d i e c i s i e t e (I)

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Jeno sonrió cuando la muchacha frente a él lo tomaba de los hombros y hacía que se pusiese erecto nuevamente. En ese momento sintió unas ganas inmensas de apretar las mejillas regordetas de Hyerin, quien finalmente había aceptado sus disculpas pero se contuvo al ver como ella bajaba la mirada tensa cuando unas chicas cuchicheaban alrededor de ella.

-Vamos a un lugar más calmado.

La arrastró hasta el patio trasero donde en ocasiones fumaba para relajarse, un hábito que su noona le había pegado inevitablemente, en la vieja banca que se sentaron aún se podían ver los restos de colillas y algo de ceniza pero tomaron asiento de cualquier modo.

Él había escuchado los rumores, toda la escuela estaba enterada y por supuesto él no sería la excepción. Tal parece que finalmente ese tal Jaemin le rompió el corazón a Hyerin. Mejor para Jeno, con ese chico fuera de combate ellos podrían volver a tener la misma relación antes de que se alejasen. La de mejores amigos.

Las cosas finalmente podrían ser como antes. Renjun, Hyerin y Jeno. Ahora ellos seguramente le podrían apoyar y hasta aconsejar cómo alcanzar a su amada Haru.

Pero primero debía asegurarse de que ese chico, que ahora los miraba intensamente desde el segundo piso, dejase de interponerse por completo.

-Rin, ¿quieres salir esta noche? Un amigo dará una fiesta.

Lunes. Once de la noche. Le mintió a su madre y ahora su mano, pequeña, delicada, rechoncha, estaba apretando con fuerza la gigantesca y rasposa mano de Jeno. No solía ser así, la recordaba más suave y tierna, sin embargo desde que empezó a levantar pesas en el gimnasio empezaron a salirle callos en toda la palma. No le agradaba. Ya no se sentía cálida.

-¡Hyung!

El grito no funcionó mucho, así que ambos se abrieron paso entre los cuerpos sudorosos que se meneaban al ritmo de una canción americana hasta alcanzar a un chico con el cabello desordenado y tintado de un rojo brillante que resaltaba a pesar de la poca iluminación en el ambiente. Hablaba con otros dos que parecían más o menos de la misma edad de ella y Jeno, el pelirrojo se veía que era mucho más grande.

-¡Jeno-ssi! Llegaste niño y trajiste una linda  chica, eh -el más grande revolvió el cabello de Jeno mientras los otros dos chicos solo la miraban con curiosidad.

-Hyung, ella es Hyerin. Mi mejor amiga -no pudo evitar el sonrojo que llegó a sus mejillas y dio un paso atrás de Jeno. El más alto sonrió haciendo un saludo con su mano.

-Hyerin, hola. Mi nombre es Taeyong y estos dos mocosos son Mark y Donghyuk.

-Yah~ Dime Haechan, todos lo hacen -dijo el del cabello más claro y con una sonrisa enorme pintada en el rostro antes de tomar su mano y moverla de arriba abajo frenéticamente- Oye, te me haces familiar... Mhm ¿Cuándo naciste?

-Soy de Octubre del 2000...

-¡Entonces soy Haechan Oppa! ¡Ay!

-¡No seas ridículo Haechan, son del mismo año! -el otro chico le dio un golpe suave en la nuca que hizo que le suelte finalmente la mano-. Puedes llamarme Mark Oppa.

Ella asintió sonriendo tímida y algo divertida a ambos cuando empezaron a discutir entre ellos y miró a Jeno que masculló un "te acostumbras".

-Quiero presentarte a alguien -dijo, mirando de un lado a otro- Hyung, ¿y noona?

-En algún lado haciéndolo con Taemin, ya sabes cómo son.

Hyerin, que lo conocía más que a nadie, pudo ver como su rostro se arrugaba en una mueca con los labios apretados y la nariz arrugada. La decepción plasmada en su rostro. Él apretó su agarre, dolía su tacto rasposo y ella decidió soltarlo. Jeno ni siquiera pareció notarlo. Tampoco lo hizo cuando los dos chicos le daban una bebida y la arrastraban a la pista de baile, cada uno con una sonrisa gigantesca que le daba pena dejarlos.

No volvió a ver a Jeno esa noche. La dejó completamente olvidada en una fiesta repleta de desconocidos. Él, a pesar de ser aún un caballero, no pudo entender que para una chica como ella estar en un lugar nuevo, una fiesta repleta de chicos mayores que podrían acercarse a ella con malas intenciones podría ser realmente peligroso.

Pero no se sintió triste o asustada en ningún momento. Aunque ella no era capaz de entenderlo. Mark y Haechan le dieron la confianza para que pueda disfrutar un rato y olvidarse de Jaemin, su corazón roto y de las estúpidas de sus compañeras.

Bailó, bebió, hizo una amiga haciendo fila al único baño de la gigantesca casa y se olvidó por un segundo de sus inseguridades. Todo sin la ayuda de quien ella antes creía sería capaz de salvarla.

-Ey, Rin, ¿estás saliendo con Jeno o algo así?

Dio un sorbo a su bebida frutada antes de responderle a Mark, quien ya había sobrepasado un poco su resistencia al alcohol e intentado coquetearle un par de fallidas veces. Estaban de regreso en la pequeña sala, lo tres conversando algo lejos del barullo, los gritos y la música.

-Solo somos amigos -dijo, notando la mirada de Haechan y sintiendo sus mejillas calentarse. Tambaleó. El alcohol estaba teniendo efecto sobre ella también.

-Realmente creo que te he visto en algún lado -murmuró Haechan pasando un brazo sobre sus hombros para estabilizarla. Ella lo abrazó por la cintura-. Estás borracha.

Mark se rió un poco. -Obvio.

-Deberías ir a casa, son casi las tres y Jeno no me contesta el móvil.

-¡Jeno es un tonto! Tooonto, Jeno -dijo señalando un punto en el techo y haciendo un puchero con sus abultados labios- Me trae a una fiesta y me deja sola.

-Va, ¿alguien puede venir a buscarte? Debo encargarme de este otro.

-Mhm -dijo adormilada, apoyando su rostro en el pecho calentito del chico-. Sólo quiero a Jaemin, ¿puedes traerlo?

-Bueno, dame su número. Ey, Rin, no te duermas. Desbloquea tu móvil.

Haechan tuvo que llamarlo dos veces cuando finalmente escuchó a alguien somnoliento del otro lado.

-¿RinRin?

-Mhm, hola. Soy Haechan.

Jaemin solo conocía a alguien apodado así.

-¿Donghyuk? ¿El vecino de enfrente?

-Wao, ¡¿Nana?! Qué pequeño es el mundo, joder -la chica en sus brazos empezó a balbucear tontamente. Mark ya estaba completamente dormido de pie- Eh..., No puedo explicar mucho ahora, soy amigo de Jeno, ¿puedes venir por Hyerin? Está algo ebria y...

-Dame la dirección.

-Sí, te la mando por mensaje...

Pronto el muchacho corrió a su armario y se colocó la primera polera que encontró, tomó las llaves de su coche y salió apresurado. La dirección le llegó como un mensaje y agradeció al cielo porque Hyerin estaba acompañada de Haechan, un viejo amigo de la infancia con el que a veces se juntaba y que confiaba.

Pero eso no lo dejaba totalmente tranquilo. Tenía un mal presentimiento en el pecho.

Cute Boy » LEE JENO✔️«COMPLETA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora