Capítulo 46

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Después de ducharme solo me apetece meterme en la cama y dormir por semanas, así que me dejo caer en el colchón como una hoja en medio de la acera, agotada por el día lleno de emociones que he tenido.

Everly se empeñó en dejar a Jk en el sofá para quedarnos juntas en nuestra habitación, pero me negué en rotundo. Así que al final ellos dos se quedaron en la habitación que era de mi tía y yo estoy en donde se quedaban Yoongi y Jin, que se ofrecieron sin ningún problema a dormir en el sofá.

Suspiro.

Por una parte siento que todo a mi alrededor se ha tambaleado hasta caerme directa en un pozo, pero mis amigos han estado ahí para apoyarme, para sostenerme y evitar que vuelva a caer en un agujero negro. Por otro lado, me siento aliviada. Siempre supe que algo no iba bien dentro de mí, como si faltara una pieza del puzzle y yo constantemente ignorara que había un vacío. Intentándome convencer de que todo iba bien.

Cruzo los brazos por encima de mi cabeza y miro el techo pensativa, inmersa en mis pensamientos.

Las sesiones con el Doctor Kang nunca funcionaron, y tengo la ligera sospecha de que lo que querían era que no recordara. Las veces que iba a terapia nunca hablábamos del accidente, y si lo hacíamos era de manera superficial, evitando entrar en detalles. Evitando que recordase.

Escucho unos pasos y levanto la cabeza para saber quién ha entrado a la habitación.

Es Yoongi.

Al darse cuenta de que lo estoy mirando me saluda.

- Hey.

Me siento en la cama pegando mi espalda al cabecero y cruzo las piernas.

- Hola.- Le respondo mientras miro hacia mis manos vacías.

La carta la dejé justo en la mesita de noche que está a mi lado. Siendo incapaz de abrirla y leer todo lo que dice.

Yoongi cierra la puerta y camina quedando a unos pasos de la cama. Puedo ver claramente que se siente un poco incómodo y sin saber qué hacer.

Sonrío ligeramente y me deslizo hacia un lado, haciéndole sitio para que se siente a mi lado. Mi gesto hace que él también sonría un poco y lo veo acercarse lentamente hasta donde estoy. Se deja caer a mi lado e imita la postura que tengo, cruzando las piernas.

Nos quedamos en silencio, esperando a que alguno de los dos diga algo, pero pasados unos minutos ninguno abre la boca.

Yoongi no es muy expresivo que digamos, pero solo el mero hecho de que esté aquí, a mi lado, es suficiente para saber lo que pretende: apoyarme.

- Esto es tan frustrante -hablo sorprendiéndonos a los dos-. He recordado solo una cosa y no es ni la mitad de lo que ocurrió. Quiero recordar, saber qué pasó exactamente ese día. Porque estábamos en el coche, pero no sé el motivo, y estábamos discutiendo, y aunque sé el motivo, quiero recordar cada detalle, recordar por qué dije lo que dije, por qué estaba decepcionada. Aunque para qué mentir, seguro que era porque estaba drogada y me había prometido que lo dejaría, que iba a mejorar por ella, por nuestra familia, por mí...

Suelto mis pensamientos en voz alta, sincerándome con el chico que tengo a mi lado.

Mis ojos se llenan de lágrimas al pensar en ella, en esa imagen tan clara que tengo del momento en que me dijo que quería ser mejor persona y salir del agujero donde se encontraba.

Intento contener el llanto, pero en cuanto Yoongi me abraza de repente, dejo de resistirme. Lloro sin vergüenza y sollozo entrecortadamente, dejando salir toda la frustración que siento, el dolor que me causa toda esta situación.

EL ARTE DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora