capitulo 23

951 85 8
                                    

Un mes después

El último mes no había salido a trabajar; daba las órdenes directas a mis hombres, para que ellos se encargaran de todo. Me atrasé un poco con algunos de mis clientes, no tuve ningún problema por ello, aunque con Frédéric el líder de los rojos, Sí tuve uno bien grande, debido a que él se molestó porque no quise seguir haciendo negocios, uno que jamás logramos finiquitar, ya que no pretendía darle dolores de cabezas a Kathy y hasta que no se recupera del todo, no tomaría más tratos con nuevos clientes.

A él le molestó el hecho de que yo no quisiera venderle la mercancía que me pidió y la verdad es que no le tomé importancia al asunto. Amenazó con tomar represalias, pero no me preocupo, ya que mantenía custodiada a Kathy las 24 horas del día y me encontraba bastante tranquilo por poder estar a su lado casi ven todo momento.

Y si alguien quisiera interrumpir nuestra tranquilidad, se las veía conmigo y obviamente conseguiría una muerte segura. Estaba encerrado en mi oficina, firmando algunos papeles, cuando uno de mis hombres entro y me dijo que quería hablar conmigo, subí enseguida, pues estaba haciendo todo lo que ella quisiera para mantenerla tranquila y estaba funcionando.

Su líquido amniótico había vuelto a estar normal y mientras ella no esté estresada todo parecía tranquilo.

Subí las escaleras apresurado; abrí la puerta de la habitación, ella estaba sentada sobre la cama, vestida lista para salir, maquillada, bien peinada y olía exquisito, se veía muy tierna con su enorme vientre abultado.

—¿A dónde vas?— le pregunté confundido y ella me sonrío amable.

Se acercó y me dio un suave beso en los labios—Vamos cariño.— dijo y la observé un poco confundido.

—Tú y yo, no vamos a ninguna parte.— le recordé.

—Bueno, cómo te has portado muy bien conmigo, no me molestaré porque hayas olvidado nuestro aniversario.

—Amor nuestro aniversario fue hace un par de semanas.

—Si, lo sé, pero no me diste nada, así que decidí que hoy iríamos a cenar en un lindo restaurante. Sabes bien que me siento sola estando aquí y quiero salir a distraerme, no aguanto un día más en este encierro.

—Y tú sabes muy bien, que estamos bajo amenaza.— eso no tenía que recordárselo.

—Marcus los 365 días del año, estamos bajo amenaza y siempre seguí mi vida normal, ¿Qué es lo que te detiene ahora?

— Nada.— Mentí la verdad es que sí estaba un poco angustiado, por las amenazas de los rojos, pero no se lo iba a demostrar, ya que podría ponerse nerviosa.

—Vamos amor, por favor llévame a cenar.—suplico Kathy.

— Amor podríamos ir en otro momento, pero hoy no me siento seguro.— tenía una extraña sensación; mi nana me repetía una y otra vez que debía cuidarme, ya que ella también sentía muy raro, no era una persona supersticiosa, pero tampoco me gustaba tentar a la suerte.

—Marcus por favor vamos.— volví a suplicar, sus ojos se humedecieron, no quise que llorara y no me quedó de otra que aceptar su propuesta.

—Pero iremos a un restaurante lujoso, uno qué conozco bien y está bastante vigilado.

—No me importa a dónde me vas a llevar, sólo sácame de aquí hoy suplico y no pude decir nada más.

—Bien, quiero que te pongas algo guapo para mí. Así como yo me decidí poner guapa para ti, aunque sé que con estas curvas demás, no te debo provocar ni mal pensamiento.— menciono cabizbaja.

El Mafioso Marcus HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora