yuta retomó su plática.

—Déjame te sirvo —dijo él, tomando un plato para poner un poco de todo en este—. ¿Qué decías?

—Aah, te... te decía que sí, tú eres nuestro único amigo. —respondió, con su voz decayendo mientras decía.

Nakamoto le miró un tanto sorprendido mientras le entregaba su plato.

—¿Por qué? Si se puede saber.

—No lo sé. Mis viejas amistades se olvidaron de mí y no soy tan apegada con mis compañeros de trabajo, sólo a Hyejin, pero jamás hemos podido salir juntas así que, técnicamente, nuestro amigo más cercano eres tú. —finalizó con una risa incómoda.

—Vaya, me sorprende que siendo tan lindas y agradables las dos, no tengan a nadie más.

—Sí, bueno... Las cosas pasan. —musitó con la mirada perdida en su.

Healing Smile ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora