Capítulo 14

35 12 0
                                    




Hoy al fin es sábado y me despierto llena de energía, miro el reloj y son las 11:00.

Si mis cálculos no fallan, solo estarán despiertos Nam y Hobi, Ever es una marmota y hasta la una de la tarde no revivirá.

No me apetece mucho estar con los chicos, porque sé que no habrán desayunado y van a cogerme de chef, pero por otro lado, tengo muchísimo antojo de tortitas, así que voy a ordenar la habitación y bajaré.

Empiezo por guardar toda la ropa que tengo en la silla del escritorio, sacar la cesta de la ropa sucia para poner la lavadora y ordenar un poco mi mesa. Luego hago la cama para terminar y bajo a la cocina.

Me sorprende ver que en mi casa no hay nadie, o al menos eso parece. Así que voy a la cocina y decido hacer primero las tortitas y luego llamar a toda la plebe.

Saco un huevo de la nevera, harina, leche, levadura, azúcar y sal. Mido las cantidades, bato todo y empiezo a hacerlas en una sartén que de milagro, aún no pega.

Cuando ya llevo seis hechas, no hace falta que vaya a buscar a nadie, porque uno a uno van apareciendo por la puerta atraídos por el olor y se sientan en la mesa con los cubiertos en las manos, esperando para devorarlas.

La última en llegar es mi amiga, que saca la mermelada, la Nutella y el sirope de arce para aderezar nuestro desayuno. Cuando termino, pongo tres tortitas en cada plato y los voy pasando a mis hambrientos amigos.

- Que Dios bendiga estos alimentos.- Dice Ever.

- ¿Desde cuándo tú das las gracias a Dios?- Responde Nam arqueando una ceja.

- Desde que tu hermana se levanta temprano para hacer el desayuno, eso solo puede ser una obra divina. Un milagro

Los cuatro nos reímos y seguimos comiendo entre bromas.

El resto del día pasa rápido, Ever y yo vemos una de esas películas que te dejan el cerebro a punto de explotar porque no entiendes nada de lo que has visto, cuando acaba la comentamos y luego cada una se pone con su móvil para revisar las redes sociales. Parece que todo el mundo hoy tiene planeado salir de fiesta.

Vemos la hora y son casi las seis. Decidimos empezar a prepararnos porque somos unas tardonas cuando se trata de prepararnos para algo importante, y si no empezamos ya, no estaremos listas para cuando los chicos vengan por nosotras.

Ever es la primera en meterse a la ducha. Yo mientras, busco que ponerme y opto por un bonito mono de manga corta color negro con escote en pico, le añado un cinturón para que no parezca tan soso, medias transparentes para que se me vean las piernas más bonitas. Cojo un bolso de fiesta rojo con pedrería y unos tacones del mismo color para resaltar un poco más.

Ever sale de la ducha y al ver lo que voy a ponerme, dice:

- Hija de puta, ese mono te hace unas tetas que no te mereces.

- Son las tetas que tengo, Everly.

- Te odio.

Se da la vuelta de forma dramática y va a su habitación con una idea de qué puede ponerse ella.

Mientras, me meto a la ducha. Intento no tardar mucho lavándome y desenredándome el pelo, pero los nudos en mi cabello me hacen la tarea muy difícil.

Cuando acabo de secarme el pelo con el secador, salgo y voy a mi habitación para maquillarme.

Quiero verme diferente a todos los días, así que me decido por un look bastante potente.

Hidrato mi piel y añado un primer. Me pongo base de maquillaje con acabado natural, corrector de ojeras, bronceador, iluminador y un poco de colorete. Para los ojos me decanto por un smokey eye negro y un labial rojo a juego con los complementos de mi outfit. Finalmente pulverizo en mi rostro un spray y me abanico para secarlo.

EL ARTE DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora