Capítulo 13

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Último beso

Desde muy joven tuve mis gustos ya definidos; me gustaban los hombres, punto. Me acepté porque no había nada de malo ser homosexual, no era un delito, no era una enfermedad contagiosa y no tenía porque sentir vergüenza. Pero sí sentía miedo, miedo por como reaccionaría mi familia. Y no ayudaba mucho teniendo a la madre más conocida entre las buenas familias, una madre que prácticamente desprecia a los homosexuales, con un hombre respetable como decía ella, no podía salir del closet.

Tuvieron que pasar unos años hasta que me armé de valor y pude confesarle a mi familia que era gay. Obviamente la única que casi me mata fue mi madre, desde ese momento me despreció y hasta fingió que no existía.

Con el apoyo de mi padre y el de mi hermana, me bastaba aunque me hubiera gustado que mi madre también me apoye. Mi papá desde que se enteró fue el mejor, era mi mejor amigo y sí era incómodo hablar con él de hombres pero me sabía entender. Mi hermana por otra parte era todavía pequeña pero igual que mi padre me entendía y me quería tal cual.

Cuando murió mi papá ni yo mismo supe cómo debía sentirme. Estaba perdiendo al hombre más importante en mi vida, a mi amigo, a la persona que me escuchaba, me respetaba y amaba como yo a él. Sentía que estaba perdido sin él y así me sentí por mucho tiempo.

Cada vez que vengo al cementerio a ver a mi padre no puedo contener mis lágrimas. Apenas llego a su tumba, mis piernas son tan temblorosas que caigo de rodillas y las lágrimas brotan.

- Oh papá, no sabes cuanto te echo de menos – sollozos fuertes se me escapan – te necesito tanto, necesito un abrazo tuyo, te necesito ver en casa sentado leyendo tu periódico. Extraño tanto oír tu risa. Extraño cuando entrabas por la puerta de la casa llegando de trabajar, siempre a la misma hora y como sacudías las llaves para que sepamos que llegaste – me tapo el rostro, como si alguien me fuera a ver – necesito tus consejos, necesito que me digas que puedo hacer... necesito un abrazo tuyo papá.

No estaba preparado para que mi padre se fuera tan pronto, no estaba listo y nunca podré aceptarlo porque lo quiero conmigo. Él fue el único que me ayudó, me apoyó, me respetó, y me aceptó tal cual era.

Es difícil soportar cada día que pasa sin mi padre, sé que a él no le debe estar gustando que yo esté llorando ahora mismo en su tumba, pero estando aquí junto a él, es el único lugar donde me siento tranquilo pero igual no me salvo de pensar en Emilio.

- Dios papá te necesito tanto – me siento en mis piernas y los sollozos se vuelven en llanto, amargo y doloroso.

En este mes he venido tantas veces al cementerio que seguro mi padre se levantará de su tumba y me echará de aquí, pero es que necesitaba desahogarme, sacar todo y más cuando me paro encontrando con Emilio por toda la cuidad.

Lo que no quería era verlo más y todo estaba en contra mía porque lo veía en el supermercado con la tal Aída, los dos parecían y se veían muy bien juntos, agarrados de las manos y ella con su vientre de embarazo, eran una pareja perfecta. Después lo vi saliendo de una clínica, supongo que por el bebé y mientras veía a Emilio que tenía una sonrisa al mirar lo que supuse era la ecografía de su bebé, toda pequeñísima esperanza de volver con él se esfumó por completo. Aunque ya sabía que no regresaría con él, me permití tener esa pequeña esperanza.

- ¿Por qué tendré una suerte de mierda en el amor papá? – le pregunto de nuevo sabiendo que no obtendré respuesta.

Mi padre sabía aconsejarme, el no era gay pero me entendía, me ayudaba cuando más lo necesitaba.

- ¿Es que acaso mi madre tiene razón en que por ser cabro, como ella dice, no tengo derecho a enamorarme?

Mi madre cada que tenía oportunidad me insultaba y me dejaba en ridículo. Por esas cosas mi padre y ella se peleaban todo el tiempo, en esos años yo me culpaba de todo porque, pues cuando aventé la bomba de que era gay, empezó todo problema en mi casa. Mi papá muchas veces me encontró llorando en mi habitación y trataba de calmarme diciendo que tenía que darle tiempo a mi mamá para que lo aceptara; ella nunca lo aceptó, mi papá murió y ahora todo lo que me dijo mi madre de que nunca sería feliz en el amor se hacía realidad.

Por Ti Volví A Creer *Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora