Capítulo 33

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Al día siguiente, el timbre de la casa de Ever no para de sonar y me despierta. Miro el reloj: es la una de la tarde. Mi amiga está dormida como un tronco a mi lado, así que me desperezo y voy hasta la puerta, cuando abro veo a Jungkook con una maleta enorme y una sonrisa de confusión.

- ¡Hoon, hola! Pensé que esta era la casa de Ever, supongo que miré mal la dirección... ¿Qué tal estás?

- Sí, esta es la casa de Ever, me quedé anoche a dormir y ella aún está roncando. Pasa.- Le digo haciéndome a un lado.

Él asiente y entra en la casa. La verdad es que he sido algo seca con él, pero es que me acabo de levantar y no tengo ganas de hablar, sino de volver a la cama y dormir. Lo guío hasta el piso de arriba y cuando llegamos a la habitación de mi amiga, le digo que voy a preparar el desayuno en lo que ellos se saludan. Antes de ir a la cocina decido ir al baño para asearme y no parecer un zombie.

Estoy haciendo sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada cuando vuelve a sonar el timbre.

Joder, ¿quién será ahora?

Abro la puerta y la mandíbula me llega al suelo.

- ¡¿KAI?!-. Grito.

- ¡Aloha preciosa!-. Me saluda dándome un gran abrazo. Me levanta mientras me abraza y mis pies dejan de tocar el suelo.

- ¿Qué haces aquí? Pensé que no vendrías hasta dentro de unos días.

- Quería que fuera una sorpresa-. Dice besándome en la mejilla.

Su presencia después de tantos años sigue haciendo que se me acelere el corazón. Dios, que guapo es: sus ojos almendrados color miel, su hoyuelo en la mejilla izquierda, su pelo largo, su piel  morena de estar todo el día bajo el sol... Está tal cual lo recordaba, quizás algo más fuerte y... ¡Tatuado! Tiene un tattoo que le cubre todo un brazo con motivos maoríes y polinesios.

Le ayudo a subir la maleta al piso de arriba y justo cuando estamos saliendo de la habitación de invitados, Ever sale al pasillo con Jk y se queda mirando con los ojos abiertos.

- ¡¿Cuando has llegado?!-. Mi amiga pregunta mientras corre a los brazos de su hermano como si no lo hubiera visto en mucho tiempo.

- Hace literalmente dos minutos-. Ríe él.

Miro a Jungkook y su cara es un poema. Un chico más alto, más moreno y más musculoso que él está abrazando a su chica en su propia casa. Literalmente veo como suenan todas las alarmas posibles en su cabeza y no me puede resultar más cómico.

- Bebé, este es Kai, mi hermano-. Los presenta.

Jungkook suspira como si hubiera estado conteniendo el aire por un rato y se ve notablemente aliviado con la información.

- Encantado Kai. Yo soy Jungkook-. Le sonríe.

Ambos chicos se estrechan las manos y el hermano de Everly lo inspecciona de arriba a abajo con los ojos entrecerrados, analizándolo con detenimiento. Si algo tienen en común Kai y Ever es que son muy buenos juzgando a las personas, su intuición no les suele fallar.

- Encantado Jungkook...- sus ojos se cierran más aún y su nariz se arruga-. Solo hay algo que te quiero dejar claro: como le hagas daño a mi hermana cruzo los 7502 kilómetros que hay desde Hawaii hasta Corea para darte una paliza-. Termina la frase amenazante con una sonrisa haciendo que aparezca su hoyuelo.

Normalmente el acento de Kai es muy gracioso, ya que no suele hablar en coreano y se le nota mucho que es extranjero, pero cuando se pone serio su voz se torna muchísimo más grave y llega a resultar temible de verdad. Los dos hermanos tienen el mismo mal humor.

EL ARTE DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora