capitulo 4

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Dos años después:

Llegamos al edificio, entramos sigilosamente y finalmente uno de los chicos logro abrir la puerta. Un fuerte aroma a marihuana apestaba el lugar, arrugue la cara, odiaba ese olor, los chicos enseguida sonrieron ellos eran fieles consumidores y si que amaban ese aroma.

—La fiesta inicio sin nosotros.- menciono Erick.

—Cállate.- le dije.- Ustedes por allá.- susurre y con mi mano guíe al resto, me había metido en problemas para salvar al padre de Kathy y ahora tendría que pagar, con lo que tanto pedí no hacer.

Tenía mucho miedo y no quería que le hicieran daño por mi culpa.

—No lo olvides, debes mandarle una foto y debes ser tu quien lo haga.- me recordó uno de los fieles guardaespaldas de Walter.

Estábamos en el apartamento, de un nuevo vendedor en el barrio, estaba ganando fama y debíamos impedirlo. Escuche disparos, esa era la señal, entre al apartamento indicado y antes de que pudiéramos ver con que nos habíamos topado una lluvia de balas nos recibió, estaba escondido tras un muro, mientras disparaba al azar, en los tiroteos, jamás herí letalmente a nadie, buscaba entre todos al encargo.

Finalmente lo vi, escondido tras una nevera, le apunte y sin que él se diera cuenta le dispare, justo en la frente. El enseguida cayó al suelo inerte, con los ojos abiertos, estaba frio y sin poder moverme, hasta que sentí como uno de los chicos me empujaba, cuando caí en sí, vi otro hombre apuntar a mi amigo y antes de que pudiera dispararle yo lo hice.

Erick enseguida me observo sorprendido, comenzamos a disparar y finalmente todos habían sido abatidos o huyeron, me acerque lentamente al cadáver del hombre que debía asesinar y le tome la fotografía, para posteriormente enviársela al barón.

Los chicos celebraban la victoria, mientras que yo, estaba internamente destrozado, había acabado con una vida en fracción de segundos, entendí que todo podía terminar en el momento menos pensado, me había convertido en un asesino y todo por salvar la vida, del padre, de la mujer a la que le había prometido no asesinar jamás.

Llegamos a la finca, había mucha música y todos celebraban, nos adentramos entre las personas y cuando vi al jefe este me sonrió, me acerque y enseguida me felicito.

—Después de tres años, finalmente has hecho tu deber.

—Jamás lo he defraudado señor.- dije serio.

—Lo se muchacho, solo que creí que te temblaba la mano a la hora de asesinar, pero ya veo que me equivoque eres todo lo que se necesita para ser de mis hombres.

Me ofreció una cerveza—Gracias.- le dije.- Señor yo…

—Si muchacho, ve a liberarlo.- dijo y asentí, le di una palmada a Erick y el corrió tras de mí, llegamos al potrero y abrimos la jaula donde tenían al padre de Kathy.

—Señor.- lo llame y él se escondió. — Soy Marcus.- le dije y salió a la luz. —¿Se encuentra usted bien?- le pregunte.

—Si muchacho.- dijo acercándose— ¿Ya me puedo ir? – pregunto.

—Sí señor, nosotros lo llevaremos.- el sonrió y nos siguió, lo subimos a una de las camionetas y le pedimos al chofer que lo llevara a su casa.

Antes de que el auto marchara el me hablo— Muchacho, ¿Qué hiciste para que me soltaran?- pregunto.

— Señor, no pregunte, si no quiere escuchar la respuesta.

El enseguida bajo la cara. — Lo siento muchacho, no quería que te metieras en un problema por mi culpa.

—No se preocupe, solo le pido un favor.

—Ella no lo sabrá por mí.- dijo y asentí.

—Gracias.- el auto se perdió en la noche y suspire aliviado, Kathy se relajaría cuando viera a su padre.

—Debiste dejar que el viejo le contara.- dijo Erick.

—De ninguna manera.Ella no me perdonaría jamás.

El encendió su cigarrillo—No fue tu culpa, fue el viejo el que se negó a pagarle a los nuevos, no podías quedarte en las calles por siempre.

—Sí, lo sé, pero no creí que el barón atentará contra ellos.

—Ni se te ocurra dejar que se enteren, que estás cortejando a la hija de los Mendoza, seria cuchillo para tu cuello.

—Imagino que él ya lo sabe.- el simple hecho, de que le pidiera que no lo asesinara y aceptara asesinar al jibaro a cambio de perdonarle la vida al señor Mendoza, es más que evidente que era por algún vínculo sentimental.

—De no ser por ti, el viejo estaría muerto.- comento Erick, en cierto modo el tenía razón, el que no paga vacuna se muere, ese es el dicho del jefe.

—Tienes razón.- le dije.

—¿Me acompañaras mañana?- pregunto y asentí, de ninguna manera me perdería ir al barrio, quería ver a Kathy así fuera un momento, ahora que había salvado a su padre, quizás él ya me deje hablar tranquilamente con ella.

Cada que me veía fuera de la tienda, me corría o comenzaba a insultarme, era un viejo odioso pero, también era la adoración de su hija y sabia a la perfección lo que era perder a un ser querido y jamás permitiría que ella tuviera que cargar la misma cruz que yo tenía.

El Mafioso Marcus HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora