24.

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Ya estoy aquí. —dijo Yuta desde el otro lado de la línea.

—Estaré allí en unos minutos... —musitó ella.

Bien, te espero.

—Bien. —y sin más, colgó.

Estaba muy asustada. No sabía cuál sería la reacción de Yuta al verla así e imaginarlo sólo aumentaba su inquietud.

Soltó su cabello para cubrir su rostro y se colocó un abrigo. Si sería honesta con él y le contaría sobre la situación, también dejaría que la viera y por ende, bajo el abrigo, vestía una simple polera. Tomó su celular y salió de casa rumbo al lugar en donde se encontrarían.

Las ganas de regresar corriendo era inmensas, pero tenía que ser valiente. Yuta le había demostrado que estaría con ella para lo que fuera y el cariño que él mismo le brindaba, la volvió más fuerte, demostrándole que sí hay personas que la valoraban.

Cuando faltaban pocos metros de distancia para llegar, lo divisó de pie en el lugar. Sintió su estómago revolverse y sus piernas flaquearon, pero trató de darse ánimos a sí misma. Se acercó a paso lento e inseguro hasta llegar a él.

—Yuta... —le habló y este volteó a verla.

A pesar de que cubría su rostro, Yuta pudo darse cuenta de su expresión temerosa.

—Hola.

—¿Podríamos ir a un lugar más privado? No creo que sea buena idea hablar aquí. —musitó cabizbaja. Yuta asintió.

—¿Dónde?

—No lo sé. Un lugar dónde sólo seamos tú y yo.

—¿Te parece si vamos a mi casa y ahí hablamos?

—Está bien.

Realmente no le importaba donde, con tal de estar solos y así poder mostrarle y hablar sobre todo lo que debía saber.

De forma silenciosa, caminaron a la casa de Yuta, quien estaba aún más nervioso y preocupado que ella. Verla tan callada, cabizbaja y cubierta prácticamente de pies a cabeza le aterraba y no tenía idea alguna de lo que se venía. El transcurso a su casa pareció infinito, hasta que finalmente llegaron y se adentraron a la casa.

—Toma asiento...

—No, no, así estoy bien. Sólo... quiero salir de esto lo más pronto posible. Quiero ser sincera contigo sobre todo esto. —musitó, su voz sonaba apagada y débil.

Yuta tragó nervioso, sintiendo cómo poco a poco comenzaba a temblar y la miró atento.

—Bien, soy todo oídos.

—Primero que nada, quiero disculparme por nunca haber sido más abierta con respecto a mi situación, pero ya no puedo seguir ocultándolo. No cuando me has demostrado la increíble persona que eres. Así que... aquí voy. —suspiró nerviosa.

De manera temblorosa y pausada, bajó la capucha de su abrigo para después descolgarlo de sus brazos. Yuta miraba atento cada uno de sus movimientos y cuando la chica se despojó por completo del abrigo, sintió cómo poco a poco su mundo se derrumbaba. Una horrible sensación lo llenó al verla así.

Sus brazos y su rostro tenían múltiples heridas, que claramente fueron provocadas por una segunda persona. Moretones en sus brazos, marcas en su cuello y rostro (justo cómo las que Johnny le había descrito la última vez), su labio partido y sus ojos reflejando una tristeza profunda.

El japonés sintió su corazón romperse en pequeños fragmentos y su respiración comenzó a agitarse.

—Por Dios, ¿quién te hizo esto?

Healing Smile ; Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora