— Como pudiste dejar que tu hijo conduciera en esas condiciones? Esta ebrio, Daniel ¿te das cuenta la gravedad de la situación? No, no, no me digas que esto es mi culpa, es tu maldita culpa por dejarlo irse. Ahora te excusas... Siempre quieres victimizarte de todo, pretendes que sea yo la que me encargue de tus problemas ¡No quiero que vuelvas a acercarte a mi ni a mi hijo!
Y cuelga...
Me recuesto en la cama luego de escuchar un molesto silencio en la parte baja de la casa, supongo que mi madre a salido de casa o se a encerrado en su habitación, probablemente llorando, quisiera salir a consolarla pero sé que está enojada conmigo y no querrá escuchar mis palabras. Cierro los ojos deseando que todo acabara. Ayer por la noche mi madre me reprochó que no saldría de la casa hasta que pensara en lo grave que se está volviendo la situación conmigo, ella no lo sabe pero en este lapso de tiempo he reflexionado, y mucho.
— ¿Y ahora qué, Oliver?.- Me pregunto a mi mismo mientras contemplo la araña que cuelga de un hilo en la esquina de mi habitación.
Podrían pasar horas o incluso minutos, pero después de un rato, mi móvil se vuelve loco y empiezo a recibir mensajes y llamadas. Lo primero que siento es miedo, luego molestia y al final, resignación. Me levanto de lado para ver el remitente de esa llamada...
Era Ashley.
Hay que joderse.
Decido devolver la llamada y después de dos tonos contesta.
—Te he llamado —anuncia sin decir hola.
—Eh... Acabo de verlo, tenía el móvil apagado —miento e intento pensar en si la situación es tan grave como creo.
—Mi padre quiere que vengas aquí.
—¿Que?.- Le reprocho y me sale una risa incómoda.
— Dice que vengas cuanto antes.
— Ashley si esto es una mala broma para volver conmigo déjame decirte que...
— Ven ahora.
Su voz me suena inquietante, y no parece que me esté engañando. De pronto, no quiero saber de qué se trata. Son demasiadas emociones juntas y poco tiempo para procesarlas, y yo estoy física y mentalmente agotado.
Pero me decido que lo mejor es gestionar mis emociones si quiero que todos los problemas que asuelan mi vida terminen.
Así que lo hago.
Tomo una mochila roja que cuelga del perchero en mi habitación y meto mi celular, una hoja en blanco y un bolígrafo, luego tomo la copia de la llave de la casa y acomodó las sábanas y almohadas de modo que no se note que no estoy ahí, luego establezco una alarma de veinte minutos y me lanzó desde la ventana de mi habitación, cayendo sobre un arbusto que amortigua la caída y ensuciando parte de mi ropa, camino hasta el frente de la casa. Espero que mi madre me perdone por esto. Quizá tenga razón, he cambiado, pero tal vez no sea tan malo, o quizás sí. De todos modos no me quedo pensando en las consecuencias de mis actos que, por desgracia es otro punto más que añadir a la larga lista de cosas que basculan entre el «decir» y «hacer».
Corro hasta el hospital con una cosa en mente: Despedirme de mi mejor amiga.
Jadeo como si en lugar de correr lejos de la casa hasta el hospital acabara de correr un maratón, noto que han pasado cinco minutos así que me dirijo hacia la habitación y la veo, como siempre lo he hecho durante tantos meses, y, trago el nudo que de hizo en mi garganta y me acerco hacia ella.
— Alison...- Saboreo su nombre una última vez y tomo su mano.- Tu madre me dijo que te has recuperado después de la operación, y también me dijo que puedes escuchar a las personas, así que... tengo algo que decirte amiga.
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Mas Allá De Lo Que Siento Por Ti
Novela JuvenilLa paz y la tranquilidad con la que Oliver Jones esperaba afrontar su último año de instituto se han evaporado en el preciso instante en que el su mejor amiga es atropellada y dada oficialmente en Coma. Y este, es solo el primero de una serie de suc...