capitulo 13

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Era muy tarde por la noche, todo el mundo estaba dormido, había decidido cremar a mi amigo, no tenía ánimos para atravesar todo lo que un funeral conlleva. Por otro lado; me parecía absurdo ver un montón de hipócritas a mí alrededor, diciéndome que me entendían, o que  me acompañaban en mi dolor, algo completamente falso y fuera de lugar.

Sujetaba la pequeña caja que me habían entregado, parecía completamente falso que los restos de Erick estuvieran allí, decidí enterrarla en la plaza donde solíamos estar siempre juntos, nadie se pudo percatar en qué lugar lo hice todo estaba desolado. Se suponía que era ilegal o algo parecido, pero no me importó.

Tenía las manos llenas de tierra, me puse de pie y las limpie en mi pantalón, recordé aquel día, cuando charlábamos debajo de este mismo árbol, donde hoy descansan sus cenizas.

¨—Si algún día llega a pasarme algo hermano, asegúrate de que me entierren justo aquí. — Sonreí, ya iba a comenzar con sus bobadas— He pasado la mayor parte de mi vida en este lugar, conocí amores, desamores y he compartido contigo excelentes momentos. — Sabía que se refería a su ex con lo  de amor y desamor— ¡Amo este sitio!, más que ningún otro, no sé cuál es el bendito empeño de algunas personas en irse de viaje o explorar otros lugares. Teniendo esta hermosa plaza aquí enfrente— el de verdad amaba esta plaza— Si me muero, entiérrame aquí debajo— señalo el árbol en el que estábamos sentados— Promételo— no tuve más que prometérselo.¨

Recordar todo lo que habíamos vivido me hacía sentir como la mierda, era una patada en medio de las pelotas, que me dolía demasiado, tanto que me había hecho llorar cual niño pequeño.


Desperté muy temprano en la mañana, con un lindo mensaje de parte de mi novia, donde me deseaba un feliz cumpleaños, acompañado por un video con fotos de nosotros y música romántica de fondo. Esta noche sería la cena con mis suegros y tenía el peor de los ánimos para conocerlos, mi amigo no tenía siquiera una semana muerto y yo ya iba a celebrar mi cumpleaños; era un completo hipócrita, tenía muchas ganas de cancelar todo, inclusive Kathy me había dicho que lo hiciera, pero la verdad es que no podía defraudarla una vez más.

Lo que le había pasado a Erick de una u otra forma, él se lo había buscado, no podía una vez más poner mi jodida vida por encima de ella y de su familia, esta vez no podía, ella merecía que le diera su lugar y haría todo por hacerla feliz, era lo único que me quedaba.

Me puse un bonito traje, el mejor que conseguí en mi guardarropa, el ruso me hacía vestir de esa manera, cada que teníamos reuniones con otras personas; más que nada porque según él ¨la presencia lo es todo¨ el señor Kosov, me repetía una y otra vez que siempre debía mantener el porte, para que nadie tuviera una visión errada de mí.

Respetaba su opinión intentaba en la medida de lo posible mantenerlo contento, él era muy condescendiente conmigo, en ocasiones me recordaba a Walter, en aquellos comienzos. Cuando me trataba de maravilla y luego al parecer se le acabó todo el tacto y comenzó a tratarme como una mierda, esperaba que no lo hiciera también el ruso, pero si lo hacía, no me dejaría doblegar por él, ni por nadie.

Conducía hacia el restaurante donde teníamos la reservación y al llegar pude ver a mi hermosa novia, vestida con un vestido de gala y a sus padres también de traje. Estaba casi seguro que ella se había encargado de decirles, que se vistieran de esa manera. El restaurante donde estábamos era uno bastante lujoso y obviamente no podíamos ir mal vestidos, o quizás no, nos dejarían entrar. Había un protocolo y una etiqueta que respetar.

Al llegar mis suegros me saludaron cortésmente, ya nos conocíamos, pero no habíamos tenido la oportunidad de sentarnos hablar tranquilamente. Más que nada, por qué mi suegro (aunque le había salvado la vida) me trataba como si fuera una cucaracha despreciable. Jamás fue irrespetuoso conmigo, pero con su manera de mirarme y de hablarme, era más que evidente el odio que me tenía.

El Mafioso Marcus HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora