Mis lágrimas caían por mis mejillas, estaba sudando frio y hasta me sentía mareado, el miedo me tenía completamente consumido, estaba paralizado, de haber sabido lo que me esperaba jamás hubiera hecho nada.
Me sentía algo nervioso sabía perfectamente que me iban a matar, o de seguro me iban a golpear, observaba nervioso a mi alrededor. Todo estaba medianamente obscuro, había mucha humedad y en el ambiente se podía oler un aroma extraño… como a plantas quemadas, en la habitación no había nadie, pero sabía que afuera estaban los dos sujetos que me trajeron aquí.
Escuche ruido afuera, supe enseguida que él había llegado y de seguro estaría furioso, la puerta se abrió y al escuchar el chirrido casi me orinaba en los pantalones.
Al ver su rostro palideci enseguida— Marcus.- dijo con su voz gruesa.
— Señor.- logre responder, mi voz fue casi inaudible.
Él camino hasta donde me encontraba, se quedó de pie frente a mí y su imponente presencia me dejo con la garganta seca. — Te daré la oportunidad de explicar lo que paso.— se cruzó de brazos y pude ver tras el a sus escoltas.
jugaba con mis manos algo nervioso— Y-yo, la verdad es que…- era incapaz de hablar.
— ¡Habla!— grito irritado.
Sabía que lo que iba a decir, podría ser mi sentencia de muerte pero no podía mentir—Robe una caja que tenía dinero en el parque, eso pensé, yo no sabía lo que había dentro, solo pese que era dinero.—me defendí.
— ¿Qué hiciste con lo que había dentro?- pregunto. — ¿Sabes que era?- se cruzó de brazos y asentí.
—Sí que lo sé.- admití — Tengo doce años no soy tan estúpido.—todos los presentes me observaban sorprendidos, más que nada por la manera en la que respondí tan irrespetuosa.—Droga.- afirme.
—Si un jovencito de tu edad, sabe lo que es la droga, imagino que vienes de un barrio algo fuerte.- dijo relajado el sujeto. — ¿Sabes quién soy yo?- pregunto.
Su simple voz, lograba atemorizarme—Si.- musitó cabizbajo.
—Mírame que te estoy hablando.- gruño.
Subí el rostro y lo observe directamente a los ojos, quería bajar la mirada pero no lo hice, jamás dejaría que pensara que era un cobarde, le tenía miedo si y mucho, pero no se lo demostraría.
—Usted es el barón.- dije seguro.
—¿Sabes por qué me dicen así?- pregunto y asentí.
—Usted es de realeza en la mafia, usted es el asesino y narcotraficante más despiadado existe en Rusia.- no aparte mis ojos de los suyos.
—Eres demasiado estúpido o muy inteligente.- sonrió maliciosamente —Eso me agrada, que no tengas miedo de morir.— palidecí al instante — Veo que si le temes a algo niño ¿Dónde está mi droga?- pregunto apretando con fuerza mi cara.
—En mi bolso.- le dije, enseguida sus hombres me quitaron el bolso, buscaron en él y consiguieron la bolsa.
—El dinero no está.- dijo uno de ellos.
Esto lo enfado, su mirada amenazante me fulminó— ¿Qué paso con mi dinero?- pregunto el barón.
—Lo gaste.- musite.
Arqueo su ceja y exhaló el humo de su habano en mi rostro— ¿En que lo gastaste?- se cruzó de brazos.
—Mi madre está enferma, le compre medicina.- admití.
—¿Qué tiene tu madre?- preguntó.
Sabía que no le importaba pero aun así le dije—Cáncer.- susurré con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta—No me asesine señor, yo puedo trabajar y le pagare todo, si mi madre muere yo no tendré nadie más.- suplique.
—Entonces, tienes miedo a quedarte solo.
Saco su arma y me apunto— Tengo miedo, a morir primero que ella, sin tener la oportunidad de por lo menos intentar salvarla.
—Si me conoces, sabes que no puedes vivir, yo asesino a todo el me roba.- trague grueso — ¿Por qué no te asesinaría a ti?
—Le puedo ser de mucha ayuda.- lo persuadí.
Soltó su risa burlona — ¿Cómo?
—Un niño de doce años, sin ningún armamento, le robo a tres de sus hombres y de no ser porque fui tan estúpido de pasar frente a ellos con su caja, jamás hubieran sabido quien lo hizo.
—¿Eso en que me beneficia?
—En que sin tener experiencia, hice lo que muchos maleantes no, imagine lo que podría hacer si tuviera algo de entrenamiento.
Arqueo su ceja y amplio más su sonrisa, como si eso fuera posible— ¿Acaso estas pidiendo empleo?
—Necesito pagar mi deuda, necesito que mi madre viva.
Su sonrisa se borró enseguida—Tienes el trabajo.- dijo y enseguida me relaje—Pero no te iras ileso, debes entender que esta oportunidad es única y si te atreves a robarme o atentar contra mi te morirás.- no había entendido a que se refería, cuando ya había disparado su arma y el ardor se hizo sentir enseguida en mi pierna.
Comencé a gritar del dolor, quemaba mucho y lo peor es toda la sangre que emanaba, él me había disparado y no solo eso, se había ido dejándome herido en el suelo y sin poder moverme. Apretaba con mi mano la herida, me dolía mucho estaba quemando, me quite la camiseta, con mi camisa hice una especie de torniquete y salí cojeando y llorando del lugar, era tarde por la noche, una patrulla paso frente a mí y se detuvo, rápidamente corrieron a mi ayuda, pero antes prestarme algún tipo de atención solo preguntaron que había pasado.
Uno de los oficiales se acercó a mí y se agacho a mi altura — ¿Qué paso chico?
No podía hablar, el dolor era insoportable, hasta que finalmente les dije. —Unos chicos, me dispararon para robarme mi dinero.- mentí, estaba en una zona muy peligrosa, sabía que no dudarían de un chico de mi edad.
Enseguida llamaron una ambulancia, no me salvaría del interrogatorio pero afortunadamente, obtendría lo que necesitaba atención médica.
…
Estaba en la habitación del hospital, un oficial ya había tomado mi ¨declaración¨ estaban esperando contactarse con algún familiar, como era de costumbre, nadie había respondido y ya me iban a enviar con bienestar familiar, no les di ningún dato de mi madre debido a que ella estaba delicada de salud y yo no permitiría que la molestaran por mi culpa.
Escuche decir a los médicos ¨El que le disparo tenía mala puntería, o simplemente el chico estuvo de suerte, la bala prácticamente lo rozo¨ todos comentaban, que el barón tenia buena puntería y yo no era del tipo de chico que tenía buena suerte, así que deduje rápidamente, que el solo me dio una lección o me hubiese dejado lisiado permanentemente.
Segundos después vi al barón entrar a mi habitación, acompañado por los médicos. — Sobrino.- me saludo. — Me han contado lo que sucedió, vamos a casa.- dijo.
Nadie puso objeción alguna, en el hospital todos estaban algo nerviosos y era porque en está zona ¿Quién no conoce al barón? Me dejaron ir con él, sus hombres, me llevaron en la silla de ruedas y fuera del hospital me esperaba un auto negro de vidrios polarizados.
—Levántate princesita.- dijo el que llevaba la silla, no dije nada solo obedecí, mi pierna aun ardía pero intente soportar el dolor, me subí al auto y el barón se sentó a mi lado.
—Todos mis hombres al ser bautizados, siempre lloran como niñitas por horas, quedan en esa habitación suplicando ayuda, no se mueven y de no ser porque me interese lo que pueden aportar en mis filas, los dejo morir desangrados.- revolvió mi cabello.- Tu por otro lado, has sabido contener tus emociones, eso me enorgullece, otro niño me hubiese delatado, serás un excelente aprendiz y desde ahora perteneces a mis rojos.- sonreí feliz, lo había conseguido, podría salvar a mi madre.
No importaba nada más, eso era lo único que verdaderamente buscaba, yo no valía nada pero ella lo valía todo.
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El Mafioso Marcus Hawkins
General FictionNuestro mafioso favorito tiene un oscuro pasado, podría sorprenderte lo difícil y cruel que él pudo llegar a ser, conoceremos en esta historia, una realidad que abraza a muchos y quiero que este tercer libro te deje una gran lección. Los invito a em...