Capítulo 11

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7:05 am

El Sol estaba demasiado radiante y Alegre, contrario a mi ánimo, le di un sorbo a la segunda taza de café que llevaba en el día, era jueves por la mañana, miré a la cocina, estaba impecable, mamá se tomaba dos horas al día para limpiar toda la casa, para luego irse al trabajo y no volver más hasta las ocho de la noche, por otro lado papá suele salir a escondidas a las cinco de la mañana, justo antes de que yo me vaya a la escuela. Cree que no me doy cuenta, pero sí. Nuestra familia solía ser más unida, Daniela se levantaba a las seis de la mañana para hacerme el desayuno a mí y a Daniel, mientras nosotros nos preparabamos para ir a nuestros respectivos oficios, sonreían, se besaban, sus miradas reflejaban amor, no sé dónde, cuándo, ni porque, de repente todo empezó a cambiar, Peleas, lágrimas, todo el amor se fue esfumado poco a poco. No sabía lo complicadas que eran las relaciones amorosas ni lo dolorosas que podrían ser, y supongo que por eso no me había aventurado a entablar una relación con alguien, y es que siendo sincero, me asustaba, no quería tener una relación con alguien y terminar con el corazón deshecho.

Miré a mamá salir de su habitación con su pijama rosa, su oscuro cabello era una maraña y sus ojos estaban empequeñecidos y tenía grandes ojeras, sabía que su falta de sueño era por las noches en vela llorando por mi padre, ella pensaba que el la engañaba, pero no quería hacer frente a la situación por lo que simplemente daba por alto todo esto.

— Buenos... - Su voz sonaba apagada - Días.

— Buenos días Daniela -

— Respeta - Dijo frotando sus ojos

— Lo siento Mami - Dije poniendo mi cara lo más tierna posible.

— ¿Qué Haces despierto tan temprano?

— Tengo clases a las ocho, y quise ir a ver a Alison luego de desayunar.

— Está bien, ¿y qué vas a comer?

— Lo que sea. - Dije con aburrimiento

— Hagamos esto, cocinamos juntos, y yo te llevaré al hospital luego.

— ¿Y qué hay de tu trabajo?

Necesito pasar tiempo con mi hijo. - Dijo con una mueca parecida a una sonrisa.

Tenía razón, era una excusa perfecta para pasar tiempo con mi madre, durante los últimos dos años casi no pasaba tiempo con ella, desde que entre a la preparatoria empecé a adoptar nuevos hábitos los cuales consistían en pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa y la verdad es que empezaba a extrañar esos días "perfectos en familia"

— Me parece bien.

Se acercó a la despensa de la cocina y sacó una bolsa de harina, huevos, azúcar, sal y la leche.

Me levanté para ayudarla y empecé a encender la estufa, prepararía algo sencillo pero delicioso, Empecé a lavarme las manos, no era muy bueno cocinando, sólo sabía preparar los platos más sencillos y aquellos que no se requería de procedimientos complicados, ella en cambio, parecía desenvolverse con naturalidad, sorprendiéndome con sus dones culinarios y con la facilidad con la que manejaba los instrumentos batiendo la mezcla, partiendo los huevos. Se le daba bien aquella labor, aunque eso me hizo sentir insuficiente e inservible, pero vamos, era mi madre, no me quejé, notando que disfrutaba hacer aquella actividad en mi compañía.

— ¿Podrías colocarle la margarina al sartén?, Iré a bañarme, mientras tú vigila que no se quemen. - Dijo con una sonrisa antes de desaparecer por los pasillos.

Tardamos aproximadamente treinta minutos en terminar la comida, estábamos hambrientos y deseábamos devorar los deliciosos manjares que se presentaban frente a nosotros, miré a mi madre con una sonrisa triunfante y ella con orgullo, Llevaba su respectivo uniforme de trabajo, Llevaba puesto un conjunto de falda azul que consistía en una chaqueta femenina, una falda y unos tacones del mismo tono, también llevaba el cabello lacio y bien peinado hacia atrás, mamá trabajaba en contaduría, en una empresa pequeña pero eficiente.

Mas Allá De Lo Que Siento Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora