Capitulo 8

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“La campana de la salida había sonado, corría hacia la plaza donde siempre me esperaba mi madre, al verla ella me recibió con los brazos abiertos y me acurruco suavemente.

–Mami me hacías mucha falta.- le dije.

Ella me sonrío con dulzura y sus ojos se humedecieron–Mi pequeño, sabes perfectamente que no me gusta que estés triste y quiero que sepas, que en la distancia sigo cuidándote cada día.

–Mamá de verdad te extraño.-me abracé a su cadera y ella comenzó a acariciar mi cabello suavemente.

–Te amo hijo.- me dijo y comencé a llorar desconsoladamente.

–Mami no te vayas de nuevo.-le supliqué, pero ella suspiro triste.

–Dónde estoy tú no debes venir aun mi pequeño, pero quiero que te cuides, recuerda que siempre te dije que te mantuvieras alejado de esas personas malas y ya que no me hiciste caso, sólo te pido que te cuides, yo desde aquí te protejo, pero necesito que tú también lo hagas.

–¿Mamá de qué estás hablando?- le pregunté.

–Despierta mi pequeño, hablaremos otro día....

Me senté de golpe en la cama, estaba completamente sudado, a mi lado estaba Katy ella dormía plácidamente y no tuve la valentía para despertarla, dormía tan cómoda que no quise molestarla. Cuando se despertó yo estaba sentado en la orilla de la piscina, observando y analizando, ¿Que haría con mi vida? ella me abrazó por la espalda y oculto su rostro en mi cuello.

–¿Qué te pasa?- me pregunto.-¿En qué piensas? Sé honesto.- me advirtió.

Me gire, y la hice sentarse sobre mi–La verdad es que estoy pensando, en que ya no quiero seguir al mando de Walter, quiero mi propia libertad y sé que estando aquí jamás la conseguiré...

–Sabes perfectamente que no es tan fácil como crees, tú mismo lo dijiste, y no quiero que te lastimen.

–Nadie va a lastimarme, te lo puedo asegurar.- la tranquilicé.

–¿Con que si?, Bueno no te llevaré la contraria, sólo te voy a pedir un último favor.

–El que tú quieras amor.- acaricie sus mejillas y la bese.

Llévame a casa pidió y asentí, la tomé de la mano y salimos en busca de mi moto...

Estaba en mi casa, conversando con Erick.-De verdad hermano, tenemos que irnos, de esta porquería.

–Sabes perfectamente que si nos vamos, podrían arremeter en contra de la familia de tu novia.- me recordó.

Eso me hizo sentir mal.-Si, lo sé y eso me tiene muy preocupado.

–La única solución que le veo a todo el asunto. Es que le hagas pensar a los demás, que ya no te importa ella, al igual que su familia, para que cuando decidas irte... ellos no salgan lastimados.

Esa era una opción, lo intente pero no sirvió de mucho.–Es eso o asesinar a ese infeliz.- respondí.

Me observó horrorizado.–¡Asesinar a Walter!.- grito sorprendió.-¿Acaso te has vuelto loco?

–Realmente ya no sé, ni qué es lo que estoy pensando, pero no he podido quitarme de la cabeza, que si lo mató a él podremos ser libres.

–Cuando lo mates a el, otro quedará al mando.- tenía razón.

–Si, pero no seremos nosotros los que tengamos que servirle.- le recordé, según Walter, nuestro compromiso era única y exclusivamente con el, una vez me dijo que la única forma de que me alejara el, y saliera ileso era con el muerto.–¿Piensas seguir al mando de él toda la vida?

–La verdad es que no es lo último que quiero necesito otros horizontes y con él no los podré conseguir nunca ves a qué me refiero tenemos que armar un plan pero tiene que ser rápido.

–No podemos decirle nada a nadie, sabes perfectamente que en las filas hay demasiados idiotas, sapos, que fácilmente nos venderían con Walter, para ascender en sus filas.

–Soy consciente de eso, por eso estoy hablando contigo hermano, quiero que seas tú quien me apoye en esta idea.

–Y lo haré, créeme que lo haré, no te dejaré sólo en esto.

Erick y yo fuimos directo a la casa de Walter, afortunadamente había una fiesta en la finca, así que no sería demasiado difícil conseguirlo solo, seguramente en cualquier momento se iría a su habitación con alguna de sus putas.

Había dejado a Katy en su casa hacía unas horas y vi un movimiento extraño en el barrio, cosa que me inquieto un poco, sabía que estaban tramando algo y no daría ventaja para que lastimaran a su familia por mi culpa.

Cuando llegué baje enseguida de la camioneta y me tropecé con Ángela, una de las proxenetas del barrio.

–Marcus.- me saludó y la ignore, ella no me agradaba, por otro lado no me sorprendió ver chiquillas a su lado, niñas de 13 y no más de 18 años.

Sentí algo de repulsión al verla, pues ella se encargaba de llenarle la mente de cucarachas a todas estas chiquillas, prometiéndole riquezas falsas, pues todas las personas que estaban en este momento en la finca, no eran más que un montón de matones desgraciados, que lo único que harían por ellas es utilizarlas a su beneficio y claro, darle regalos que no le costaban demasiado, aunque para ellas eran mucho.

Erick quedó frío cuando entre la multitud vio a su ex novia, besándose con otro, reconocí al igual que el, a la pelirroja enseguida.

El me tomo de la camisa–Por favor dime que esa no es Rosa hermano.-dijo Erick y no fui capaz de llevarle la contraria, era obvio, su ex novia estaba sentada en las piernas de uno de los compinches de Walter.

Él quiso ir enseguida a sacarla por el cabello o algo similar, pero lo detuve.–¡Cálmate!- le advertí.

–No te estás dando cuenta, que ese asqueroso viejo está acariciando las piernas de mi ex novia.- se veía la furia en su mirada.

–Tú lo acabas de decir, es tu ex novia, no tienes porqué importarte, lo que esa muchacha haga.- lo tenía sujetado del brazo.

Forcejeaba conmigo–No me jodas Marcus, sabes perfectamente que amo a esa mujer y aunque estemos peleados, eso no significa que ella me tenga que estar haciendo esto, necesito explicaciones y me las tiene que dar.

–Pues no es el mejor momento, si quieres terminar con un tiro en la cabeza por culpa de ella... no lo permitiré, no dejaré que tú cometas una estupidez por culpa de una mujer.

–Tú estás dispuesto a cometer una estupidez por una, que no se te olvide.- me recordó.

–No es lo mismo.- intenté hacerlo entrar en razón.

–Si lo es.- grito.-Y que no te sorprenda Marcus, si un día de estos, ves a tu amada noviecita en la cama de alguno de estos cerdos miserables.

El Mafioso Marcus HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora